En vísperas de la reanudación de las arduas negociaciones comerciales con Estados Unidos, China dio a conocer este miércoles un brusco freno en abril para sus exportaciones, amenazadas ya por sanciones estadounidenses adicionales.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que no deja de denunciar el superávit de China ante su país, impuso el año pasado aranceles punitivos a muchos productos chinos. Tras haber resistido bien al final de 2018, el comercio de Pekín acusa ahora el impacto de las sanciones, y en abril sus exportaciones retrocedieron 2,7% en cálculo interanual, mientras que en marzo aún eran fuertes (+14,2%), según las aduanas chinas.
Los analistas consultados por la agencia de información financiera Bloomberg habían previsto esta caída en abril pero no con tanta fuerza, ya que sus estimaciones apostaban a un crecimiento moderado de 3%. Si se toma en cuenta únicamente las exportaciones a Estados Unidos, la caída fue de 13,2% con respecto a un año atrás. Estas estadísticas se dan a conocer luego de que Donald Trump amenazara el domingo con imponer nuevos aranceles a productos chinos importados por unos 200.000 millones de dólares, a partir del viernes.
Para intentar disuadirlo, el negociador chino Liu He, considerado como muy cercano al presidente Xi Jinping, tiene que reanudar el jueves y viernes en Washington negociaciones consideradas cruciales para determinar si es posible o no un acuerdo entre las dos potencias. «China nos acaba de informar que ellos (el viceprimer ministro) vienen a Estados Unidos para sellar un acuerdo», dijo Trump por Twitter.
Importaciones en alza
«Si Trump ejecuta sus amenazas, cambiará la situación para la economía mundial», estima el economista Steven Cochrane, de la agencia Moody’s. La directora general del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, también estimó el martes que «las tensiones entre Estados Unidos y China son la amenaza para la economía» mundial.
Ansiosas por el resultado de las negociaciones, las bolsas chinas, que se hundieron el lunes tras la amenazas de Trump, volvieron a caer el miércoles, con Shangai en rojo de 1,12% y Hong Kong de 1,23%. Atascada en esta pulseada comercial, China vio como su superávit comercial cedía más de la mitad entre marzo (32.640 millones de dólares) y abril (13.800 millones de dólares).
«Esperamos un leve repunte de las exportaciones en el mes de mayo pero seguirán siendo débiles en los próximos meses, en torno a cero», advierte el economista del banco Nomura, Lu Ting. Sin embargo, el superávit con Estados Unidos –eje del diferendo entre las dos primeras economías mundiales– permaneció estable en abril en 21.000 millones de dólares, contra 20.500 millones el mes anterior.
Las importaciones en China volvieron a subir de manera global en abril (+4%), tras un claro repliegue el mes pasado (-7,6%), lo que indica una buena resistencia de la demanda interna. Pero no fue Washington quien aprovechó esto, ya que sus exportaciones a China cayeron 25,7%, alarmando a agricultores e industriales estadounidenses.
Para apoyar la economía, Pekín se comprometió en marzo a bajar este año en cerca de 2 billones de yuanes (unos 296.000 millones de dólares) la presión fiscal y las cargas sociales para las empresas. También alentó a los bancos a aumentar sus préstamos a las pequeñas empresas, hasta el momento dejadas al margen en provecho de los grandes grupos públicos.
El Banco Central chino va por otra parte a bajar desde el miércoles próximo el porcentaje de reservas obligatorias para los pequeños bancos, es decir la parte de los depósitos que deben conservar en sus arcas.
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