Para los que hicimos de la diplomacia nuestra carrera durante muchos años, la situación actual del Ministerio de Relaciones Exteriores no deja de causarnos un gran pesar por su profundo y evidente deterioro desde todo punto de vista durante estos años de administración “socialista”, período en el cual hemos observado no solo la desprofesionalización de su personal, sino aún más reciente la desidia y el abandono al que llevaron los bienes nacionales ubicados en el exterior de embajadas, consulados y misiones amén de la parte sustantiva como es la orientación ideológica de una política exterior contraria absolutamente a la protección de nuestros recursos, la soberanía, la seguridad e incluso el bienestar y los derechos de los venezolanos dentro y fuera del territorio nacional.
Desde el punto de vista del personal es harto conocido que los diplomáticos profesionales de carrera, funcionarios administrativos calificados, incluso personal local en el exterior con amplia experiencia y en muchos casos soporte fundamental de las labores inherentes al Servicio Exterior, fueron desplazados en favor de un personal cuyo único mérito y requisito ha sido la lealtad al régimen y actuar en consecuencia en actividades que no se corresponden con la diplomacia o el servicio consular sino más bien con manejos fuera de lo establecido o contrarios a las estipulaciones de las convenciones de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y Relaciones Consulares, la Ley del servicio exterior y la Ley orgánica del servicio consular, amén de cometer actos claramente ilegales. Ejemplos sobran.
En cuanto a lo que se refiere a la infraestructura desde hace un tiempo ya hemos venido conociendo sobre el cese de los pagos en muchas sedes de los alquileres, servicios y la falta de mantenimiento que ha producido daños a bienes patrimoniales. Más reciente, observamos el destrozo intencional y sustracción de bienes en sedes que fueron abandonadas, especialmente en Estados Unidos. La guinda del pastel pareciera ser la denunciada venta de la residencia oficial en Costa Rica a un particular, según noticias de prensa. Siguen estando en peligro bienes patrimonio del Estado, vehículos oficiales y cuentas bancarias, de los cuales en su momento sabremos su destino. En cuanto a los organismos internacionales se sabe de grandes sumas que se adeudan por atraso en las cuotas, lo que pone en peligro la participación del Estado como tal.
En cuanto a la política exterior habrá que deshacer alianzas, crear nuevas, redefinir espacios de integración en el ámbito subregional, incluyendo el Caribe, darle un nuevo contenido realista a nuestras prioridades lo que significaría cerrar o disminuir el nivel de representaciones que no nos aportan ningún beneficio como sería el caso en África, algunos países de Europa Oriental y el curioso e insólito caso del consulado en una provincia en China que otorga pasaportes a nacionales de ese país mientras que aquí es casi imposible obtener dicho documento. En el ámbito multilateral el trabajo en Naciones Unidas y la Organización Mundial de Comercio tambien tendrá muchos retos. Afortunadamente ya en la Organización de los Estados Americanos tenemos un representante que con su voz transmitirá al resto del hemisferio las directrices del presidente interino y la Asamblea Nacional, al igual que los otros representantes a nivel bilateral que asumieron con entereza esa responsabilidad a sabiendas de los obstáculos que iban a encontrar en sus destinos.
Los tres frentes antes mencionados deberían ser asumidos por funcionarios que comprendan que dicha recuperación va a ser una tarea ardua, con mucho sacrificio, dificultades, pero convencidos de que su fruto sea la recuperación de la excelencia que mantuvo la Casa Amarilla y su servicio exterior en tiempos de democracia. Más aún, un equipo de trabajo debe irse constituyendo para lo que serían los aspectos de restructuración frente a los nuevos temas de la agenda internacional. En el ámbito latinoamericano actualmente Chile, Costa Rica y más recientemente Ecuador se encuentran en ese proceso interesante de por sí para conocer sus resultados.
Estamos seguros de que de manera conjunta, inclusiva, con la participación del Sindicato de Trabajadores del MRE, el Colegio de Internacionalistas. el Centro de Estudio de Relaciones Internacionales, docentes universitarios y funcionarios de carrera provenientes del Ministerio de Relaciones Exteriores harán un aporte fundamental al cambio que está por venir de la mano de Juan Guaidó y la Asamblea Nacional.
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