El Centro Nacional Autónomo de Cinematografía cumplió 25 años el primero de agosto. La institución nació con el propósito de apoyar y capacitar a la comunidad audiovisual, así como para promocionar la cultura cinematográfica en el país. Pero ese objetivo se ha perdido. El gremio afronta la peor de las crisis: pocos estrenos de películas, falta de financiamiento y una deuda con el programa Ibermedia, que respalda la formación, desarrollo y coproducción de audiovisuales iberoamericanos.
El lunes 5 de agosto, Ernesto Villegas, ministro de Cultura de Nicolás Maduro, anunció en su cuenta de Twitter que el actor y cantante Roque Valero ocupará el cargo de presidente del CNAC. “Me complace informar que el presidente @NicolasMaduro, en uso de sus facultades legales, ha decidido designar a Roque Valero como nuevo presidente del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, con quien haremos equipo para hacer crecer aún más al cine venezolano #5Ago”.
La designación de Valero, diputado a la asamblea nacional constituyente, generó críticas en el gremio y alguno que otro voto de confianza por simpatizantes del régimen, como el director Carlos Azpúrua.
Esta semana el Foro del Cine Venezolano, que agrupa a Caveprol, ANAC, Avepca, Gran Cine y Abicine, entre otros, volvió a reunirse para debatir políticas inclusivas y eficientes con el fin de superar la crisis institucional. En el encuentro se presentó el esquema de funciones que debe desempeñar la junta directiva del CNAC y el perfil ideal del presidente de ese organismo.
José Ernesto Martínez, miembro de la Asociación Venezolana de Productores de Cine y Audiovisual, indicó que no está ciento por ciento seguro de que Valero cumpla con el perfil para ocupar el cargo de presidente del CNAC.
“Lo que necesita el CNAC es un gerente conocedor del medio cinematográfico. No estoy seguro de que él tenga la capacidad; de todas maneras hay que esperar una primera reunión para ver las primeras impresiones”, dijo Martínez.
El crítico de cine Sergio Monsalve considera que el nombramiento de Valero fue una decisión deliberada del gobierno, puesto que el gremio exigiría la renuncia de Aracelis García, que ocupaba el cargo desde 2017. “El gobierno decidió tirar un pote de humo y picar adelante para dividir las aguas. Ante cualquier eventualidad, siempre buscan escalar dos niveles”, señaló.
Destacó que Valero no representa la figura de consenso que necesita el gremio cinematográfico, puesto que milita en el PSUV. “En su designación hay un conflicto de intereses”.
No lo ve así Carlos Azpúrua, que tiene grandes expectativas con quien fue el protagonista de la telenovela Ciudad bendita. Para el director, la designación de Valero puede ayudar a superar la crisis “multifactorial” que afronta el gremio. “Pienso que lo más importante y en lo que debería abocarse el compañero Roque es en crear una comisión con todos los sectores para evaluar una reforma de la Ley de Cine que podamos entender”.
Juan Carlos Lossada, presidente del CNAC desde 2005 hasta 2015, señaló que con la designación de Valero solo se puede esperar más incumplimiento y violaciones de la Ley de cine. “Se puso al frente del ente rector de la cinematografía nacional a quien no solo no conoce en lo más mínimo el funcionamiento de la producción audiovisual, (sino que) carece de conocimientos de sus complejidades, prescinde de los cuadros profesionales que ha costado años formar”.
En emergencia
El Foro del Cine Venezolano ha declarado al gremio en emergencia desde hace dos años, debido a la paralización del sector por la falta de apoyo. “Si la institución no reacciona y no actúa, evidentemente, el cine que apoyaba el CNAC se paraliza”, puntualizó Martínez.
En 2014, recordó, se estrenaban aproximadamente 25 películas, mientras que ahora llegan a la cartelera 2 o 3 cintas. Añadió que el gremio no escapa de la realidad que vive el país, donde las personas, con menor poder adquisitivo, van menos al cine. Dijo también que al no haber promoción de los filmes, el ciudadano no se entera de cuáles están en programación.
Durante la gestión de Lossada, el CNAC se caracterizó por trabajar con los gremios, haciéndolos participes de las decisiones.
El ex presidente del organismo, que reside en España y por estos días se encuentra al frente del Festival de Cine de Almagro, argumenta que los logros alcanzados formaron parte de un trabajo en conjunto con la comunidad cinematográfica.
“Fue el período en que se alcanzaron las mayores cotas de producción fílmica en nuestra historia, los mayores registros de audiencia de todos los tiempos, cuando se obtuvieron los más importantes galardones internacionales a escala mundial, cuando se sostuvo una política de respaldo a la formación especializada con más de 800 becas para estudiar cine dentro y fuera de Venezuela”.
Monsalve hizo referencia a los “años de platino” del cine venezolano, que coinciden con la gestión de Lossada en el CNAC. Una época que el gobierno aprovechó como un sistema de propaganda, destacó el crítico. “El régimen se apropió del éxito que tenían estas películas en taquilla, en la crítica y cómo conquistaban festivales internacionales. Eso facilitaba su lobby internacional para hacerse publicidad”.
Indicó que en 2013 el CNAC dejó de ser un instrumento de publicidad para el gobierno, luego de las declaraciones de la directora de cine Mariana Rondón en el Festival de San Sebastián, que no agradaron al régimen.
