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La pelota venezolana en tiempos de turbulencia

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¿Hay que temer un veto de los equipos de Grandes Ligas a la participación de sus jugadores en el beisbol venezolano? ¿Es factible que el próximo campeonato se dispute mayormente con peloteros de ligas independientes?

La LVBP sigue siendo un torneo bien organizado, comparado con sus pares de la región caribeña, y sus equipos han hecho ajustes en los años recientes, para atender la seguridad personal y, en general, procurar una buena estadía a importados, grandeligas y prospectos, al menos en aquellos casos en los que depende de ellos el alojamiento, traslados y alimentación de los protagonistas del espectáculo.

Venezuela, sin embargo, ha ido cambiando progresivamente en las últimas dos décadas, antes de entrar en la espiral de violencia política, social y económica que vivimos hoy. Las circunstancias son muy diferentes a comienzos del siglo 21, cuando las organizaciones de la MLB llenaban de academias el país y venían a disputar juegos del Spring Training en Caracas y Valencia.

La alarmante delincuencia, primero, y la escasez de alimentos, después, se unieron a aspectos menores, pero importantes, como los requisitos adicionales para entregar visas a scouts y directivos estadounidenses, entre otros, haciendo que la realidad actual sea punto menos que desoladora.

La marcha progresiva a otras latitudes de las escuadras de las Mayores, coronada con la desaparición de la Venezuelan Summer League y la mudanza al extranjero de las sesiones de trabajo con nuevos prospectos, llegó a un punto crítico con la comunicación que giró Kim Ng, vicepresidente de MLB, advirtiendo sobre los peligros que corre un extranjero en suelo nacional.

Tan lúgubres antecedentes nos llevaron a realizar una encuesta entre integrantes del alto mando de todos los clubes de la LVBP. Ningún ejecutivo indicó que alguna organización de la gran carpa se haya mostrado reacia a que importados, y mucho menos criollos, vean acción en el torneo 2017-2018.

“Todos tenemos preocupación, pero no nos han pasado nada”, dijo al respecto un ejecutivo de largo recorrido en esta pelota. “Hasta ahora, no han dicho ni que sí ni que no. Nada”.

“Ni por escrito ni de palabra, nada parecido”, aseguró otro experimentado dirigente.

Un gerente de las nuevas generaciones supone que “los equipos de MLB mantendrán la política del año pasado, de preferir otras ligas”. Pero tiene bases para pensar que con los nativos será diferente.

“Es más difícil que les impidan jugar en su país, por ser criollos”, apuntó. Y si les recomendaran no hacerlo, “dependerá del pelotero, sobre todo por la parte económica, porque no puede jugar en otra liga”.

Un ejecutivo de mediana edad presume que las importaciones nuevamente se nutrirán de agentes libres y veteranos, aunque confía en que la tumultuosa realidad que sufrimos encuentre una solución pronta, para bien general.

“La incertidumbre es en todo el país y a todos los niveles”, admitió una de las cabezas de oficina. “Pero el beisbol venezolano es parte importante de esta Venezuela, y mucha gente, sea muy humilde, clase media o clase alta, tiene que ver económica y socioculturalmente con nuestra pelota. El país —y por ende, nosotros— no se puede parar, a ver qué sucede. Hay que seguir trabajando por hacer una Venezuela mejor para todos”.

@IgnacioSerrano

www.elemergente.com

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