Los españoles viven este sábado un día de calma, oficialmente llamado «jornada de reflexión», ante las elecciones de mañana, las más abiertas y con más incógnitas de las últimas décadas, con la novedad de la más que probable irrupción de la ultraderecha.
Luego de dos intensas semanas de campaña oficial, precedida de una agotadora precampaña de varios meses, los votantes, entre los que hasta hace pocos días había varios millones de indecisos, disfrutan de un día de tranquilidad ayudados por el buen tiempo antes de la votación y el emocionante recuento de mañana.
Después de que el partido liberal Ciudadanos rechazó de forma repetida y tajante pactar con los socialistas (PSOE) actualmente en el gobierno, los comicios se plantean como una cuestión entre dos bloques: el de izquierda (PSOE y Unidas Podemos) o derecha (Ciudadanos, Partido Popular y la ultraderecha de Vox). Según todas las encuestas, en estas elecciones hay por primera vez cinco partidos de entidad a escala nacional, tras la llegada a la primera fila del ultraderechista Vox, al que el conservador Casado ayer le abrió la puerta para entrar en un gobierno dirigido por él.
Los sondeos de intención de voto coinciden en apuntar a una victoria de los socialistas, aunque sin mayoría de gobierno, por lo que serían necesarios pactos entre varios partidos, e incluso podría haber el primer Ejecutivo de coalición de la moderna democracia española. Sánchez se ha esforzado hasta el final de la campaña (centrada en políticas sociales y la crisis independentista de Cataluña) en recordar sorpresas electorales recientes (como la victoria de Donald Trump o el resultado del referéndum sobre el brexit) para urgir a una movilización ante el surgimiento en España de Vox, una ultraderecha populista similar a la de Italia, Francia o Brasil. «Hay mucha movilidad, mucho voto oculto, y no se sabe de quién», resume la situación el politólogo Jaime Ferri, director del Departamento de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.
En esta jornada de reflexión está prohibido pedir el voto, por lo que la mayoría de dirigentes, como el presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, o el líder del conservador Partido Popular, Pablo Casado, pasan el día en familia, ambos en pequeñas localidades rurales fuera de Madrid.
El líder de la coalición izquierdista Unidas Podemos, Pablo Iglesias, volvió a romper la regla no escrita de no realizar declaraciones en una jornada de reflexión, aunque sí tuvo cuidado de no pedir el voto, algo que prohíbe la ley electoral española. El candidato dijo que mañana «es un día muy importante en el que se juega el futuro», pues los votantes deben pensar «sobre los argumentos puestos encima de la mesa» y ahora «les toca decidir».
Un total de 36,89 millones de ciudadanos están llamados a elegir a 350 diputados y 208 senadores, en las decimocuartas elecciones desde la restauración de la democracia en 1977. Además, 100.000 personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental podrán votar mañana por primera vez, según una modificación legal aprobada hace algunos meses.
Las autoridades tienen previsto un amplio dispositivo logístico, técnico y de seguridad para los comicios, informaron este sábado en rueda de prensa el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, y la subsecretaria del Ministerio del Interior, Isabel Goicoechea. «Todo está dispuesto para que los ciudadanos puedan ejercer su derecho con absoluta normalidad», aseguraron.
La votación tendrá lugar en 60.000 mesas distribuidas en centros por todo el país que ya están listos, con un total de 375 millones de boletas repartidas a escala nacional. En cuanto a la seguridad, se va a reforzar el nivel 4 de la alerta antiterrorista, con medidas como controles aleatorios en vehículos, dentro de un despliegue a escala nacional de 92.000 agentes de distintos cuerpos policiales estatales y regionales. Además, el Ministerio del Interior ha puesto en marcha un dispositivo extraordinario de ciberseguridad para evitar ataques contra las infraestructuras electorales, blindar la transmisión de datos e impedir campañas de desinformación que puedan tratar de alterar el resultado.
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