Por JOSÉ ANTONIO PARRA
El libro de relatos Nowhere man (Negro Sobre Blanco, 2016) de José Sánchez Lecuna (Francia, 1948) es un texto denso y en extremo depurado. En efecto, hay varios tópicos que son leitmotiv en este trabajo: el vacío, la otredad, el desdoblamiento y la mirada melancólica. La forma como el autor concibe el hilo narrativo se da desde una suerte de corriente de la conciencia que va deviniendo y que expresa ese modo como el pensamiento fluye en el estado de quietud del zen. El vacío para Sánchez Lecuna es el río imaginario que deviene, que es todo y nada a la vez.
La perspectiva desde la cual narra el creador es una que está en multiplicidad de lugares, de manera que hay una gran relatividad a la hora de concebir el theatrum mundi en este trabajo; el relator es una suerte de voz que está en la totalidad cósmica y que la describe en su flujo fenoménico y en el ámbito de lo psíquico. Aspectos de la realidad, tales como la sincronicidad y lo simultáneo, están muy bien representados en esta obra. De hecho, aquí aparece uno de los puntos que han sido muy bien logrados en este trabajo: la verosimilitud. La forma como ella está elaborada me atrevería a nombrarla como zigzagueante, tal y como se ve cuando el autor inaugura su relato, “Esta mañana fui a desayunar en el café de Cluny”. En él, luego de dibujar una escena con Cortázar, la desdibuja de modo abismal, quebrando los asideros del lector. Así, en ese desdibujamiento de la ficción y mediante la paradoja, el lector se engancha con una historia que obviamente “debe ser verdad”, dado que es el propio escritor quien ha derrumbado la escena inicial. Es oportuno entonces citar ese demoledor fragmento en el que expresa:
“Cortázar nunca existió, no, ni el café de Cluny ni yo tampoco…, y no hay nada que contar…, esto es lo que me estaba diciendo a mí mismo esta misma mañana desayunándome un croissant y un café crème (…). Y ahora sé que nada existe, ni esta página, ni yo…”.
Esa finta sobre el desconcertado lector inaugura simultáneamente el punto central del libro: el vacío. De forma que este párrafo es el artificio de la totalidad de la obra y sirve, además, para abrir el flujo de la corriente de la conciencia que va construyendo toda esta aparente realidad, este río donde lo filosófico y lo fenoménico son uno.
Adicionalmente, en cuanto a los logros formales de la pieza podemos ver cómo el autor construye atmósferas y personajes cargados de sofisticación y en ellos se observa el trasfondo de una profunda erudición. Las tramas van deviniendo de tal modo que queda en evidencia la concepción de un artefacto en tanto totalidad orgánica. Incluso, se observa una suerte de “escalada espiritual” en la manera como el lector avanza de uno a otro relato. Esa “escalada” a la que me refiero asume un desenlace cargado de gran preciosismo y religiosidad oriental, muy en el espíritu del zen.
El juego de espejos y los desdoblamientos es otro de los puntos abismales del libro. Hay, si se quiere, la labor de un mago que hilvana personajes y los sitúa en un cosmos que –insisto en ello– deviene, al igual que deviene el espacio de lo que hemos llamado “mundo real”. Otro de los aspectos en donde se ve la potencia de esta narrativa está en la forma como Sánchez Lecuna ejecuta los knock outs en los cierres de las historias. Uno de algún modo sabe que viene un golpe, pero nunca se sabe la fuerza con la que se da ni por dónde viene. Asimismo, el autor deja colar con gran finura aspectos propios de la teoría literaria y hay matices de la metaficción en la propuesta.
El manejo del lenguaje que tiene José Sánchez Lecuna reviste una dimensión impecable. En su haber hay un Doctorado en Letras en la Université de París IV-Sorbonne y es profesor titular (Jubilado) de Literatura Francesa y Occidental en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela. Además, ha sido profesor de Lectura de imágenes y arquetipos en textos literarios en el Centro de Estudios Junguianos de Caracas y profesor de Mitología Griega en la Universidad Metropolitana de Caracas. Tiene publicado El viaje inefable (Memorias de Altagracia, 2006) y Memorias de la esperanza (Editorial Alfa, 2008), que fue premio de la crítica a la novela del año 2008.
Asistimos con José Sánchez Lecuna y su Nowhere man a una obra de gran depuración y desenvoltura, al trabajo de un autor que pone de manifiesto una reflexión más allá de las cosas en torno a la vida y al fenómeno literario.
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Nowhere man
José Sánchez Lecuna
Negro Sobre Blanco Grupo Editorial
Caracas, 2016
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