- ¿Las negociaciones, diálogos o acuerdos con el régimen de Maduro pueden conducir a que el régimen se vaya? Si la respuesta es positiva, desde luego que sería excelente noticia; si la respuesta es negativa, tales tratativas son inútiles y peligrosas.
- El régimen no cesará porque sus próceres se cansen o se atengan a algún código de honor que los obligue a apartarse si pierden el favor popular o si el mundo los rechaza; para este régimen esos son motivos más contundentes para aferrarse al poder; después no los espera un posible come back o el disfrute plácido en una dacha estilo Putin sino la furia popular doméstica o la justicia internacional, con las salvedades de quienes faciliten el tránsito a la libertad.
- Es indispensable entender que lo que gobierna a Venezuela no es solo la sangrienta dictadura de Maduro sino una corporación criminal que integran cubanos y rusos, narcotraficantes, Hezbolá, mafias mineras, FARC, ELN, y todo ese bichaje que ha encontrado madriguera al amparo del chavismo. Aunque algunos del madurismo puedan tener la tentación del salto en el acantilado a ver si allá abajo flotan, solo lo harán los que estén en los márgenes.
- En esa Corporación Criminal las acciones de Maduro pueden estar a la baja, pero los otros socios están dispuestos a mantener el control del territorio nacional, indispensable para sus tropelías, beneficios y fechorías particulares; eso explica que ni que Maduro quiera negociar –que no quiere- lo van a dejar.
- Por eso es una ilusión (ciertamente muy perversa) imaginarse un gobierno de Guaidó, como dicen que algunos pretendían el 30 de abril, flanqueado por Padrino López y Maikel Moreno; es un tipo de gobierno que acabaría con Maduro y Guaidó, al mismo tiempo.
- Es obvio que los generales del Alto Mando y varios oligarcas rojos envían mensajes cifrados de tiempo en tiempo; pero, a estas alturas, se debería haber aprendido que cuando no son maniobras cubanas de diversión, son seguros contra todo riesgo que tratan de comprar en la acera de acá.
- Lo nuevo de este proceso es que los intentos de marginar, por ejemplo, a Diosdado Cabello, para dejar a Maduro mayor capacidad de maniobra, se han traducido en que Cabello se coló por el hombrillo, y hecho el tonto, saltando sobre cauchos y haciendo de gordito rampando, se puso al frente de “la solución militar” del régimen, eso sí, con la plegaria diaria por el diálogo que él dice adorar.
- Los fracasos del 23 de febrero y del 30 de abril, de la controversia sobre el pago de los intereses de los bonos 2020, de la amenaza de invocar el TIAR pasándolo luego a una comisión, la omisión del llamado a la Responsabilidad de Proteger y al artículo 187.11, cualquier fuerza negociadora que podría haberse necesitado, ha mermado.
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