Una de las imágenes más representativas del crecimiento de la práctica de yoga en Caracas está al alcance de cualquiera de los asiduos al parque Generalísimo Francisco de Miranda, popularmente conocido como Parque del Este. Allí, en las mañanas o al final de la tarde es posible ver a una gran cantidad de personas de todas las edades tratando de seguirle el paso al avezado instructor. “La silla”, “Guerrero 1”, “Guerrero 2”, “Perro 1” o “Cocodrilo” son instrucciones que resultan completamente ajenas para quienes se acerquen por primera vez a la práctica, pero forman parte de la rutina de quienes asisten a las clases de Amadeo Porras con regularidad. Se trata de asanas (posturas) que forman parte de la clase de más de una hora de duración y que, de acuerdo con el instructor, cada quien puede ejecutar según sus límites corporales, ya que se trata de clases multinivel. Sin embargo, esta no es la única opción para quienes ven en el yoga una oportunidad de poner el cuerpo en movimiento. Aquellos que prefieren algo más personalizado, pueden recurrir a clases particulares o en pequeños grupos que imparten de forma privada en algunos espacios de Caracas. Al final se trata de explorar las distintas opciones y tomar la que más se ajuste a los objetivos, presupuesto y afinidad.
El instructor de las multitudes
Las clases de Amadeo Porras comenzaron a dar de qué hablar cuando el pequeño grupo al que dictaba clases gratuitas en La Estancia empezó a crecer de manera vertiginosa. Fueron varias las reseñas que le hicieron en medios de comunicación nacionales e internacionales para registrar el interés que generaban su práctica. Poco a poco, el yoga comenzó a percibirse como una actividad accesible que podía ser ejecutada por cualquier persona y, junto a otras propuestas similares que empezaron a funcionar en la ciudad, adquirió mayor notoriedad. Para Porras, el hecho de que se trate de una disciplina con beneficios que han sido comprobados por la ciencia, aumenta la confianza en la gente y, por lo tanto, la asistencia se ve impactada por ello: “El auge del yoga se debe a que es una práctica que funciona. Los fisioterapeutas, médicos y deportistas ya conocen los beneficios del yoga y con esos resultados las personas se entusiasman. El yoga tiene aplicaciones específicas para objetivos puntuales: si necesitas fortalecer el core (parte central del cuerpo), si tienes problemas en la columna, etc. Además, existen muchas posibilidades, como el acroyoga o el yoga roll, que fue una variante desarrollada por mí. Hay muchas alternativas”.
Porras, quien explica que ha dado clases masivas a grupos de hasta 1.400 alumnos, se ha propuesto como objetivo hacer que el yoga y sus beneficios lleguen a la mayor cantidad de personas posible: “Para hacer que eso ocurra respondo las inquietudes de la gente a través de las redes sociales durante todo el día. Doy clases en las mañanas y en las tardes, la práctica que imparto es multinivel y con instrucciones específicas. Actualmente, los gimnasios y los lugares de entretenimiento se han vuelto muy costosos, mientras que el yoga es económicamente más viable, solo necesitas un mat”. Desde hace un tiempo las clases de Porras se trasladaron al Parque del Este y a la plaza Los Palos Grandes, en donde si bien tiene un grupo fijo de alumnos, cada día se suman nuevas caras que por curiosidad o recomendación se atreven a iniciarse en la disciplina.
Para conocer todos los horarios y actividades, ingrese a www.amadeoporras.com
El ingeniero yogui
De ser una herramienta para lograr mayor flexibilidad, el yoga pasó a formar parte esencial en la vida de Pedro Luis Otero. En principio, usaba la práctica para alcanzar una mayor flexibilidad que le permitiera ser más eficiente en su faceta como escalador y montañista. Pero tres años después, unos compañeros de trabajo le pidieron que les diera clase. Él, ingeniero geólogo, aún no se veía a sí mismo enseñando a otros, pero la insistencia pudo más y lo que comenzó como una clase para unos amigos, se transformó en un viaje de autodescubrimiento que lo llevaría no solo a tomar la decisión de convertirse en profesor, sino de formarse adecuadamente para lograrlo. Hoy en día es profesor de rocket yoga, una de las múltiples variantes de esta disciplina que lo ha llevado dentro y fuera del país para impartir y recibir conocimientos. También creó el “yoga del éxito”, un método que, explica, está basado en técnicas antiguas del yoga para ser aplicado al día a día y alcanzar un estado de plenitud.
Para Otero, si bien existe un auge del yoga en Caracas, esto no es más que la consecuencia del crecimiento de esta disciplina en todo el mundo. “El auge no es solo aquí, es un fuego que viene creciendo en todo el mundo occidental. Es una curva exponencial. Además, el yoga funciona cuando la gente encuentra un estilo que le funcione. Va a dormir mejor, se va a sentir mejor, el cuerpo va a generar serotonina, va a disminuir el estrés y la ansiedad”.
