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Sin teoría ni caos, trampa

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No debe sorprender que se nos escape una lágrima viendo alguna vieja película de Disney. Los niños ven cientos de veces la misma cinta y siempre la disfrutan como la primera vez. No importa que conozcan el final y que sepan que el protagonista se salva. Esa sorpresa reiterativa es la que vivimos con los dólares a diez bolívares que el gobierno dice que utiliza para comprar medicinas y alimentos: todo lo que gasta y la escasez de ambos sigue rampante.

Jorge Giordani, cuando era el zar de las finanzas en el mandato del Coba criollo, repetía que ni la señora Panchita ni la tía Provi necesitaban dólares para ir a la farmacia o la bodeguita de Tacarigua de Mamporal. Era verdad, pero sin dólares ninguna farmacia o bodeguita de Venezuela puede ofrecer medicamentos y comida.

Con el barril de petróleo a poco menos de 50 dólares y una producción oficial cercana a 2,5 millones de barriles diarios, bajo un régimen autoritario y sordo que pregona el reparto equitativo de la riqueza y el bienestar, 50% de la población vive en pobreza extrema y otro 30% en pobreza no extrema. Muy pocos países del tamaño y las características de Venezuela reciben 125 millones de dólares diarios, 3,75 millardos al mes. Mucho dinero. En 18 años de chavismo-madurismo-cabellismo el país recibió por petróleo y préstamos más de 1 trillón de dólares. Sin embargo, en la bonanza económica más espectacular de la historia del país, los venezolanos mueren de hambre, diarrea o fallas eléctricas en los hospitales.

Personeros del gobierno, caporales de mazo dando y villeguitas de billetera llena repiten que el dólar de diez bolívares no existe, que es algo referencial, imaginario, que se usa para cuadrar las cuentas del Estado, que hasta las bolsas del CLAP se negocian con dólares Simadi y que esa es la razón por la que los beneficiarios cada vez paguen más por menos y peores productos.

El dólar de 10 bolívares no es inmaterial, tampoco lo fue el de 2,3 ni el de 4,5. Ha sido la mina de oro, el gran milagro de quienes manejan los hilos del poder y de la impunidad. Imagine, si con 100 bolívares compra 10 dólares “imaginarios” y los vende a 25.000, ya tiene en mano 250.000 bolívares muy reales, que son 25.000 dólares. Siga multiplicando. Si le entregan dólares preferenciales por lo que vale un cartón huevos tendrá 3.200 billetes con la cara de Washington. Multiplique por 25.000 y tendrá 80 millones de bolívares en un clic, el nombre de los productos para lavar platos. Esa es la distribución de la riqueza de los que gobiernan. Vendo plan patriótico para hacerse millonario.

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