Venezuela ha sido secuestrada por una corporación criminal que apareció en escena el tristemente célebre 4-F, hoy su territorio se encuentra ultrajado por el negocio-mata-juventud del narcotráfico y por la instalación de mafias provenientes del eje del mal que tienen como fin la brutal explotación de nuestros recursos naturales sin importarles para nada la legislación restrictiva de protección del medio ambiente. Increíblemente cuentan con la permisividad de sus socios, quienes hoy se encuentran usurpando el poder de nuestra abusada patria.
El narcorrégimen es el mayor traidor en la historia nacional al permitir delincuencialmente la ocupación del territorio por fuerzas irregulares de la guerrilla y de la droga, nunca nadie había ultrajado la soberanía de manera tan indigna y antivenezolana como la mafia gobernante. Los estados Bolívar y Amazonas son ejemplos protuberantes de la acción destructiva de la ignominia. Sus habitantes carecen de todo y se encuentran reducidos y diezmados por las epidemias que volvieron con el adefesio del siglo XXI. Los usurpadores depredadores tendrán que dar cuenta por cada uno de estos crímenes cometidos.
La voz del pueblo clama por el establecimiento de la república que llevará a enfrentar y superar cada uno de estos males. Con libertad, orden, justicia, honestidad, disciplina, libre pensamiento y poderes autónomos e independientes se le pondrá fin a esta olla mondonguera llena de los más perniciosos ingredientes. Insistimos que es mediante la instauración de la república que vamos a encontrar el camino de la superación nacional. Después de este sacrificio que ha costado 20 años de la vida de todos, no nos vamos a conformar con un barajo en la que tengan cabida algunos facinerosos responsables del daño infringido y al cabo de poco tiempo veamos rebrotar la infección y de vuelta los criminales al poder.
Nos preocupa sobremanera la insistencia en la participación de unas elecciones que no serán libres mientras no tengamos república con la mediocre pretensión de creer que se van a ganar unas elecciones como sea, aún en medio de tentáculos del usurpador.
El presidente Guaidó debe advertir que este es el camino de la perdición de siempre. Tiene que escuchar a los líderes disidentes con el empecinado planteamiento, pero que fueron vitales en la construcción del camino que lo llevó a la presidencia constitucional. Qué tiene de malo que se digan las cosas y se adviertan los peligros y las trampas. Obnubilados con la idea de unas elecciones como sea, tratan de excomulgar a los que se niegan.
Pongamos el tímpano en lo que exige el pueblo, que no es un cambio para que nada cambie, el cese de la usurpación es la ruta que llevará a la instauración de la república y dentro de este ambiente será posible llevar a cabo unas elecciones libres.
¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!
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