Daniela Alvarado retoma su lugar bajo un cenital. Nació en un hogar donde las lecturas de libretos y las caras de televisión fueron cotidianas, por ello la actriz de 35 años de edad se mueve como pez en el agua en el mundo del entretenimiento. Acaba de tener una participación especial en Para verte mejor, novela de Mónica Montañés que transmite Venevisión; en los próximos meses estrenará Solteras indisponibles, una película dirigida por Carlos Malavé, y este fin de semana viajará a España, donde presentará su más reciente obra de teatro, en la que da detalles autobiográficos y se burla de su vida privada.
En el espectáculo Hecha en Venezuela la actriz combina los códigos teatrales de los monólogos con el dinamismo de un stand-up comedy. Creó el que denominó un mono-up y procura explicarlo durante la entrevista y sobre el escenario. “Decidí hacer la aclaratoria y advertir al principio del show de qué se trata. Un monólogo está a cargo de un personaje y en el espectáculo estoy hablando de mí, de cosas muy personales y eso no lo tiene un stand-up. Para hacer un stand-up hay que tener gracia. Yo lo que hice fue aprovecharme de eso, siempre me gustó burlarme de mí misma y ahora lo uso en escena”, señala Alvarado.
El espectáculo fue escrito por el actor y director José Manuel Suárez, quien tuvo que hilar chistes con momentos dramáticos. La actriz precisa: “Él es mi mejor amigo y por eso sabía muchas cosas, pero había otras que no conocía. Escribir la pieza entera fue un proceso, íbamos hablando y me consultaba sobre lo que quería y lo que no quería que saliera; pero yo siempre lo he contado todo, soy muy boca floja. Aunque hay cosas que no se tienen por qué decir. Por ejemplo, la gente no tiene por qué enterarse de quiénes han sido mis parejas”.
Entre los puntos álgidos de la pieza, la actriz confiesa haber sido diagnosticada con depresión. “Mis amigos, mis compañeros y mi familia sabían, pero nunca lo había dicho en un escenario. Lo digo precisamente porque sigue siendo un tabú o como un trauma para la sociedad venezolana. A mí me parece muy tonto que la gente aún crea que cuando te diagnostican con depresión quiere decir que eres malo o que estás loco”, agrega.
La artista señala que una de las partes que más disfruta del show es cuando habla de lo que significa ser mujer. “Es agotador. El planeta tiene muchas exigencias con nosotras. Fue de las primeras cosas que le dije a José Manuel, yo necesitaba hablar de eso y de lo auténtico que tenemos los venezolanos”, refiere.
En el montaje, Alvarado también aborda el tema político y la situación que atraviesa la industria de la que forma parte, tema que también tocó en febrero pasado, en su papel de oradora en una sesión especial en la Asamblea Nacional. “Mi posición ahora es mucho más fuerte porque no quiero saber ni de un lado ni del otro. ¿Cómo es posible que se maneje un país como si fuese una gallera? Aquí todo el mundo está pensando solo en intereses particulares y la oposición tiene una forma abrumadora de manifestarse en mute”, dice.
“Yo tuve que redireccionar mi carrera hacia el teatro porque ahora se hace una novela al año”, añade. Asegura que la situación no ha mejorado. “Sí se puede subsistir haciendo teatro, pero adaptándose a las condiciones que el país te coloca. Tienes que vender más, tienes que moverte más, tienes que luchar contra la inflación que no te deja ni comprar un tirro. Es difícil, pero aún se puede vivir”, admite; el contexto determina la forma en la que se produce, alega. “Si aquí la gente está viendo cómo hacer para pagar un pollo, ¿cómo le voy a pedir a la vida que haya un sindicato que represente a los actores o que tengamos leyes que nos protejan? Nos falta mucho”, se queja.
Alvarado reconoce que todos los días piensa en emigrar. “Todos los días lo pienso, pero las cosas hay que hacerlas bien. No puedo simplemente salir corriendo, hay que prepararse para poder ganarse la vida con lo que uno saber hacer”, asevera la actriz que se mantiene de gira con su mono-up Hecha en Venezuela. Después de recorrer varias ciudades de España también viajará a San Cristóbal, Maracay, Maracaibo, entre otras ciudades del país.
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