En Venezuela hay una «dictadura» y debe elegirse «un nuevo gobierno con legitimidad democrática que le permita al país salir del pozo», afirmó el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.
«Lo que pido en este momento es que cese toda represión contra manifestantes en Venezuela, que se le permita a la gente expresarse en libertad», indicó en una entrevista con BBC Mundo.
Almagro dijo que la resolución del Consejo Permanente de la OEA el lunes, estableciendo que en Venezuela hay una «alteración inconstitucional del orden democrático», fue un paso clave para tomar acciones respecto al país, que podría ser suspendido de la organización.
Si la crisis venezolana no se resuelve antes, este deberá ser el tema fundamental de la próxima Asamblea General de la OEA en junio, sostuvo.
Y señaló que, a través de su canciller Delcy Rodríguez, el gobierno venezolano de Nicolás Maduro se mostró el miércoles cerrado a recibir posibles gestiones diplomáticas.
Lo que sigue es una síntesis del diálogo con Almagro, un ex canciller uruguayo que rechaza que la OEA haya sido hasta ahora poco efectiva en sus reclamos a Caracas.
Usted ha hablado varias veces de una alteración del orden constitucional en Venezuela, le ha dicho al presidente Nicolás Maduro «dictadorzuelo» y ha afirmado que tarde o temprano la democracia volverá a ese país. ¿Cómo califica entonces el gobierno que tiene Venezuela en este momento? ¿Es una dictadura o una dictablanda a su juicio?
Es muy importante que nos peguemos a los conceptos que utiliza la resolución recientemente aprobada por el Consejo Permanente de la OEA. Hay en Venezuela una alteración del orden constitucional, una violación del orden constitucional.
Definitivamente es un concepto de dictadura. Es un concepto en los cuales todos los parámetros garantistas y de principios y valores que contienen los sistemas constitucionales de democracias representativas han sido completamente eliminados y destruidos por un régimen que no respeta la separación de poderes ni las garantías individuales, que tiene presos políticos, que es indiferente a una crisis humanitaria y social sin precedentes en el país.
Entonces eso es lo que se aplica a Venezuela, es lo que dicen nuestros informes y es el contenido de la resolución aprobada por el Consejo Permanente.
¿Es una dictadura entonces a su juicio?
Sí.
Ante esta situación, ¿ha tenido algún efecto concreto la última resolución de la OEA que llama a realizar gestiones diplomáticas adicionales en Venezuela?
Nosotros tuvimos ayer la visita de la canciller del régimen venezolano. Ahí definitivamente hicieron algunos planteos sobre el tema y se mostraron muy cerrados a cualquier posibilidad de trabajo en conjunto y de gestiones diplomáticas que colaboren para resolver el tema en Venezuela.
Pero sí queda claro que el foro de discusión para la recuperación de la democracia en Venezuela —y el que utiliza al responder Venezuela— es el de la Organización de Estados Americanos.
Los trabajos de la Organización de Estados Americanos deberán continuar.
¿Algo más que pueda decir sobre esto?
Lo que pido en este momento es que cese toda represión contra manifestantes en Venezuela, que se le permita a la gente expresarse en libertad y que no sean víctimas de violencia por eso.
Ningún venezolano puede sufrir el atropello de la autoridad por salir a pedir democracia en Venezuela.
Usted viene advirtiendo sobre lo que pasa en Venezuela desde el año 2015. Estamos a 2017 y esto puede parecer para muchos latinoamericanos apenas una resolución más entre otras que se han aprobado. ¿Está realmente conforme con lo que ha logrado? ¿O también hace una autocrítica sobre la poca efectividad de la OEA para resolver un problema que señala como muy grave?
No, al contrario. Si uno ve, es la primera resolución que la OEA toma sobre Venezuela en la cual se reconoce que hay una alteración del orden constitucional. O sea, es un paso muy importante.
Hoy la mayoría de los países del hemisferio está diciendo que Venezuela no está viviendo en democracia. Ese es el punto de partida fundamental para las acciones ulteriores que tiene que tomar la organización y cualquier organización subregional. Porque definitivamente los parámetros de defensa de la democracia están reflejados en esa resolución respecto a la situación y la crisis que vive el país.
El paso que se ha dado es fundamental. A partir de ahí, obviamente que las gestiones diplomáticas están encaminadas al restablecimiento de la democracia en Venezuela. Pero teníamos que partir de este punto que es ese reconocimiento de esa situación de facto que vive el país.
En su último informe sobre la situación de Venezuela, el 14 de marzo, planteó que el país tenía que ser suspendido inmediatamente de la OEA, usando la Carta Democrática, si en 30 días no convocan a elecciones generales y libraba presos políticos, entre otras recomendaciones que no se han cumplido. Ese plazo se cumple la semana que viene. ¿Qué va a pasar en concreto ahora?
