Luigi Escalante tiene pocas horas de haberse levantado en Buenos Aires. Anoche estuvo escribiendo. En horas nocturnas se siente más presto a dar rienda suelta a lo que tiene en mente, a la distensión, a descubrir música y reafirmar clásicos
Él es el cantante de Somalunar, la agrupación que desde hace cuatro años ha generado expectativas entre tantas agrupaciones noveles. En junio presentaron su primer LP. Ensueño es un álbum que da muestra de un compositor repleto de influencias y ansioso en demasía.
Junio fue un mes decisivo. El 1° de ese mes sacó el disco, el 2 cumplió 19 años de edad y al siguiente partió a Buenos Aires, donde ahora está residenciado. Hace un mes llegó a esa ciudad Juan Saume, el otro guitarrista e hijo de Édgar Saume (La Banda Municipal), y en septiembre arribará el baterista Diego Picó. Una vez reunidos todos, comenzará la promoción de la producción.
Ensueño es un disco en el que preponderan las canciones románticas, que buscan alejarse del cliché no necesariamente a partir de experiencias propias, sino también de la ficción del compositor. Euforia adolescente, sin duda, pero encauzada por quien busca trascender. “El castellano era la única materia que me gustaba en el colegio. Escuchaba mucho rock en español, boleros, canciones de amor. Me gusta la música que levante el ánimo y lleve profundidad con cierta nostalgia”, indica sobre ese proceso creativo y sus orígenes.
Escalante recuerda emocionado una conversación que tuvo con Leonardo Padrón hace unos meses, cuando comenzaban las protestas en contra de Nicolás Maduro. Hablaron sobre una entrevista que el poeta dio en abril a El Nacional en la que se refería al arte como uno de los nichos de resistencia más poderosos. “Eso me inspiró para sacar el disco a las pocas semanas de ese encuentro. Yo estaba muy asustado por lo que se vivía, esa represión asquerosa y absurda. Pero hizo efecto lo que me dijo de no ceder la voz al apocalipsis”.
Explica que la decisión de emigrar a Buenos Aires se debe a ese apego cultural con su música y literatura: Cerati, Spinetta y María Elena Walsh. Además, allá se encontraba su amigo y tecladista Bastian Rísquez, ahora en España, quien le presentó a Martín Páez, el hijo de Fito Páez.
“Se ha convertido en uno de los hermanos que me ha recibido acá. He compartido mucho con él. Compartimos gustos artísticos, escuchamos en su casa vinilos de Prince y Los Beatles. Me abrió las puertas como un vecino. He visto a Fito un par de veces. No busco nada de la familia Páez, me desprendo de cualquier afán de mostrar mi proyecto. Claro, nunca me imaginé que terminaría en esa casa escuchando música de Serú Girán y Charly García. Es como un pasatiempo no tan modesto, y de mucha fortuna. Soy un pequeño coleccionista de momentos y consejos, aunque ellos no noten que te estén dando uno”, asegura.
“Ensueño” se llama también la canción que Escalante interpreta con Servando Primera, seguidor del grupo desde 2013. “A él siempre lo tuve como referente, una representación de valentía por lanzarse a la calle desde que aprendió a escribir. Como fan de sus composiciones pop, esas canciones más rockeras, mi papá le envió un tuit espontáneamente hace años, quizás en 2013. En ese mensaje estaba nuestra primera canción ‘Sábado especial’. Inmediatamente compartió y nos empezó a seguir. Empezamos a tener más reproducciones. Cuando grabamos el EP en 2014 se lo mandé. Dijo que el concepto estaba muy maduro”, cuenta el músico.
Escalante asegura que cuando comenzaron a grabar el disco no tenían pensado hacer ninguna colaboración. Sin embargo, cuando publicó una canción, Primera la compartió en Twitter. “Ahí me di cuenta que le gustaba la banda. Lo invité, fue al estudio y eligió ‘Ensueño”. El único cambio que hizo que la letra original decía ‘cierra la puerta y sueña con ella’. Él dijo que no, que mejor dijera que ‘abriera la puerta’, pues según él yo estaba en edad para abrirlas. Eso me cambió el pensamiento en el mejor de los sentidos”.
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