El domingo 8 de octubre en la noche se interrumpió la rutina en El Amparo. Por poco más de dos horas los habitantes del pueblo vieron en pantalla una historia inspirada en los hechos que trastocaron su cotidianidad hace casi 30 años.
La proyección de El Amparo fue para los realizadores de la obra una muestra de agradecimiento y tributo a esa comunidad que vio a cielo abierto la historia en una pantalla móvil instalada para la ocasión.
El largometraje de Rober Calzadilla, con guion de Karin Valecillos, cuenta lo que significó para el pueblo, sus habitantes y el país el asesinato de 14 pescadores en el caño La Colorada, el 29 de octubre de 1988. Centra su tensión en cómo el Ejército quiso encubrir a los funcionarios y aseguró que los fallecidos eran guerrilleros.
Wolmer Gregorio Pinilla y José Augusto Arias son los sobrevivientes. Hace dos semanas vieron el filme inspirado en lo que vivieron. Para el segundo de ellos fue emocionante y considera pertinente su estreno como mensaje a la juventud. “Siento que les puede servir para que tengan más cautela y no les ocurran cosas así. Hay muchas personas que lavan cerebros por ahí. Yo estaba en mi casa tranquilo, me dijeron para ir a una pesca y acepté. Si alguno de los compañeros sabía algo, nunca me enteré. A veces me pregunto si alguno estaba metido en problemas”, indica el hombre de 65 años de edad.
En los hechos estuvo involucrado el Comando Específico José Antonio Páez, integrado por miembros de la entonces PTJ, la Disip y militares.
La masacre de El Amparo no solo trascendió por las muertes, sino también porque tuvo repercusión en la justicia internacional.
En 1996 la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó a Venezuela a pagar una indemnización de 722.322 dólares a las familias de los 14 pescadores. La sentencia se emitió luego de que en 1995 el gobierno presidido por Rafael Caldera aceptara la responsabilidad del Estado.
Organizaciones como Provea todavía hacen seguimiento al caso. La organización defensora de los derechos humanos recuerda que aunque el Estado pagó lo que debía, con retrasos que generaron intereses que paulatinamente fueron cancelados, todavía no se ha sancionado a los considerados responsables materiales e intelectuales, entre ellos Ramón Rodríguez Chacín y Henry López Sisco. También cuestiona que hayan sido tribunales militares los que hayan intervenido en el proceso. “El 20 de octubre de 1998 la Sala de Casación Penal de la entonces Corte Suprema de Justicia confirmó la decisión de la Corte Marcial, quedando en libertad los responsables materiales de los hechos sin que se hubiese adelantado ninguna investigación sobre los responsables intelectuales”, asegura la organización no gubernamental en su página web.
En contra. La película ha tenido un buen recorrido en festivales, en los que ha ganado varios premios. Desde su estreno el 13 de octubre ya la han visto más de 3.000 espectadores. Sin embargo, hay detractores. Uno de ellos es el abogado Ricardo Koesling, quien desde los años noventa asegura que tanto Arias como Pinilla son guerrilleros.
“No fue una masacre. Yo conformé grupos comando que trabajaron en la frontera. Fue una época de muchos enfrentamientos. Cuando se creó el Comando Específico José Antonio Páez se realizaban muchos secuestros. Un trabajo de inteligencia con el Ejército colombiano estableció que había un grupo guerrillero que planeaba un operativo. Se hizo seguimiento y se determinó que la intención era volar un oleoducto en Guafitas, estado Apure”, indica Koesling, quien reconoce que antes de estos hechos hubo un error en el que se enfrentaron militares y funcionarios de la Disip. Murieron dos agentes de la policía política. “Y para evitar problemas mayores, dijeron que había sido la guerrilla”. Koesling también fue abogado de los funcionarios acusados.
Uno de los personajes del filme es Walter Márquez, entonces diputado, quien se encargó de la defensa de los sobrevivientes. “No he visto la película, solo he leído opiniones en medios. De acuerdo con esa información, es una interpretación libre de los hechos ocurridos. Soy respetuoso del ejercicio de imaginación de la guionista y el director. Lo importante es mantener en la memoria colectiva lo que aconteció para que no se repita. Ahora, con respecto a quienes aseguran que ellos son guerrilleros, repito que no tengo ninguna duda de que no lo son. Según mis investigaciones, nunca pertenecieron a un movimiento subversivo”.
El director Rober Calzadilla considera que es interesante que surjan esas voces en contra, porque dan cabida al debate. “La idea es que haya preguntas”.
José Augusto Arias también rechaza los señalamientos y lamenta: “Ni la cuarta ni la quinta república se han hecho cargo. Yo, por ejemplo, no tengo casa. Duermo en una pieza en la vivienda de una amiga en El Amparo. El hogar donde vivía en esa época mi hermana lo vendió por el miedo que entonces sentía. Ella se fue a Barinas”, cuenta.
Le contenta la película, pues reconoce que incluso en El Amparo la juventud no sabe tanto de lo acontecido. “Mis hijas ni tienen detalles. Siempre que me preguntaban les decía que más adelante les diría. Todavía me impresiona tanto que prefiero omitirlo”, afirma.
Recorrido premiado
La semana pasada El Amparo quedó entre las 16 cintas preseleccionadas para competir por el Premio Goya a laMejor Película Iberoamericana.
El largometraje tuvo su génesis en una investigación que hizo en 2008 Calzadilla para Provea, que derivó en una obra de teatro escrita por Valecillos que se tituló 29/10/88 (2009).
En 2016 ganó el Premio del Público del Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz. El año pasado también participó en la sección Horizontes Latinos del Festival de Cine de San Sebastián, uno de los certámenes más importantes de la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos.
A mediados de año ganó como Mejor Película en el Festival del Cine Venezolano. El elenco de El Amparo lointegran Vicente Quintero, Giovanny García, Vicente Peña, Samantha Castillo y Rossana Hernández.
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