Es increíble como una tensa calma reina en el ambiente. En comparación con lo que fuimos testigos y protagonistas de lo sucedido durante más de 100 días de protesta, lo que está pasando en el país puede terminar siendo tan frustrante como doloroso.
La lucha campal emprendida por los venezolanos en una exigencia, que era la salida de la dictadura y el restablecimiento de la democracia, parecía más bien una lucha sin tregua y por muchos intentos de menguar la calle, los ciudadanos demostraron que hasta con su propia vida estarían dispuestos a luchar por la libertad; y así fue, el saldo de más de 100 asesinados no es una mera cifra o un número mágico. Fueron venezolanos de carne y hueso valientes que no le dieron tregua a la dictadura desde cualquiera de sus trincheras de lucha.
Pero ahora todo cambió, y por más que la agenda MUD intente demostrar que “la lucha contra la dictadura continúa”, lo que se ve en las calles demuestra lo contrario. Mientras el discurso opositor (o al menos de su statu quo) se centra en una gran “resistencia” que no existe. Lo que se ve en las calles es decepción y desolación. Aquellas esperanzas que representaron las protestas antigubernamentales nuevamente fueron arrebatadas por pactos de élites en busca de la gobernabilidad que habían perdido por más de 100 días.
El optimismo y esperanza se fue junto con la instalación de la ANC y la muerte de las protestas contra la dictadura, nuevamente la muerte y el dolor hacen de las suyas con tanta escasez, inflación e inseguridad. Los problemas económicos nuevamente se hicieron sentir y los hospitales son testigos de tantas muertes injustas por falta de medicinas e insumos.
Esta “tensa calma” que se hace presente en nuestros días era la que tanto ansiaba la dictadura. Porque nuevamente los problemas se radicalizan, sufren y mueren tantas personas por la crisis del país y no pasa nada. La agenda mediática se centra en unas elecciones que en nada resolverán el problema de fondo, sino que enriquecerán a otros. Sencillamente, esta tensa calma, esta infeliz situación, la inducen poco a poco para que el ciudadano la infiera como “normal”.
Nada de esto es normal, y no se deje engañar con discursos. El rumbo político del país está muy lejos de llegar a la solución, es falso que la ANC traiga paz, sino que viene a imponer una lógica totalitaria y fue un engaño el voto de la mal llamada “consulta popular” porque desconocieron el mandato de más de 8 millones de personas que se las jugaron para votar. Y es una falacia creer que las elecciones a gobernadores traerán soluciones al país.
El problema es estructural y el debate no se debe centrar en “ganar espacios o restarle poder a la dictadura”, el debate está en exigir libertades y derechos, luchar por ellos y no conformarse con “espacios”. Querido lector, no voy a votar porque no es que sea un “radical” o un “divisionista”, no voto porque conforme al discurso de la MUD y la Asamblea Nacional nosotros luchamos por la libertad y el restablecimiento del orden constitucional que se ha roto en Venezuela, la restauración de la democracia y elecciones generales libres. Y además se supone que estamos en 350.
Sin embargo, respeto a quienes lo hagan y no los descalifico. Al final, soy consciente de que todos buscamos un cambio, pero para algunos ese cambio puede sencillamente representar una “sana cohabitación con la dictadura” al estilo ANC-Asamblea Nacional. Y de ese circo no seré parte.
Finalmente, quiero rechazar la burla que representa las elecciones primarias de la MUD, en las que según denuncias de César Ramírez hay que pagar hasta 8.000 dólares para participar. Esto pareciera la garantía o el aseguramiento de una candidatura. Solo para la reflexión, de dónde sacarán tal cantidad de dinero para unas simples primarias. ¿Cada cuota de cada candidato a primarias no serviría para al menos remodelar varios hospitales o comprar medicinas e insumos?
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