Jason Howe trabajaba como fotógrafo cubriendo el conflicto armado en Colombia, cuando conoció a una chica joven en una parada de autobús.
Su nombre era Marilyn.
Comenzaron una relación amorosa que duraría varios años, pero a medida que pasaba el tiempo, Jason comenzó a darse cuenta de que Marilyn tenía una vida paralela.
A veces desaparecía de noche en su moto. La gente le tenía miedo y cuando entraba a los bares, muchos preferían irse del lugar. Eventualmente, Marilyn revelaría un oscuro secreto: era una asesina de las fuerzas paramilitares.
Jason Howe creció en un barrio popular del Reino Unido. Aprendió a tomar fotos trabajando en una tienda del rubro y cuando menos se lo esperaba, consiguió un empleo «soñado» registrando los lugares más hermosos del planeta para revistas internacionales.
Pero Jason quería un nuevo desafío, y fue así como a comienzos de los 2000, decidió irse a vivir a Colombia, país que estuvo décadas inmerso en un conflicto armado entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el gobierno y grupos paramilitares, que cobró 220.000 vidas y dejó millones de desplazados.
El británico quería documentar la vida de los guerrilleros de las FARC y, aunque casi no hablaba español, logró ganarse la confianza de un grupo que le dio acceso para tomar fotografías.
Cuando cumplió su primer objetivo, se fue a la frontera con Ecuador en busca de grupos paramilitares. Estaba en eso, cuando un casual encuentro cambiaría su vida para siempre.
«Tenía que cambiar de autobús, cuando vi a una chica haciendo fila por un café».
«Nos sonreímos, intercambiamos algunas palabras y nos dimos cuenta de que íbamos a tomar el mismo autobús.»
Se sentaron juntos en un viaje que duraría 4 horas y media.
«Hubo una conexión inmediata. Ella hablaba, se reía mucho. Era atractiva». Jason le contó que iba a territorio paramilitar para contar la historia desde el otro lado del conflicto.
Entonces Marilyn lo invitó a quedarse en su casa. Le dijo que su padre tenía un bar a la orilla del camino donde se reunían paramilitares y miembros del ejército.
¿Sabías que ella tenía relación con los paramilitares?
«No, para nada. No había ninguna señal de que ella estaba conectada con los grupos paramilitares. Y si en algún momento lo mencionó, claramente no lo entendí».
«El primer día que llegué, caminamos hacia el río de la mano, junto a su hija. Y cuando llegamos al río nos besamos».
Marilyn le ofreció quedarse en la casa de sus padres, para que desde ahí viajara hacia las aldeas cercanas.
Le llevó meses tener una buena relación con los comandantes para conseguir acceso. Durante ese tiempo, la relación amorosa con Marilyn no se detuvo.
¿Te enamoraste de ella?
«Estaba totalmente enamorado de toda la situación. Enamorado de la persona que creía que era. En ese momento no tenía idea de lo que hacía».
Jason amaba la simplicidad de la vida familiar y poco a poco logró crear una relación de confianza.
«Tenía una buena relación con la hija de Marilyn. Cuando llegaba me decía ¡gringo! y se subía en mi espalda».
Un oscuro secreto
A pesar de la buena relación, Jason decidió que era una buena idea mudarse a un hotel cercano.
Marilyn lo iba a visitar y se quedaba con él en la noche. Hasta que un amanecer le dijo que tenía que contarle un secreto.
«Me dijo que era un miembro activo de los paramilitares, que antes usaba uniforme, y que había estado luchando en la selva».
«Ahora era parte de una célula urbana y su trabajo era eliminar informantes. Se había convertido en una asesina».
Le contó que los paramilitares la mandaban a «dar vueltas», ya sea para espiar, o eliminar objetivos.
«Tenía varias pistolas. Una en la casa y otras escondidas en la ciudad, para no tener que pasar ningún puesto de control cargando un arma».
«Me dijo que había matado gente con cuchillos, o que los había inyectado con jeringas para causarles un embolismo».
Los cuerpos eran desmembrados y repartidos en distintos lugares para dificultar la identificación.
¿Cómo reaccionaste tras la confesión?
«En ese momento no lo encontré tan chocante. Cuando pasas tiempo en zonas de conflicto, conoces gente que parece completamente normal, pero son parte del conflicto. Muchos de ellos son asesinos».
«Si has crecido en esas situaciones, es más fácil que te parezca normal».
En vez de poner fin a la relación, Jason decidió seguir con ella.
«Todos sabemos que el conflicto en Colombia se trata de asesinatos. En ese momento no me sentí tan crítico. La vi como una víctima de las circunstancias».
Un giro siniestro
En medio de esta historia, hubo señales de advertencia a las que Jason no prestó atención, pero mirando en retrospectiva, resultaban ser bastante evidentes.
Un día, por ejemplo, fue a un restaurante con un grupo de fotógrafos y un productor local.
«Cuando ella entró todos quedaron congelados. Los empleados desaparecieron. El productor me dijo que no debería tener contacto con esta mujer, que todos sabían que era una asesina».
«Todos se fueron y yo me quedé con ella».