Nosotros hemos planteado una hipótesis ideal de agenda. Hubiéramos querido que el gobierno venezolano definitivamente caminara en esa dirección, porque para el país es muy importante.
Cuanto antes se restablezca la democracia en Venezuela, mejores son las condiciones de recuperación del país. Un país que está siendo saqueado completamente en todos sus recursos materiales y minerales, que ha desactivado completamente su aparato productivo y que está viviendo una crisis social sin precedentes.
Venezuela hoy necesita recuperarse. Eso solamente se puede lograr con un gobierno legítimo. Por eso, cuanto antes Venezuela tenga un gobierno legítimo, menos grave va a ser la crisis social y económica en el país.
Si las elecciones en Venezuela fueran en tres o seis meses, las posibilidades de deterioro van a ser de determinada proporción. Pero si demoran estas elecciones un año, la crisis económica, social y humanitaria se va a haber agravado. Si las elecciones se van a dos años —de ningún modo puede pasar esto— las condiciones de saqueo de ese país van a ser todavía mucho peores.
Acá tenemos un problema grave. Es imprescindible para Venezuela recuperar la legitimidad democrática: un nuevo gobierno con legitimidad democrática que le permita al país salir del pozo en que se lo ha metido.
Pero usted planteó un plazo de 30 días. ¿Ese plazo es flexible?
Es un planteo de la Secretaría General en función de condiciones ideales que deberían darse, por el hecho de que un país está viviendo un régimen de facto y una alteración del orden constitucional, como ha sido reconocido por los países.
Eso después también tiene que ver con los plazos diplomáticos y los manejos de la situación. Es una sugerencia de la Secretaría General. No me voy a frustrar por eso. Sí voy a seguir empujando para que en Venezuela haya una salida democrática lo antes posible. No tenemos que verla en términos de si me paso 10 minutos, pero sí cuál es el objetivo y la urgencia que tiene ese objetivo del restablecimiento de la democracia en Venezuela.
Está claro, pero usted mismo ha criticado que el diálogo se ha utilizado como cortina de humo para darle aire al gobierno. ¿Cuál es el plazo límite por el cual Venezuela tiene que quedar suspendida de la OEA?
Este tema sería muy positivo para Venezuela que se resolviera antes. Pero si no, va a tener que ser el tema fundamental de la Asamblea General (de la OEA). Eso es del 19 al 21 de junio del corriente año.
Usted ha invertido mucho esfuerzo personal en este asunto. Si todo continúa igual y para esa Asamblea General Venezuela no es suspendida, ¿usted seguirá siendo secretario general de la OEA? ¿O se replanteará el mandato que tiene?
Pero esto no es un tema personal; es un tema absolutamente institucional. Yo no puedo tener reacciones personales sobre un tema de gravedad como el que estamos hablando. Es un tema que tiene que tener una solución y una salida institucional por la cual tengo que seguir bregando.
No voy a salir de la cancha. Voy a bregar con más fuerza y más ahínco para empujar las soluciones, en todo caso y siempre.
¿Cuánto perjudica a Venezuela el hecho de tener una oposición dividida?
Pero yo no divido a la oposición venezolana. Ese no es un trabajo mío y nunca admitiré ese trabajo. Ni divido a la oposición ni divido al gobierno. Trabajo sobre la base de principios y valores del sistema interamericano vinculados a la democracia y los derechos humanos.
Pero usted también ha hecho referencias a la oposición. ¿Cree que de alguna forma la posibilidad de lograr una salida a este problema que vive Venezuela está siendo limitada…?
La salida democrática se la debe a la gente; no es de ningún partido político,como el referéndum revocatorio no pertenecía a ningún partido político. Eso es una responsabilidad —como lo dice la propia Carta Democrática en el artículo 1— con el pueblo venezolano.
No podemos entrar en especulaciones de naturaleza partidaria. No me corresponde y no me interesa.
El presidente boliviano, Evo Morales, dijo que la organización ha vuelto a ser un «ministerio de Colonias». ¿Le preocupa que todo esto pueda generar un cisma en la OEA?
El trabajo de la organización ha dado garantías a todos, sin distinción ideológica. Y eso se sabe en el continente. Nos plantamos en los temas que haya que plantarse sin ninguna consideración ideológica.
Por lo tanto, hoy la organización tiene más confianza que la que podía haber tenido al comienzo del trabajo en este tema.
Los defensores de Maduro también cuestionan que usted sea tan firme con el gobierno de Venezuela mientras el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, busca deportaciones masivas de inmigrantes latinos y construir un muro en la frontera con México… ¿Qué responde a esto?
Eso es un despropósito y es gente muy ignorante la que opina eso. Mis expresiones al respecto han sido públicas y le sugiero a la gente que las lea.
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