«Esta noche ya no soy la presidenta del partido Frente Nacional, soy la candidata a la presidencia de Francia».
Con estas palabras, Marine Le Pen fijó su nueva estrategia de campaña para la segunda vuelta electoral del 7 de mayo en la que se definirá quién es el presidente de Francia.
Fue un anuncio inesperado que hizo en una entrevista televisiva este lunes, un día después de que logró ser la segunda candidata más votada de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, solo por detrás del centrista Emmanuel Macron.
«Siempre he pensado que el presidente de la república tiene que ser un presidente de todos los franceses, y bajo este título, debe unir a todo el pueblo francés», dijo al hacer el anuncio.
El movimiento responde a una intención de mostrarse como una opción viable para quienes no quieren votar por Macron, y no solo la líder del partido ultraderechista Frente Nacional del que había sido cabeza desde 2011.
Las encuestas han mostrado desde febrero que, en un frente a frente, Macron supera 60% de los votos, mientras que Le Pen se queda por debajo de 40%.
Además, el candidato del movimiento «¡En Marcha!» logró que se sumaran a su proyecto los candidatos François Fillon (Los Republicanos) y Benoît Hamon (Partido Socialista) que quedaron eliminados el domingo.
También lo hizo el presidente François Hollande, quien pidió públicamente a los franceses votar por Macron y evitar la elección de Le Pen, a quien ve como una figura que «dividirá a Francia» y a la Unión Europea.
Le Pen heredó el liderazgo del Frente Nacional que dirigía su padre en 2011 y desde entonces trabajó para cambiar la imagen del partido, visto durante mucho tiempo como radical y nacionalista.
En la votación del domingo logró 7,6 millones de votos, un resultado histórico para el Frente Nacional que en 2002 consiguió 2,8 millones menos.
Su retirada de la presidencia del Frente Nacional es temporal, pero se trata de un claro intento por llegar a los votantes de los candidatos derrotados en la primera ronda, explica Schofield.
En particular busca llegar a los del derechista François Fillon.
En la entrevista con la televisión francesa volvió a retratar a Macron, quien fue ministro de Economía en el gabinete del presidente actual, como «el bebé de Hollande», tal y como lo había hecho Fillon en su campaña.
Si Macron era inaceptable en ese momento para los seguidores de Fillon, todavía lo es ahora, así que pedirá sus votos.
Remarcar los contrastes
Otra de las estrategias previsibles en la campaña de Le Pen será retratar a su rival como un hombre que no defiende los intereses de los franceses, una apelación al nacionalismo que la ha llevado a la última instancia.
En la entrevista de este lunes dijo que nada en el programa de gobierno de Macron sugiere que tenga «un poco de amor por Francia», mientras que ella es una «patriota».
Su partido quiere reducir la inmigración, tomar medidas drásticas contra el libre comercio, y acabar la relación de Francia con la Unión Europea.
También plantea la expulsión «automática» de los inmigrantes ilegales y reformar los programas de inmigración para llegar a un máximo de 10.000 solicitantes por año.
Otra polémica propuesta es cerrar las mezquitas donde hay sospechas de vínculos con «extremistas» y poner a los ciudadanos franceses en primer lugar en los programas sociales.
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