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El venezolano se las ingenia para mantenerse informado

Ante el silencio de los canales de televisión nacionales en la actual coyuntura que vive el país, los ciudadanos han ideado estrategias para enterarse de lo que ocurre a través de las redes sociales, medios extranjeros y el uso de aplicaciones como Whatsapp y Periscope

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Si en algún momento quedó en evidencia la censura y la autocensura que existe en los canales de televisión fue precisamente durante las últimas dos semanas. Cuando el TSJ emitió las sentencias que rompieron el hilo constitucional –utilizando palabras de la fiscal Luisa Ortega Díaz– en la pantalla chica no se vio en ningún momento lo que estaba ocurriendo en el país. La crisis política aumentó con el pasar de los días y la televisión venezolana –el medio masivo por excelencia, el que sube cerro– optó por el silencio.

La ausencia de CNN en Español, sacado del aire en el país el 15 de febrero por orden de Nicolás Maduro, se ha hecho notar. El canal de noticias era el único que informaba mientras las señales locales elegían cumplir el numeral 4 del artículo 24 de la Ley Resorte: no transmitir imágenes que generen zozobra.

¿Pero no genera más zozobra la desinformación? Norma Gómez dice que sí. A los 75 años de edad, la maestra jubilada usa Twitter de manera limitada porque el único medio por el que consumía información era la televisión. Cuando salió del aire la cadena estadounidense, hizo zapping y consiguió otros canales. Los noticieros del colombiano Caracol TV, el alemán Deutsche Welle y el español 24 Horas se convirtieron en las ventanas que le permiten conocer la situación del país.

Pero Gómez dice que quien la mantiene mejor informada es su hija mayor, que vive en Estados Unidos y la llama hasta 5 veces al día para contarle lo que está sucediendo. Así se enteró de la publicación de la sentencia 156, con la que el Tribunal Supremo de Justicia se atribuía las funciones del Parlamento, el miércoles 29 de marzo.

“Estaba en la cola para comprar comida cuando me llamó mi hija”, recuerda y confiesa que en ese momento no entendió la magnitud de la situación. Al día siguiente, al no tener información, ella y otras vecinas se trasladaron al centro de Caracas “para averiguar lo que pasaba”. Pero en la calle tampoco encontraron respuestas.

La televisión ha reducido la información a las emisiones de sus noticieros. A destiempo, para muchos. En cambio, algunas emisoras de radio el martes, mientras las fuerzas de seguridad del Estado reprimían a los manifestantes opositores en la avenida Libertador, transmitían pases en vivo. Asegura Fabiola Medina, de 38 años de edad, que estaciones como Éxitos 99.9, RCR 750 AM y Onda 107.9 la acompañan en su carro, casa y oficina.

“Escucho a César Miguel, Román Lozinski y a Nelson Bocaranda, entre otros”, indica Medina. Señala, además, que ha hecho una curaduría en sus redes sociales que le ha permitido mantenerse actualizada. Navega a diario y busca información en las páginas de noticias; sigue a periodistas especializados en Twitter, Instagram y Facebook; y es suscriptora de Vivo Play, que transmite en vivo todos los acontecimientos del país.

Lo mismo hace el comunicador Christian Ojeda, de 31 años de edad, que vive en Barcelona, Anzoátegui. Aunque ejerce su profesión en un canal de televisión, dice que ha recurrido a las redes sociales y que sigue solo cuentas oficiales. Para el periodista, Periscope y las transmisiones de streaming de los políticos se han convertido en un insumo necesario. “Todas esas herramientas me han permitido acercarme a los acontecimientos y a la realidad que lamentablemente no aparece en las pantallas de manera oportuna”, expresa.

Ojeda hace referencia al artículo 58 de la Constitución: “Toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin censura, de acuerdo con los principios de esta Constitución”. Y Mauricio Ginestra se pregunta: “¿Es oportuna la información cuando los noticieros de los canales nacionales transmiten en la noche las imágenes de la represión que ocurrió en la mañana?”.

Ginestra vive en Miami y mantiene una dinámica particular con sus padres. El comunicador social, de 34 años de edad, prepara un boletín informativo que envía en las mañanas y en las noches a su familia en Ciudad Bolívar. “Tengo que redactar las cosas muy bien y explicarles todo. Además, tengo que prepararme para sus preguntas porque mis papás son muy agudos y no dejan escapar los detalles. Desde que en Venezuela salió del aire CNN en Español hemos adoptado esta manera de hacer las cosas. Si no, ellos no se enteran de nada”, asegura.

A la casa de María Fernández en Maracaibo llegan los vecinos para confirmar las noticias. El ama de casa de 64 años de edad tiene lo que muchos considerarían una ventaja, especialmente en esta situación: un hijo periodista que trabaja en un diario de circulación nacional. Dice que lo llama cuando le llegan cadenas por Whatsapp y quiere saber si se tratan de rumores.

“Yo soy una persona seria, no me gustan las informaciones falsas. Me gusta mantenerme actualizada, pero ya la televisión no dice nada. También ayudo a que mis vecinos no crean todo lo que dicen por ahí”, dice

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