El Primero.de Mayo el país verá que una gigantesca muchedumbre colmará y rebasará las dimensiones de las calles y avenidas de Venezuela para testimoniar, con nuestra presencia, la voluntad que nos une para exigir el cese de la usurpación y el establecimiento de un gobierno de transición.
Una muchedumbre llena de vitalidad, alegría, fe, decisión y esperanzas gritará estentóreamente a Venezuela y al mundo, que está hastiada de Maduro, de sus triquiñuelas y sandeces; que está cansada de vivir en un régimen que no resuelve ningún problema sino que los agrava y; que está dispuesta a concretar, mediante las acciones que haya menester, un cambio en la manera de hacer la política y conducir los destinos del país. Un verdadero huracán por el cambio, la libertad y la democracia conmoverá las deterioradas calles de la otrora “sucursal del cielo”. Música, pancartas, banderas multicolores, ingeniosas consignas, mujeres, hombres, ancianos, jóvenes, niños, caminarán impetuosamente al unísono, acicateados por una auténtica y férrea voluntad de dar por terminada una pésima gestión de gobierno, de ponerle fin a tantos años de totalitarismo, división y exclusión, de odios, de insultos, de corrupción rampante e impune, de ineficiencia, de irresponsabilidad con el país, de indolencia, de desaciertos y desatinos.
Los firmes pasos de los participantes en la gran marcha resonarán con fuerza inaudita, estremecerán las avenidas y calles de ciudades y pueblos y entusiasmarán a todos sus habitantes reforzándoles la convicción de que ahora el tiempo histórico no le pertenece a Maduro y sus secuaces, que ese ciclo de ignominia y envilecimiento del país está llegando a su fin y que luminosas perspectivas para todos se abren con la asunción al poder de un nuevo gobierno, presidido, hasta que se realicen unas elecciones limpias y creíbles, por un hombre joven, dinámico, moderno, comprometido con un futuro mejor y cuya gestión al frente de los destinos de la nación nos ha devuelto la esperanza, el sentido de la unidad, la alegría y el entusiasmo y cuyas acciones lo avalan y respaldan en su lucha para intentar reconstruir, con el concurso de todos, la Venezuela que queda, a partir de los escombros que nos deja la malhadada era de los Chávez y los Maduro.
Pero no podemos olvidar que ese entusiasmo y convicción por el cambio debe ser concretado con nuestra presencia activa y beligerante en las diversas instancias y avatares de la política nacional. Que con la misma alegría y determinación con que participaremos en la caminata y la concentración, debemos acompañar y apoyar activamente las directrices que emanen de la dirección opositora. Pero, deseos no “empreñan”, como dice la conseja popular. El Primero de Mayo será nuestra verdadera y real cita con la historia, es jugarnos el todo por el todo, es la concreción de nuestro compromiso con nosotros mismos y con el país, es darle sentido de realidad a la oportunidad que se nos abre, es el momento de cumplir las promesas que nos hemos hecho de no dejar perder la República; es el momento de expresar con todas nuestras fuerzas que estamos decididos a salvarla y a darle un destino mejor. Es nuestra apuesta por el futuro y no podemos perderla. El Primero de Mayo estaremos en el lugar exacto en el que responsablemente se deben tomar las decisiones individuales que nos comprometen con la salvación del futuro de toda una nación, amenazada por una visión de poder absoluto a la que no le interesa la suerte del país, sino, inmerecidamente, acumular más poder.
Al momento de escribir esta nota, faltan pocas horas para cumplir con nuestro deber ciudadano de salir a marchar. Que nadie falte a ese compromiso, que nadie se quede en casa. Si queremos un país nuevo debemos luchar por tenerlo y nadie nos puede relevar en ese compromiso. El futuro es nuestro.
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