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Manos protegidas

Nos visten, nos alimentan, trabajan para nosotros y nos ayudan a relacionarnos con el mundo. He aquí varias recomendaciones para cuidar estas invaluables herramientas del quehacer diario

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Alternar tareas. Quienes se dedican a oficios manuales como la mecánica, la costura, la ejecución de instrumentos musicales, la cirugía, la peluquería o la cocina saben que hacer acciones repetitivas por un tiempo prolongado tiende a causar molestias. Es importante aprender a organizar el trabajo para que las manos tengan oportunidad de hacer distintas tareas en un mismo periodo. Cada 20 a 30 minutos debe hacerse una pausa para relajarlas, con movimientos de estiramiento, contracción y rotación.

Aprender buenos hábitos de trabajo. Muchos accidentes pueden prevenirse con las medidas básicas de seguridad. Siempre que haga un trabajo manual, procure remover anillos, relojes o pulseras que puedan engancharse con máquinas o equipos. Aleje los filos o las puntas de los objetos cortantes de la piel o úselos en la dirección opuesta a su cuerpo. No use las manos para labores que requieran aplicar excesiva fuerza y presión; utilice tenazas o palancas. Preste atención a lo que está haciendo y asegúrese de que los utensilios o aparatos que usa estén en óptimo estado: un teclado que no funciona bien o un cuchillo sin filo obligan a hacer más esfuerzo del necesario y sobrecargan estas articulaciones.

No abusar con el peso. ¿Quién no ha pretendido cargar muchas bolsas con una sola mano? Los ligamentos de las manos y las muñecas pueden sufrir daños considerables con este tipo de hábitos, pues no están destinadas para cargar demasiados kilos. Cuando se trata de transportar cargas, es preferible pedir ayuda, dar dos viajes, usar un carrito o abrazar los objetos pesados si su volumen lo permite.

Usar guantes. La piel de las manos es muy noble, pero no indestructible. Si el trabajo que va a ejecutar la expone a temperaturas extremas, riesgo eléctrico, roce intenso, químicos abrasivos o contacto con objetos que podrían perforarla es importante usar guantes del material y grosor adecuados para el tipo de labor. Incluso para acciones sencillas como podar matas o recoger vidrios rotos, el empleo de estas prendas puede hacer la diferencia.

Moderar el uso de aparatos tecnológicos. Los movimientos que los dedos ejecutan al deslizarse continuamente sobre la pantalla de un dispositivo móvil pueden causar dolores. Lo mismo pasa cuando la posición para escribir en un teclado de escritorio por tiempo prolongado no es la adecuada. Asegúrese de que las muñecas tengan soporte y teclee con suavidad. Si ya está experimentando alguna molestia, en lo posible repose las manos para que estos tejidos se desinflamen.

No descuidar las lesiones. Cuando aparecen pequeños cortes o ampollas es fundamental limpiar oportunamente esas heridas, hacerles seguimiento y tratarlas con cremas antibióticas una o dos veces al día: las manos son superficies de alto contacto, están siempre expuestas al sucio y la humedad y su piel se estira y contrae constantemente. Una herida que a pesar del paso de los días se mantiene enrojecida y caliente requerirá atenciones especiales, pues estos son signos de infección.

Aplicar crema hidratante. Más que un acto de coquetería, humectar bien la piel de las manos puede prevenir que esta se cuartee y dé acceso a gérmenes que puedan causar infecciones. También es una buena oportunidad para masajear las manos y ayudar a aliviar sus tensiones.

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