Encierro, desnutrición y aislamiento son tres de los factores que prevalecen en la vida de los presos políticos en Venezuela.
Luego de la muerte del concejal de Guasdualito (Apure), Carlos Andrés García, por no recibir la atención médica pertinente tras sufrir un accidente cerebro vascular (ACV) en agosto, las alarmas en relación con la situación de salud de los detenidos por el gobierno de Nicolás Maduro se dispararon.
Adriana Pichardo, diputada a la Asamblea Nacional por el estado Aragua, advirtió este lunes que el diputado y preso político Gilber Caro podría terminar como García si no recibe tratamiento médico.
“Al ver la dejadez y el desgano con el que el gobierno atiende a los presos políticos que se encuentran enfermos, nos vimos en la necesidad de hacer una alerta, debido a que podría cometerse otro delito de lesa humanidad al no darle a Gilber Caro el tratamiento de salud que requiere”, declaró a El Nacional Web.
Desde que Caro fue privado de libertad, hace seis meses, ha perdido 12 kilos. La medida fue tomada por el parlamentario para exigir su traslado a la cárcel militar de Ramo Verde. “Él se cosió los labios para no ingerir alimento y hoy cumple ocho días en huelga de hambre”, dijo Pichardo.
Insistió que el preso político tiene una condición de salud “bastante débil y delicada”, debido a que hace dos años también participó en una huelga de hambre para exigir las elecciones parlamentarias.
La diputada aseguró que existe un desconocimiento total de las condiciones en las que se encuentra recluido en la cárcel Fénix de Tocuyito (Carabobo).
No es la primera vez que el régimen de Nicolás Maduro se enfrenta a este tipo de protestas por parte de los presos políticos.
En junio, funcionarios de la Policía de Chacao, que se encuentran detenidos en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional en El Helicoide, iniciaron la huelga para exigir su propia liberación, debido a que su boleta de excarcelación emitió hace un año.
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