¿Una parte de ti disfrutaba el drama, la idea de estar durmiendo con una asesina que tiene un arma bajo la almohada?
«Absolutamente. Esa es la razón por las que tantas películas sobre asesinos son exitosas. A la gente le encanta, lo encuentra apasionante».
«Era raro vivir algo que la mayoría de la gente va a ver al cine».
Y de hecho, en muchas películas el asesino termina siendo el héroe. Aunque ese no fue el caso de Jason y Marilyn. La historia se volvería mucho más siniestra.
«Me contó que con el tiempo ya no le importaban realmente los paramilitares. Y que ahora trabajaba por dinero.»
A veces una mujer le encargaba que matara a la amante de su marido, y ella lo hacía.
Ese fue el punto de quiebre para Jason. Él aceptaba que podía haber una justificación para matar por una causa, en el contexto de un conflicto armado.
Pero cuando ella le dijo que lo estaba haciendo solo por el dinero, las cosas cambiaron.
«Me empecé a sentir molesto. Le pregunté qué hacía con el dinero de los asesinatos». Él pensaba que quizás con ese dinero Marilyn quería cambiar de vida y darle un mejor futuro a su hija. Pero no.
«Me dijo que lo usaba para comprarse jeans, maquillaje y esas cosas».
Entonces Jason comenzó a cuestionarla.
«Me apuntó con una pistola»
«Ella me apuntó con la pistola y me dijo que la estaba juzgando».
«Me preguntó por qué no le tenía miedo».
«Le dije mátame o no, pero no me amenaces. Y si alguien te ha pagado para que me mates, te doy el doble».
«Ella se rió, bajó la pistola y nunca más tuvimos una confrontación».
Si sabías que ella mataba gente por dinero… ¿por qué no te fuiste?
«Era un tiempo confuso. pero cuando supe que mataba por dinero, creo que eso marcó el fin. Dejó de ser una persona con la que quería estar vinculado románticamente».
La confesión frente a una cámara
Un día Jason conoció a un documentalista griego y le habló de la posibilidad de entrevistar a Marilyn.
Ella accedió a salir en cámara con la cara cubierta. Entonces grabaron una entrevista donde aparecía con un pasamontañas, respondiendo las preguntas que le hacía Jason en un español rudimentario.
En la grabación, Marilyn cuenta cómo llegó a participar con los militares, cómo fue matar a la primera persona, cómo se sentía haber matado a 24 o 25.
Incluso reconoce que llegó a matar amigos y parientes, sin mostrar ninguna emoción.
«No había ninguna señal de arrepentimiento», cuenta Jason.
Finalmente Jason se fue de Colombia.
«Quedamos bien. Me escribió una nota diciendo que nunca la olvidara, que yo era parte de la familia».
Desde Bagdad
«Un año después de la última vez que la vi, recibí un email, donde decía que quería dejar los paramilitares, pero que no era algo fácil de hacer, que no la dejarían salir viva».
«Decía que le gustaría estudiar enfermería».
«Cuando recibí el correo llevaba seis meses en Bagdad, fotografiando múltiples ataques suicidas al día, viendo el lugar completamente. Estaba definitivamente traumatizado con todo aquello. No estaba emocionalmente preparado para ayudarla. Le respondí un email bastante indolente».
¿Te cuestionaste esa decisión?
«Definitivamente. Es que en el momento en que descubrí que ella mataba gente por unas pocas libras, mi empatía se evaporó».
Flores en su tumba
Un año después de su partida, Jason regresó a Colombia. Ahí descubrió qué había ocurrido con Marilyn.
«No sabía nada de ella desde su último email. Envié correos a esa dirección, pero no recibí ninguna respuesta».
«Regresé a la casa familiar. Los ojos de su padre se llenaron de lágrimas cuando me vio y me dijo que su hija había muerto».
«Fui con su madre y su hija a poner flores en su tumba. Fue enterrada sobre su hermana, que también había sido asesinada como parte del conflicto, y al lado de otra hermana que murió de causas naturales cuando era bebé».
Días después, una mujer le contó cómo habían sido las circunstancias de su muerte.
«Los paramilitares la apedrearon, acusándola de ser una informante».
La hija de Marilyn
En 2011, mientras hacía fotografías de combates donde participaba el ejército británico, Jason tuvo un colapso nervioso y puso fin a su carrera como fotógrafo de guerra.
Pasó los siguientes siete años viviendo en una pequeña cabaña en las montañas del sur de España, lejos de todo.
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Hasta que llegó el momento en que se sintió preparado para regresar una vez más al mundo. De pronto, recibió un mensaje inesperado.
«La hija de Marilyn me contactó. Me puse feliz de que hubiera sobrevivido y de que no terminó arrastrada por alguno de los grupos armados».
Al contrario, la niña creció y estudia en la universidad.
¿Por qué contacto a Jason? En busca de respuestas sobre su madre.
«Creo que será una experiencia bastante catártica para los dos».
Por lo pronto, Jason planea dejar su cabaña para dedicarse a hacer algo diferente.
Se va con su cámara a Zambia a buscar una nueva historia.
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