El 16 de octubre, el periodista de Reuters, Diego Oré, tituló así su despacho sobe las elecciones a gobernadores: “Las denuncias de fraude en las elecciones de Venezuela podrían encender nuevas protestas”.
Muchos escuchamos las declaraciones de Gerardo Blyde, jefe de campaña de la oposición (MUD y aliados), cuando habló durante una rueda de prensa en la sede del comando de campaña, en Caracas, después del anuncio oficial de los resultados de las elecciones regionales. En efecto, Al filo de la medianoche del domingo 15 de octubre, el jefe del comando de campaña de la Unidad, Blyde, emitió una declaración acompañado por toda la dirigencia de la alianza opositora democrática.
En un breve discurso que no admitió preguntas de la prensa, Blyde puntualizó cuatro asuntos: primero, que la oposición desconoce los resultados anunciados por la presidente del CNE, Tibisay Lucena; segundo, que han solicitado al CNE una auditoría total del proceso; tercero, que a partir del lunes 16 los candidatos de la Unidad convocarán actividades de calle en protesta por lo que consideran unos resultados tramposos; y cuarto, invitan a los diferentes sectores de la oposición política que actualmente están fuera de la Unidad a diseñar una estrategia conjunta de lucha. Dijo que la oposición de Venezuela no reconoció los resultados de las elecciones regionales del domingo y acusó al gobierno de fraude, allanando el camino para nuevas protestas casi tres meses después de una ola de manifestaciones que finalizó con más de un centenar de fallecidos, miles de heridos y detenidos, maltratados y torturados.
Según los datos difundidos por el Consejo Nacional Electoral, el chavismo, actualmente en el gobierno, se hizo con 17 de los 23 estados en disputa, pese a que los sondeos pronosticaban su derrota ya que el gobierno, su partido y la FANB son vistos, nacional e internacionalmente, como los culpables de la crisis económica y humanitaria que sufre el país.
Freddy Guevara, vicepresidente de la Asamblea Nacional, dijo rotundamente: “En la oposición y en toda Venezuela desconocemos este resultado; el mundo también lo hará”, afirmó al día siguiente, y agregó: “Daremos la lucha con el pueblo y nuestros candidatos”. Anteriormente, Blyde pidió acompañar a los distintos candidatos que denunciaron fraude.
Ante este escenario, con algunos analistas creo que el clima político subirá de temperatura otra vez. Así, el analista Luis Vicente León dijo: “Se producirá el fortalecimiento del ala radical opositora, con consecuencias en términos de recalentamiento de la lucha no electoral”. Sin embargo, hay que decir que no está claro el apoyo que tendrá la llamada de la oposición a defender los votos en las calles, sobre todo después de que muchos adversarios del presidente Nicolás Maduro acabaran frustrados luego de las protestas entre abril y julio, ya que no se logró su cometido. La fuerza criminal de las armas hizo estragos en manifestantes indefensos.
Diego Oré entrevistó a Gloria Torres, jubilada de 56 años, quien se preguntó: “No hay dinero, comida, medicinas y, sin embargo, según el gobierno, ¿todos votaron por ellos?”; la señora Torres es una antigua seguidora del fallecido presidente Hugo Chávez y afirmó que votó en contra de su heredero político, Maduro, y se mostró dispuesta a protestar ante los resultados. Y agregó, desanimada: “Al menos logramos que el mundo sepa que estamos en dictadura”. La señora Torres puso el dedo en la llaga y el yugo.
Con las manifestaciones de abril-julio, los dirigentes opositores buscaban elecciones presidenciales adelantadas, la llegada de ayuda humanitaria para aliviar la escasez de alimentos y medicinas, y la liberación de cientos de presos políticos. Desde entonces varios políticos opositores fueron sancionados o inhabilitados, y otros ve vieron obligados a huir del país para evitar la cárcel.
Pero surgió la presión internacional. Durante las protestas, la oposición logró alinear a la comunidad internacional con su petición de democracia y exigir sanciones económicas cada vez más fuertes para debilitar la financiación del gobierno y su “cúpula corrupta”. El robo, según fuentes internacionales confiables, montaría a casi 800 millardos de dólares, cerca de 47% de los ingresos petroleros obtenidos desde el año 1999.
Las sanciones desde Estados Unidos han sido las más férreas y le han complicado a la administración de Maduro el pago de sus millonarios compromisos internacionales. El gobierno deberá pagar en octubre 1,6 millardos de dólares, y en noviembre, 1,9 millardos de dólares. Además, el presidente estadounidense, Donald Trump, pidió recientemente a la Unión Europea que se sumara a sus medidas contra la administración de Maduro. Ese mismo día, un vocero de la UE anunciaba probables sanciones contra el gobierno.
Con nuevas sanciones, el gobierno de Venezuela tendría cada vez más presión no solo sobre los pagos de deuda sino sobre la disponibilidad de alimentos y medicinas, ya que la mayoría son importadas por el propio Estado. Pero todavía ningún gobierno ha fijado posición sobre el tema después de las elecciones y la oposición tendrá que demostrar las irregularidades que señala. Recordemos que en las elecciones presidenciales de 2013 se denunció fraude, pero faltó voluntad para probarlo fehacientemente.
Los bonos venezolanos que se negocian en el mercado internacional abrían la jornada con precios mixtos, sin reflejar aún una reacción de los inversores a los resultados de la votación, solo su cautela ante el retraso en el pago de intereses que inició la semana pasada.
Después de una controvertida, más bien fraudulenta, votación en julio para elegir una asamblea constituyente progubernamental, Smartmatic, la compañía que proporcionó la tecnología para las elecciones, dijo que los resultados habían sido manipulados. El gobierno (¿cómo no?) negó cualquier irregularidad.
Antes de los comicios del domingo, los adversarios de Maduro dijeron que se enfrentaron a complicaciones como la inhabilitación de candidatos, confusas papeletas de votación y la reubicación de última hora de casi 300 centros de sufragio.
Ante tal sospecha de fraude, es de temer que si persiste la duda sobre los resultados del domingo, se dificulte la participación de todas las facciones en las elecciones presidenciales pautadas para 2018.
Naturalmente, el inefable Jorge Rodríguez declaró: “Si a alguien de la oposición se le ocurre cantar fraude en este evento electoral, desaparece como opción política en Venezuela para siempre”, y remató: “Sería el colmo de los colmos que en un evento electoral de la limpieza que este tuvo, con la participación que este tuvo, a alguien se le ocurra hablar de algún tipo de irregularidades”. Ya conocemos el lenguaje de este astuto y arcaico socialista. Él y sus fusileros ignoran el arte de la política que nos enseñó Maquiavelo hace más de 500 años. Este gran florentino tuvo el mérito de expulsar de la política toda metafísica personalista.
A mis connacionales les aseguro que no hay que achicopalarse; el gobierno está en quiebra, no tiene otra brújula que la preservación del poder a toda costa: la cárcel, la represión, las armas. No son tiempos de la toma de la Bastilla, pero sí los de la señora Gloria Torres, quien se mostró dispuesta a protestar ante los resultados.
Dispongámonos a pasar los días a pan y agua, y las noches sin pan, por la libertad.
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