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La Iglesia marxista: Gumilla y Cinep

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Desde hace algún tiempo he estado denunciando la penetración marxista en la Iglesia Católica. Una buena amiga me dijo que no había que generalizar, cierto, pero es que una cosa es un cura aislado y otra una tendencia generalizada, dirigida por arzobispos guerrilleros, a los cuales ni siquiera se les condena, sino que cada día más aúpan y promueven el poder de los narcoterroristas comunistas.

Resulta que esto no es una casualidad. La más poderosa congregación en la Iglesia Católica son los jesuitas, san Ignacio de Loyola, uno de los más grandes santos, fue un gran defensor de la fe en momentos angustiosos para la Iglesia, y fue quizás el más grande instrumento de la Contrarreforma. En la colonización , los jesuitas fueron unos de los principales actores. Pero con el Concilio Vaticano II se implantó un discurso reformista, lo que se llamó el “aggiornamento”, es decir, una adecuación de la Iglesia a la modernidad. Perfecto, dentro de los cánones de la doctrina.

Pero resulta que los jesuitas fueron mucho más allá de la reforma y de la adecuación a los tiempos modernos. Se convirtieron a la ideología enemiga sin igual del catolicismo: el marxismo. Pero no solo se propusieron llevar esa ideología en términos del verbo, no, se fueron a las armas, apoyando unas detestables guerrillas.

Uno de los principales instrumentos de la penetración por la Iglesia marxista fueron los centros de pensamiento y acción liderados por los jesuitas. El objeto de esta breve reflexión es el analizar cómo ellos actuaron en función de avanzar el marxismo, puro y duro, en nuestros dos países, Venezuela y Colombia.

1.El Centro Gumilla, es un “think tank” creado en 1968, bajo la inspiración del marxista provincial de los jesuitas, el “Papa Negro” padre Arrupe, que convirtió la congregación en un nido de ratas comunistas. Este centro se convirtió en un órgano de promoción del marxismo, principalmente a través de la revista SIC, una tradicional publicación católica que pasó a ser un panfleto de la teología de la liberación. Lo dice claramente uno de los más brillantes jesuitas de la época contemporánea, José Virtuoso: “El Centro Gumilla continúa participando activamente en el diálogo entre el cristianismo y socialismo (https://books.google.com.co/books?id=BlowUplteEQC&pg=PA144&lpg=PA144&dq=centro+gumilla&source=bl&ots=LnrN4pr9ba&sig=ACfU3U0YMP_b_Bx8hGnWyxbbOEYVUnB9HQ&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwi_gIa3-o_kAhXJzlkKHYriAvE4FBDoATAEegQICBAB#v=onepage&q=centro%20gumilla&f=false).  “La opción socialista no está caducada ni en América Latina ni en Venezuela y nos parece una opción cristiana que aún n ha sido propuesta al pueblo latinoamericano  y mucho menos a nuestra Iglesia” ( ídem).

“También en varios de la revista SIC se propone el uso de la metodología del marxismo sobre las realidades sociales… se proponía pensar el marxismo en diálogo permanente con la realidad. Se propone el uso del análisis marxista como una mediación práctica de lo que se entiende como exigencias históricas de la fe cristiana” (ibídem)

O sea, la Iglesia a favor de la instauración del marxismo, al menos como instrumento de análisis teórico de la realidad actual, se suplanta el Capital por la Biblia y se cambia la Biblia por el fusil. Pero resulta que Marx fue un enemigo de la religión. En su expresión “la religión es el opio del pueblo”, claramente Marx llama a renunciar a la religión, a su dicha ilusoria, a su promesa de un mundo mejor después de esta vida miserable, pues considera que la religión es síntoma de la necesidad de ilusiones del pueblo, condenado a un valle de lágrimas. O sea, que los jesuitas, representados por Virtuoso, deberían definirse entre la Biblia y el fusil. Para felicidad de los jesuitas marxistas como Virtuoso no tuvieron que definirse, pues para 1968 ya Betancourt y Leoni habían acabado con las guerrillas, su discurso marxista se coescribía a ayudar al lumpen marxismo naciente en los barrios caraqueños.

2. Esto no sucedió con el Cinep, centro jesuita marxista que “con una mirada crítica y alternativa de la realidad colombiana” es pro guerrilla, anima el cambio social a partir de las orientaciones de la Compañía de Jesús en Colombia https://www.cinep.org.co/Home2/institucion/nosotros.html. Ya vimos cuáles son, según el padre Virtuoso, esas orientaciones marxistas.

El Cinep no ha tenido que actuar en un estado de pacificación como el Gumilla, sino que ha actuado firmemente en apoyo de las guerrillas. Sería muy largo el detallar todas las intervenciones a favor del narcocomunismo de este antro castrocomunista, simplemente busquen en Google, al igual que los narcocuras como los arzobispos de Cali y Tunja, los curas De Roux y Giraldo (este asesino guerrillero), claro, no hay que generalizar, pero ¿por qué no ha habido una  declaración de la CEC en contra de estas criminales acciones? El que calla otorga.

Ahora bien, qué interesante el momento político que nos presenta la realidad de la teología política actual. Los jesuitas pro socialismo del siglo XXI en Venezuela, ahora después de que se dieron cuenta de la realidad de que “se proponía pensar el marxismo en diálogo permanente con la realidad” no les valió de nada , cuando ese Centro Gumilla era el foco de la promulgación del socialismo, ahora, claro se dieron cuenta de que la realidad es antimarxista y por eso, cáiganse para atrás : el Centro Gumilla y Provea inician la realización de ciclos de foros con el nombre “Las izquierdas en el futuro de Venezuela”. Por los conferencistas invitados supongo que no va a ser un coloquio inclinado hacia  un análisis de la realidad enfocada desde la perspectiva marxista. Y sobre todo porque Virtuoso, hoy rector de la UCAB, señala que “no es posible la transición política con Maduro ocupando el poder».

¿Necesitan los jesuitas marxistas colombianos que se aniquile un pueblo a través de un genocidio narcocomunista como el venezolano, para que reaccionen y se opongan a semejante barbarie? El apoyo de esos jesuitas al farcsantismo continuará hasta que en un gobierno del petro-fajardismo nos pongan a pedir CLAP y que algún cura jesuita marxista se dé cuenta, como Virtuoso, de que esos análisis marxistas solo llevan a la tiranía comunista. Ojalá el Cinep, gemelo del Gumilla, se copie de este y cambie radicalmente esa posición. Ojalá el arzobispo Salazar, en vez de ponerse las botas de “el paisa”, se ponga los calcetines del arzobispo salesiano Delgado de Caracas (QEPD). Amén.

 

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