Rougned Odor no tardó más de tres minutos en ingresar a su lugar dentro del clubhouse cuando fue abordado por los periodistas. Era algo de esperarse. El segunda base se mostró tranquilo ante las constantes preguntas sobre jugar nuevamente en Toronto.
Insistieron hasta interrogarle: ¿Qué harías si José Bautista vuelve a hacer un desplante? Odor respiró. Se mantuvo en silencio por un par de segundos y dijo “no sé”. Al escuchar sólo esas dos palabras y ver su gesto corporal, los cronistas entendieron que debían cambiar de tema o darle la vuelta a sus preguntas.
En las últimas dos temporadas, los Rangers de Texas han sido eliminados en la Serie Divisional de la Liga Americana por los Azulejos de Toronto y ambos en el Rogers Centre, casa del equipo canadiense.
Sumado a eso, el incidente del año pasado, cuando el venezolano le conectó un derechazo a la quijada del dominicano, en Texas, calentó más aún los ánimos entre ambos conjuntos.
Esas series se disputaron a casa llena y con un ambiente quizás jamás visto en las últimas dos décadas en el antiguo SkyDome, con más de 50 mil personas.
Sin embargo, al preguntarle que sentía jugar bajo esas condiciones respondió con una comparación lejana.
“Me gusta, me motiva. En Venezuela juego con Magallanes uno de los equipos más populares de mi país y cuando jugamos contra el Caracas se vive un ambiente único”, afirmó el camarero.
Los periodistas se asombraron ya que ellos pudieron presenciar lo que se vivió en Toronto en esos compromisos, pero ninguno de ellos ha estado en un escenario de la LVBP.
Ante la sorpresa, uno de los reporteros le reiteró: “¿Más que aquí?” refiriéndose a esos juegos de los playoffs de 2015 y 2016.
Sin pensar mucho, Odor contestó: “Sí más que aquí. La sensación es distinta. Son como 25 mil personas, pero se siente diferente”. Aún seguían desconcertados los periodistas estadounidenses, pero prefirieron no insistir.
El criollo se sentó en su silla para terminar de cambiarse. Mientras se vestía, le manifestó a un comentarista del circuito de radio en español del equipo su disgusto con la persona que le fue insistente en las preguntas sobre Bautista.
No se le vio durante el estiramiento del equipo, tampoco atrapó roletazos en la práctica, pero sí tomó la sesión de bateo. Durante la misma se escucharon varios fanáticos corear su nombre “Rougned, Rougned”, con mejor pronunciación que la de muchas cadenas televisivas americanas.
Uno de los más intensos fue un niño que, a pesar de estar con franela y gorra de los BlueJays, se ganó una pelota, un obsequio del venezolano después que concluyó con sus swings en la jaula.
Sin duda Odor no será una figura grata para los seguidores en Toronto, pero es muy probable que este niño siempre recuerde al marabino con afecto y sea uno de los pocos en no abuchearlo cada vez que consuma un turno al bate en la casa de los Azulejos.
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