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Temen pasar a una lista de espera sin esperanza

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Rayver Puente cumplió 18 años de edad en una cama en el Hospital Pérez Carreño. Es el quinto paciente que está sufriendo un rechazo de órgano en el país, reportado por Fundavene. Nuevamente lucha por mantenerse con vida porque el riñón que le trasplantaron en 2013 se está apagando poco a poco, dice su madre.

Reyver debe tomar un coctel de medicamentos: Myfortin, certican, prenidsona y el Prograf, este último inexistente en el país y que se le está terminando.

Su familia tuvo que trasladarse de Acarigua, estado Portuguesa, a Caracas para buscar mejores posibilidades de vida. Con 18 de edad Reyver solo ha podido llegar a octavo grado porque cada año escolar se ve accidentado. Debe escoger entre visitas a hospitales u horas académicas.

“Tenemos mucha frustración. Él quiere estudiar y dice que no merece eso. No hay tenido una niñez normal ni adolescencia. No ha podido disfrutar su vida”, dice su madre, Migdalia Camejo.

Su madre recuerda que el 18 de junio de 2013 le avisaron que su hijo, después de tres meses y medio recibiendo diálisis peritoneal, tenía un donante de riñón de un adolescente de 14 años de edad que había muerto. Se trasladó desde Acarigua hasta Caracas. Hoy, cuando la Fundación. Venezolana de Donaciones y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células anunció que suspendía los trasplantes, ambos temen tener que pasar a formar parte de una lista de espera sin esperanza.

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