Sus clases, impartidas en un espacio acondicionado para ello en El Cafetal, comienzan con un saludo al sol (una secuencia de varios asanas sincronizados con la respiración), luego se pasa a la ejecución del resto de las posturas de manera continuada para seguir con una meditación y una relajación con la que se termina la actividad. Otero recomienda a quienes buscan una opción para practicar yoga en la ciudad que no desistan al primer intento, sino que traten de explorar la mayor cantidad de opciones posibles hasta que encuentren un estilo y un lugar con el que se sientan alineados.
Para conocer más sobre los horarios de las clases, consulte @pedroluisyoga en Instagram
Paz en el barrio
Joel Valencia es arquitecto y ha estado involucrado en el desarrollo y ejecución de proyectos en zonas vulnerables. Su trabajo en las barriadas caraqueñas lo llevó a tocar muchas puertas de instituciones gubernamentales y, al no obtener respuesta, decidió que era hora de comenzar una iniciativa propia. Así nació fundación En los Barrios, que ejecuta diferentes programas para apoyar a la población que habita en sectores populares caraqueños: “En la fundación se creó un programa piloto que fue Yoga en los Barrios, que se inició en octubre de 2013. No es solo agarrar tu mat de yoga e irte a un barrio, implica un conocimiento del territorio, sitios donde puedes converger para unir a los niños para que puedan crear armonía. Hoy en día les damos clase a más de 2.500 niños”. Las clases se imparten los días de semana en diferentes colegios de Petare y los sábados en el colegios de los Claretianos, localizado en la misma zona. Y aunque al principio había mucho escepticismo, gracias a la persistencia de Valencia y al resto del equipo de la fundación ahora pueden verse los resultados, materializados en una población infantil familiarizada con el yoga y los valores de paz, armonía y convivencia que propone: “Los niños se van sumando más, más colegios quieren que vayamos, tenemos limitaciones por el traslado de los profesores a estas zonas, pero no es solo de un barrio ni de un colegio, ha sido como una plataforma de relación de comunidades que hoy en día están integradas a través del yoga”. Yoga en los Barrios se nutre de la participación de la comunidad, pero también del trabajo de los profesores y voluntarios que donan su tiempo y conocimientos para hacer que el proyecto se mantenga: “Obviamente quien no conoce el yoga, puede estar un poco escéptico, pero venir acá, compartir con la comunidad es lo que hace que los familiares terminen apoyando esta iniciativa. El yoga termina de penetrar en los barrios en el momento en el que los profesores y voluntarios vienen con su buena intención a compartir con los habitantes”.
Para más información sobre el programa Yoga en los Barrios escriba a [email protected] <mailto:[email protected]>
Para colaborar con la fundación: [email protected] <mailto:[email protected]>
Yoga en el bar
Los espacios de Buddha Bar en Caracas se alinearon con la tendencia del resto de los locales diseminados en el mundo y ahora ofrecen la posibilidad de practicar yoga dos domingos al mes para luego disfrutar del brunch que ofrece el local de manera regular. Se trata de una iniciativa que además tiene un espacio reservado para que los niños también puedan disfrutar de los beneficios del yoga en una clase especial para ellos, por lo que se convierte en una opción para toda la familia.
Al finalizar la clase, los participantes pueden disfrutar de un brunch que cuenta con más de 80 opciones de platos, entre los que se destacan los clásicos de inspiración panasiática, así como un servicio de bebidas que entre sus variadas opciones ofrece té de alta gama y bebidas refrescantes. Se trata de una opción para practicantes de yoga que buscan una experiencia exclusiva en un lugar privilegiado de la ciudad. Las clases son multinivel, y no solo cuentan con la asesoría de profesores especializados, sino que además se recrean musicalmente con la asistencia del DJ residente del local.
Las clases comienzan a las 10:00 a. m. y se deben reservar durante la semana llamando al teléfono (0212) 994 2559.
Para más información, siga en Instagram a @buddhabarccs
Más opciones Plaza Los Palos Grandes: lunes 6:30 p. m., viernes 7:00 p. m., sábados 9:30 a. m. y domingos 10:00 a. m. Entrada libre. En Twitter @yogaenlaplaza Centro de Arte La Estancia: martes y jueves a partir de las 5:30 p. m. y los sábados a las 11:00 a. m. y 12:00 del mediodía. Entrada libre. En Twitter @pdvsalaestancia Yoga en el teatro: Teatro Teresa Carreño, lunes y miércoles 8:00 a. m., jueves y viernes 6:00 p. m., sábados 8:00 a. m. y domingos 10:00 a. m. Entrada libre. |
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