Cada 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud para conmemorar la creación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un evento que se centra, en cada edición, en un tema que sea de interés para las personas de los cinco continentes. Este año, el asunto central fue la depresión, que afecta a personas de cualquier edad, condición social y de todos los países.
“La depresión provoca angustia psicológica y repercute en la capacidad de las personas para llevar a cabo incluso las tareas cotidianas más simples, lo que tiene en ocasiones efectos nefastos sobre las relaciones con la familia y los amigos y sobre la capacidad de ganarse la vida”, detalla la OMS.
Esta entidad recalca que la depresión no debe confundirse con las variaciones habituales del estado de ánimo ni con las respuestas emocionales puntuales a los problemas de la vida cotidiana.
“La depresión puede convertirse en un problema serio, especialmente cuando es de larga duración y de intensidad moderada o grave. Puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos, puede llevar al suicidio”, destaca.
Un tipo muy frecuente de depresión es la depresión posparto, que, según datos de la OMS, se da en una de cada seis mujeres que dan a luz.
“Tener un bebé es un acontecimiento vital de primer orden y puede suscitar preocupación, cansancio y tristeza. Normalmente estos sentimientos no duran mucho, pero si persisten, pueden indicar que se está sufriendo una depresión”, advierte la OMS.
El “baby blues”
Del mismo modo, el equipo de psicólogas de Calma, un centro de psicología especializado en maternidad y ubicado en Madrid, explica que las diferencias entre el denominado “baby blues” y la depresión posparto radican en la duración y la intensidad.
“El ‘baby blues’ es un cuadro que cursa con sintomatología depresiva como llanto, susceptibilidad, tristeza o cambios de humor relativamente leves. Se inicia en los primeros días tras el parto y remite espontáneamente a los pocos días. Si la sintaomatología se hace más intensa y persiste, entonces podríamos estar hablando de una depresión posparto”, detalla.
Asimismo, las especialistas de Calma señalan que los síntomas más frecuentes de la depresión posparto son: tristeza, apatía, pérdida de la capacidad para disfrutar de las cosas, insomnio, hipersomnia, pérdida o aumento del apetito, dificultad para conectar con el bebé, ansiedad, culpa e irritabilidad.
Hay algunas mujeres que tienen un riesgo mayor de padecer depresión posparto; en este sentido, las psicólogas de Calma señalan que hay factores que deben tenerse en cuenta:
1. Haber padecido ansiedad o depresión en el embarazo o en otro momento de la vida.
2. Tener una mala relación de pareja, soledad o escaso apoyo social.
3. Influye haber tenido dificultades en el parto o con el bebé, por ejemplo, que Este sea prematuro o que haya nacido con algún problema.
4. Tener una historia de pérdidas importantes en el pasado sin resolver, como la muerte de alguien muy cercano, abortos, etc.
No obstante, la depresión posparto no tiene una única causa, sino que es consecuencia de una combinación de factores físicos y emocionales, expone el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos. En este sentido, advierte de que no ocurre por algo que una madre haga o deje de hacer.
Múltiples causas
Del mismo modo, las psicólogas de Calma explican que, como cualquier cuadro psicopatológico, la depresión posparto es fruto de múltiples causas.
“Son fenómenos complejos en los que no se puede establecer una relación lineal causa-efecto, sino que factores biológicos, sociales (red de apoyo versus soledad, idealización y altas expectativas poco realistas) y psicológicos (historia de vida, factores vitales estresantes, recursos de afrontamiento…) se interrelacionan de manera compleja”, aclaran.
“La depresión posparto es un cuadro serio que tiene consecuencias, no solo para la madre, que se siente muy mal y no es capaz de disfrutar de su bebé, sino que afecta también al recién nacido, a la pareja y a la familia”, indican las expertas de Calma.
“En cuanto al bebé, podemos decir que una madre deprimida tiene, en general, más problemas para relacionarse con su hijo de una manera adecuada: dificultades en la mirada, menos verbalizaciones, expresiones de afecto y contacto físico. Los niños son especialistas en percibir los estados emocionales de sus cuidadores principales y, por tanto, el bebé nota que tiene una madre deprimida”, subrayan.
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