La cineasta, que recibió la Concha de Oro por Pelo malo, dijo entonces: “No me gusta la polarización de mi país. Quiero que gente muy diferente encuentre ese lugar para charlar. En esta radicalización, que me preocupa mucho, hemos perdido los sitios de encuentro. No me puedo creer que no haya marcha atrás. Cada vez nos hacemos más daño y nos hundimos más. Cada vez el otro, por no tener la misma idea, es más enemigo. Y a mí nadie me dijo que esto era una guerra, solo íbamos a unas elecciones. Paremos. Hay un dolor inmenso. De un acto político, un referendo, hemos pasado a un acto de fe, de ideas. ¿De quién fue la responsabilidad? Toda de Chávez. Cuando dijo eso de que ‘quien no está conmigo está contra de mí’ nos sentenció a esta guerra. Y Maduro sigue el mismo camino”.
A partir de ese momento ocurrió un quiebre en el CNAC. Comenzaron las presiones sobre la institución y la gestión de Lossada. “El CNAC pasó a ser tutelado por el Ministerio de Comunicaciones. Luego de la renuncia de Lossada, en 2016, el ente quedó acéfalo y en 2017 entró Aracelis García a cumplir un período que pasó sin pena ni gloria y terminó de ponerle la lápida al CNAC”, relató.
Falta de financiamiento
La cineasta venezolana Patricia Ortega, quien fue una de las grandes triunfadoras de la pasada edición del Festival del Cine Venezolano con su película Yo, imposible, cree que el CNAC tocó fondo y solo quedan las ruinas de una institución. Agregó que para recuperarlo es necesario un trabajo honesto más allá de los ideales políticos.
“No espero nada del CNAC porque no están dadas las condiciones económicas y políticas para esperar algo. En este momento, como realizadora, tengo el desafío de seguir haciendo mis proyectos sin la ayuda del CNAC y construirme un camino en el que pueda hacer mis películas con otras alianzas y otros socios financieros”, señaló.
Aseguró que debido a la falta de financiamiento en el país, los cineastas, para continuar con sus proyectos, deben recurrir a negociaciones internacionales con el fin de acceder a otros fondos para la producción de largometrajes, lo que hace que las cintas pierdan la nacionalidad. “Un país sin fondos, sin un ente rector de cinematografía, es un país que no puede financiar películas y no puede ser el socio mayoritario, por lo que no se le puede entregar la nacionalidad al proyecto”, dijo.
Destacó que en Venezuela no hay capacidad para financiar, distribuir o promocionar películas. “Los cineastas venezolanos están en una situación de vulnerabilidad y sin una plataforma que los ayude a desarrollar sus proyectos”.
Martínez indicó que se necesita voluntad política para activar los artículos 57 y 59 de la Ley de cinematografía, los cuales permiten el financiamiento del cine venezolano por la empresa privada.
“El artículo 59 dependía directamente del CNAC. Aracelis García tuvo miedo y no activó los mecanismos para aplicarlo. Decía que iba a haber menos ingresos en Fonprocine, porque las personas preferirían invertir en las películas y no pagar el fondo, cosa que es falsa. Son artículos que están ahí y que dependen de una voluntad política para ejecutarlos y, de momento, no ha habido esa voluntad”, dijo.
Alertó sobre la posibilidad de que la institución desaparezca si no se emprenden acciones para poner en funcionamiento la operatividad del ente cinematográfico. “Si no se toman medidas urgentes, el CNAC corre el riesgo de desaparecer. No hay financiamiento, no se ha pagado Ibermedia, como siempre lo decimos, no se pagan los compromisos internacionales, no se activan los mecanismos que tiene la ley”, advirtió.
En 2005, luego de la primera reforma de la Ley de cinematografía nacional, se creó Fonprocine, que tiene como finalidad el fomento, promoción, desarrollo y financiamiento de la industria cinematográfica en el país. Sin embargo, Lossada aseguró que el régimen se encargó de quebrar ese fondo, con lo que quebraron institucionalmente al organismo. “El CNAC inicialmente arrojó resultados extraordinarios dadas esas circunstancias, y la razón era sencilla: respetaba la Ley de cine y era un instituto profesional y apartidista”.
Cineastas desprotegidos
Ortega indicó que es necesario reactivar la Ley de cine, pero pensando en las películas y no en los intereses políticos. Señaló que los cineastas en el país están desprotegidos, puesto que no disponen de seguridad social.
“El esfuerzo que se había hecho para que hubiese formación y festivales también ha desaparecido, por lo tanto se cierran las oportunidades para que las nuevas generaciones se sigan formando, para que las empresas crezcan y los festivales se realicen. Pasamos de tener un montón de encuentros a nada”, dijo.
Reiteró que debido a la falta de financiamiento menos cineastas estrenarán sus películas en el país. “No es un beneficio para nadie estrenar en este momento cuando representa un gasto y no hay dinero”, dijo. Añadió que los cineastas venezolanos preferirán estrenar sus proyectos en plataformas como HBO o Netflix.
Monsalve destacó que el CNAC debe refrescarse y aprovechar el contexto para replantear sus ideas. “Es un ente que merece una renovación real en su estructura, en el sentido de definir qué es el cine hoy en día”, expresó. Para él la institución debe comprometerse a respetar la diversidad cultural, cinematográfica y de pensamiento. Solo así podrá recuperar la esencia de sus principios y conquistar espacios de la cultura venezolana. “Creo que podemos volver a esa mejor versión del CNAC, sin duda alguna, y potenciarlo con esta idea de comprender que el cine no es solo lo que consumimos en una pantalla grande”, manifestó.
Juan Carlos Lossada tiene fe en que el cine venezolano cambiará rápidamente luego de una posible transición política en el país. La reinstitucionalización del CNAC no será fácil, pero es un cambio necesario. “Confío plenamente en que los nuevos liderazgos en Venezuela y las figuras democráticas de la cultura, el arte y la gestión cultural estarán a tono con los nuevos desafíos”.
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