Los planes de construcción de un teleférico en el parque nacional de Phong Nha, que alberga la cueva más grande del mundo y donde se rodó parte de la película Kong: La isla calavera, ha movilizado a miles de vietnamitas, que temen que el turismo de masas deteriore la zona.
Más de 47.000 internautas han firmado una petición online para evitar la construcción del teleférico, de 5,2 kilómetros de longitud, en este paraje del centro de Vietnam, patrimonio natural de la Unesco.
El proyecto, aprobado en agosto por el primer ministro, Nguyen Xuan Phuc, llevaría a los turistas hasta la cueva de Hang En, la tercera más grande del mundo.
Esta propuesta sustituye a otra más ambiciosa anunciada hace tres años para recorrer Son Doong, que con sus cinco kilómetros de largo, 200 metros de ancho y 150 metros de alto, es la mayor cueva conocida en el planeta.
Las críticas recibidas por el impacto medioambiental que causaría y las exigencias de la Unesco dieron al traste con ese primer intento de las autoridades de la provincia de Quang Binh, que ven en las cuevas una oportunidad para el desarrollo económico.
“Conseguimos parar aquel proyecto porque vieron que mucha gente hablaba de ello y lo criticaba. Se dieron cuenta de que aquello podía terminar dando mala imagen y perjudicar a la economía”, relata Le Nguyen Thien Huong, fundadora de la plataforma Save Son Doong (Salvemos Son Doong).
Rodeada de montañas que dificultan la agricultura, devastada durante la guerra y a menudo azotada por tifones y temporales, Quang Binh ve en el turismo de masas una escapatoria de su secular pobreza.
Aunque Son Doong es de acceso restringido (apenas un centenar de expedicionarios al año), su descubrimiento sirvió de reclamo para promocionar el turismo de aventura en las decenas de cuevas y parajes de selva virgen de la zona.
A ello se ha unido el rodaje en la zona de las películas Pan (2015) y, sobre todo, Kong: La isla calavera (2016) que han atraído a miles de turistas de todo el mundo.
El pueblo de Phong Nha, que antaño no tenía más recursos que la agricultura y la tala de madera, está hoy repleto de carteles que anuncian con creativa ortografía: pizzas, hamburguesas, hoteles y tours de exploración por las selvas y cuevas de la zona.
Para Huong, sin embargo, la construcción de un teleférico, lejos de mejorar la vida de los lugareños, podría matar la gallina de los huevos de oro.
“Los únicos que lo ven con buenos ojos son los vendedores de ‘souvenirs’, cuyo negocio seguramente mejoraría”, añade.
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