La periodista venezolana Mireya Tabuas escribió una carta dirigida al defensor del pueblo, Tarek William Saab.
La comunicadora social, que fue bloqueada en Twitter por Saab, tuvo que recurrir a su cuenta de Facebook para hacer público el texto.
Tabuas asegura que se trata de una “carta urgente, desesperada, rápida y de última hora”. Pero sostiene que no le escribe al “Tarek actual”, que desconoce, “sino al de los noventa, a ese chamo comeflor y buena gente, a ese abogado defensor de los vulnerables, los desvalidos, las víctimas”.
“Me dirijo a ese muchacho desprendido y solidario que era la voz de los que no tenían voz, ese carajito que se presentaba al final de la tarde en la redacción de El Nacional abogando por ayuda para hacer pública una injusticia cometida por el Estado contra alguien. Y le escribo a ese chamo, y no a este extraño que ahora eres, porque no sé si él sabe pero quizás hoy tiene en sus manos la decisión más trascendental de su vida”, dice en su misiva.
A continuación la carta íntegra:
Tarek: Desde Chile te escribo esta carta urgente, desesperada, rápida y de última hora.
Me bloqueaste de Twitter, como a muchas personas que te han dicho verdades, por eso recurro a esta vía para comunicarme contigo. Sin embargo, no quiero hablar con ese que eres ahora, sino con aquel otro, el que fuiste. No le escribo al Tarek actual, que desconozco, sino al de los noventa, a ese chamo comeflor y buena gente, a ese abogado defensor de los vulnerables, los desvalidos, las víctimas. Me dirijo a ese muchacho desprendido y solidario que era la voz de los que no tenían voz, ese carajito que se presentaba al final de la tarde en la redacción de El Nacional abogando por ayuda para hacer pública una injusticia cometida por el Estado contra alguien. Y le escribo a ese chamo, y no a este extraño que ahora eres, porque no sé si él sabe pero quizás hoy tiene en sus manos la decisión más trascendental de su vida.
Así como Charles Dickens invoca al espíritu de las Navidades pasadas del viejo avaro Scrooge, yo invoco al espíritu de ese pana que en los noventa fue al periódico a denunciar, por ejemplo, que unos PTJ habían agredido a un camionero en El Llanito, que unos PM golpearon a una buhonera en el bulevar de Catia, que la DISIP había ruleteado y torturado a un estudiante de la UCV y que unos funcionarios policiales habían lanzado el cadáver de un detenido en una represa de Aragua. Invoco a ese valiente joven que en 1995 instó al presidente Caldera a restituir las garantías constitucionales que mantenía suspendidas desde hacía un año.
Como te conocí defendiendo a ultranza a las víctimas de los sistemas represores del Estado, como te admiré por tu tenacidad en la lucha por los Derechos Humanos, se me hace extraño este Tarek de ahora, ajeno al hambre y a la penuria de tantos y tantos venezolanos, indiferente a las denuncias de torturas y agresiones por parte de los cuerpos policiales y militares, sordo ante las detenciones irregulares de personas, mudo ante las muertes de ciudadanos que estaban ejerciendo su derecho de expresión (que toda democracia debería garantizar).
No es escribiendo tuits que cumples con tu rol. Tampoco bloqueando a quienes desde las redes criticamos tu actuación o tu falta de ella (nosotros siempre encontraremos algún modo de lanzar nuestros gritos, tenemos derecho a ello ¿no?). No cumples tu papel quedándote callado, haciéndote el loco, evitando. Creo que nada de eso haría ese al que me dirijo, el valioso y valiente Tarek de los noventa.
Tarek, como te dije antes, hoy tienes en tus manos la posibilidad de hacer Historia. Es quizás lo que soñaste (o al menos lo que yo imagino que soñó el carajito que creí conocer). Ostentas el que puede ser el título más noble que cualquier ser humano puede tener: “Defensor del Pueblo”. Mira a lo que llegaste, Tarek de los noventa, ya no proteges solo a unos pocos. Ahora eres el defensor de un pueblo entero, eres el abogado de millones de ciudadanos, eres su voz y su representante legal.
Coño, Tarek, vuelve a ser ese chamito de ventitantos años y escúchalos hoy. Ábrele las puertas de tu despacho a sus dirigentes. Investiga lo que haya que investigar, protege a quien haya que proteger. Muévete. Actúa como hubiera actuado el bueno del Tarek de los noventa que iba a la redacción de El Nacional con el camionero, con la buhonera, con el estudiante… En nombre de esos a los que defendiste, en nombre de los Derechos Humanos, haz lo que te toca hacer: Escucha al pueblo. Represéntalo. Defiéndelo.
Mireya Tabuas
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