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Maduro contra Rajoy

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El controvertido referéndum que busca la independencia de Cataluña ha provocado la atención de Maduro, en unos términos que merecen un comentario. No se trata ahora de involucrarse a través de estas líneas en un proceso que incumbe al gobierno de España y a todos los españoles, sino solo de llamar la atención sobre la presencia de un interesado y tendencioso espontáneo en asuntos que no le incumben.

Lo primero que llama la atención es la forma descarada de meterse en temas ajenos. Un individuo que se queja a diario de la injerencia de los gobiernos extranjeros en asuntos venezolanos se lanza de lleno a la crítica de una situación foránea y a la declaración de sus entusiastas simpatías por uno de los bandos en pugna. Maduro no quiere que las autoridades de otros países opinen o dictaminen sobre política nacional, pero él se arroja a la piscina ibérica como si estuviera en el baño de su casa.

No solo estamos ante una flagrante contradicción, sino, especialmente, ante la reiteración de una manera irresponsable de mostrarse ante la opinión pública. La salsa que es buena para el pavo también es buena para la pava, dice el refrán, aunque el pavo se llame Mariano y se apellide Rajoy, pero el mandatario venezolano adereza su menú sin considerar que la mezcla de los ingredientes lo deja pésimamente parado.

En especial porque se refiere a un tema que le toca de cerca y sobre cuya ejecución tiene responsabilidad grave: la represión. Arremete contra Rajoy a voz en cuello por la conducta de la Guardia Civil y de la Policía Nacional ante los votantes de Barcelona y de otras localidades de la Generalitat. Considera inadmisible la conducta de las fuerzas del orden, a cuyos miembros llena de reproches. Demasiada brutalidad, exclama. Uso excesivo de los recursos del poder, agrega mientras se rasga las vestiduras.

El comandante en jefe de la GNB, es decir, el responsable de las muertes y las tropelías infinitas de los esbirros contra manifestaciones de la sociedad civil en la república que gobierna, se exhibe como custodio de la paz y del respeto de los derechos humanos de los catalanes. Farsa lamentable, sainete indigno de representación en el más arruinado de los teatros.

¿Cuál es el motivo de la desfachatez? La necesidad de hablar sin pensar, en primer lugar, según nos tiene acostumbrados y en la cual insiste pese a las goteras que se le cogerán a sus palabras en el extranjero. Las ganas de verse retratado en la cámara de las izquierdas del mundo, pese a que los trajines de la catalanidad guardan poca relación con las luchas de los pueblos oprimidos contra la burguesía y el imperialismo. La alegría que le produce la manera catalana de hacer referendos, en segundo lugar, un modelo de ventajismo, descontrol y desorden que quisiera él para las elecciones venezolanas.

Sin que nuestras afirmaciones signifiquen una intromisión en la política española, es evidente la burla de la voluntad popular en el caso del referéndum catalán, saltan a la vista los vicios encerrados en la opacidad del proceso. ¿No sueña Maduro con amaños semejantes en las elecciones que debe enfrentar en el futuro? ¿No anhela una especie de CNE de cuño catalán, que tuerza con descaro la voluntad de los pueblos? ¡Visca PSUV!

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