Mientras algunos de sus colegas baladistas lanzan bizarras colaboraciones para no perder actualidad, él acaba de publicar un disco en el que toma elementos de la música de moda sin sonar impostado. El álbum, que lleva por título su apellido, es un manifiesto de autenticidad y astucia en tiempos de desesperación por ser ‘trending topic’. Desde Miami, Ricardo Montaner habló sobre este lanzamiento que motiva su regreso a Lima después de cuatro años.
—Inicialmente, su nuevo álbum se iba a llamar Vuelven los lentos, y lo llegó a anunciar como el regreso de las baladas y del romanticismo. Ciertamente lo es. ¿Evolucionó mucho su propuesta hasta el resultado final?
—La visión que tenía del álbum es la misma que tengo ahora, lo que cambió fue el nombre. La compañía hizo una investigación antes del lanzamiento del disco en toda la región y se dieron cuenta de que en algunos lugares no entendían la frase. Iba a ser un error de comunicación. Le estuvimos dando muchas vueltas al asunto hasta que sugerí Montaner. Unánimemente la compañía me dio la razón, porque además era el álbum 25 de mi carrera. Pero, volviendo a tu pregunta inicial, el álbum tiene la misma visión del comienzo, el regreso de la balada. Es un salpicado de ciertas sonoridades que podrían parecer urbanas, pero que no evocan otra cosa que la balada.
—Ha sido muy divertida. Lo que yo hacía era sentarme en el estudio con mi guitarra al lado. Me acostumbré a encerrarme a solas a hacer todo. Sin embargo, con el tiempo fui invitando a autores para trabajar conmigo. Empecé a escribir canciones con Bebu Silvetti, después con Yasmil Marrufo y con gente que tiene que ver con la producción. También empecé a tomar influencias de la música italiana y me junté con músicos como Piero Cassano y Max Longhi. Me daba variedad, lo que mi misma evolución iba exigiendo. En mi álbum Agradecido ya me había (puesto a) escribir con Mau y Ricky. Sin embargo, para este nuevo álbum hacíamos sesiones de cuatro, cinco o seis coautores simultáneamente. Las canciones salían en 45 minutos. Al mismo tiempo, tenía al lado a mis coproductores. Y, a medida que iba saliendo la canción, le iban agregando parte de los arreglos. Fue una manera totalmente novedosa de escribir que me dio un alivio muy grande. Si quiero tener influencia en lo que está pasando, tengo que juntarme con gente que esté marcando la tendencia. Y me junté con Mau y con Ricky, con Tainy, que es un productor extraordinario; con Jon (Leone), con Richy (López), todos ellos grandes productores. Seguí con Yasmil y con gente con la que vengo trabajando desde hace tiempo. Y hemos conseguido, en consecuencia, un álbum con un sonido muy actual, y conservando la esencia de todo lo que he hecho en mi carrera.
—Yo siento que hay una parte del público que en cuanto a las letras se ajusta a un gusto diferente, quizás menos poético, pero eso tampoco está mal. En la música, sobre gustos no hay nada escrito. Tú no estás obligada a escuchar algo que no te gusta. Tampoco puedes obligar a nadie a que escuche algo que no le gusta. Basado en esa libertad, no hay otra cosa que más variedad y más posibilidades para el público.
—¿Sus hijos, artistas de una nueva generación, cómo se han nutrido musicalmente de usted?
—Todo es un intercambio. Mis hijos se criaron influenciados por lo que yo hacía, por supuesto. Por la música que yo hacía. De hecho, estuvieron siete años tocando como músicos fijos de mi banda. Mau era el baterista y Ricky era el guitarrista, pero cuando eran chicos y empezaron a tener uso de razón, les inculqué oír todo tipo de música que no fuera la mía. Era la única manera de que no copiaran lo que hacía su padre. Recuerdo que cuando Eva era chiquita le llevaba música góspel y artistas mujeres que yo sentía que cantaban extraordinariamente bien, como Christina Aguilera. Hoy el resultado de Mau, Ricky y de Evaluna es que cada uno tiene un estilo propio y que, gracias a Dios, están teniendo mucho éxito.
—Estos 12 días de movilizaciones han quedado para la historia de Puerto Rico, pero también han dejado un mensaje muy poderoso para todos. Yo lo tomo para mí y para Venezuela. Siento que lo de Puerto Rico fue una semilla de ánimo para el pueblo venezolano, para que siguieran echando para adelante y no se dieran por vencidos. Entonces, el pueblo venezolano cada vez que hay una convocatoria del presidente Guaidó, acude. Esa presión ha dado resultado y va a seguir dando resultado.
Montaner: En Venezuela no se puede hacer música cuando hay tanta hambre
—Yo hice una campaña que continúa y que se llama Todos Somos Migrantes. Lo que me provoca tu pregunta es recordarles a los peruanos que también han sido migrantes. Yo mismo te puedo decir, por experiencia, que Venezuela cobijó a una cantidad enorme de peruanos en la década del 70. Te voy a decir más: dos de las personas que trabajaban conmigo cuando mis hijos eran apenas unos bebés eran peruanos emigrados a Venezuela, que contribuyeron al progreso del país. Recordarles que el migrante no está allí por turismo, sino por necesidad. Al migrante lo obligaron a irse de Venezuela, con mucho sacrificio, caminando. Los he visto en las fronteras y en las ciudades: una cantidad enorme de venezolanos caminantes, que si bien están yendo hacia el sur, en realidad no tienen un rumbo claro.
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