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Esclavos del teléfono

Este aparato que se ha convertido en una compañía imprescindible también puede transformarse en una disrupción permanente. He aquí algunos consejos para no dejarse secuestrar por él

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Resuelve, acompaña, enseña e informa, pero también es capaz de alienar, robar sueño y tiempo y causar molestias físicas si se utiliza de forma excesiva. Si con frecuencia descubre que su teléfono inteligente le secuestró el día completo, o siente ansiedad si se queda sin batería o sin señal, cabe reconsiderar cómo devolverle a este dispositivo su propósito original: facilitar la vida, no complicarla.
 
Modere la exposición. Si bien las redes sociales son valiosas fuentes de noticias que a veces permiten tomar decisiones importantes, también es evidente que suelen ser una tentación para procrastinar o desviar la atención que requieren tareas más urgentes. Si son la gran debilidad, es importante apegarse a un horario fijo para revisarlas solo dos o tres veces al día; fuera de ese período, mantenga la sesión cerrada y respete momentos innegociables como las comidas en familia o los ratos de juego con los hijos. Recuerde de qué otros modos solía entretenerse en su tiempo libre y retómelos.
 
No fuerce sus articulaciones. Muchos dolores de cuello y cabeza que surgen sin motivo aparente tienen que ver con la posición en la que se usan celulares y tabletas, ya que implican forzar la anatomía a posiciones poco naturales. Al margen del agotamiento mental, el cuello no está hecho para mantenerse con la cabeza gacha por mucho tiempo, ni los ojos para hacer un esfuerzo de lectura intenso y prolongado sin apenas parpardear. Las manos tampoco agradecen sostener un aparato por horas, haciendo los mismos movimientos repetitivos. Si el celular forma parte indispensable de su trabajo, fije una alarma que cada cierto tiempo le obligue a parar, estirarse y descansar la vista. Permítase reposar.
 
Desconéctese temprano. Algunas personas llegan a desarrollar ansiedad por perderse novedades o perder el hilo de lo que está pasando en el país o el mundo. Sin embargo, tenga presente que un bombardeo de noticias adversas —sobre todo antes de dormir— puede producir insomnio, ansiedad y otras alteraciones que no le permitirán funcionar adecuadamente al día siguiente. A esto se suma que la luz azul que emiten las tabletas y celulares estimula el estado de alerta, por lo cual le costará más quedarse dormido o conciliar un sueño profundo. Procure desconectarse por lo menos una o dos horas antes de dormir.
 
Ataje la adicción. Una de las características que hace tan atractivo al celular es que constantemente ofrece estímulos nuevos. Si esto se está convirtiendo en un problema, tenga presente que tener activadas todo tipo de notificaciones en su teléfono reclamará su atención a cada rato, y que se pueden relegar perfectamente algunas aplicaciones solo a la computadora de escritorio. Del mismo modo, ser selectivo con la cantidad de grupos de mensajes instantáneos a los que pertenece le ayudará a usar su tiempo con más eficiencia.
 
Preste atención a su entorno. En algunos casos el celular es un mecanismo de evasión para no atender asuntos incómodos. Si cada vez más personas le comentan que su uso del teléfono es excesivo y que además está afectando sus relaciones personales, tómelo en cuenta. Pida ayuda profesional si es necesario para recuperar el control.

Fuentes: Psychology Today: www.psychologytoday.com / New York University: www.nyu.edu <http://www.nyu.edu/> / The New York Times: www.nytimes.com

 

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