El show es él.
Diosdado Cabello lo ha sido todo en la Venezuela chavista, en la que ha desempeñado diferentes cargos al más alto nivel desde que, en febrero de 1992, selló su destino político al sumarse a la rebelión militar contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, liderada por el comandante Hugo Chávez.
Hoy vicepresidente del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y presidente de la plenipotenciaria Asamblea Nacional Constituyente, Cabello es probablemente una de las personas más poderosas de Venezuela.
También una de las más polémicas.
Y su programa televisivo semanal en la televisión estatal, «Con el mazo dando», una de las citas mediáticas de la semana.
En un país que ocupa el puesto 148 en la clasificación mundial de libertad de prensa de la ONG Reporteros Sin Fronteras y en el que los medios locales han ido languideciendo a causa de la crisis económica y las trabas al ejercicio del periodismo, el programa de Cabello se ha convertido en uno de los espacios más destacados del panorama audiovisual y en una de las principales herramientas de comunicación para los seguidores del partido en el poder.
Se trata de un espacio itinerante que se emite cada semana desde un lugar diferente del país.
El último tuvo lugar este miércoles en un auditorio estatal en el centro de Caracas.
Desde horas antes, decenas de personas, la mayoría funcionarios y miembros de las organizaciones sociales que, al abrigo del Estado, han proliferado en Venezuela desde el triunfo de la llamada Revolución bolivariana, hacían fila para asegurarse un lugar entre el público.
Los fanáticos de Diosdado Cabello hacen fila durante horas para no perderse el programa. (Foto: BBC Mundo)
También había muchos militares e integrantes de la Milicia Nacional, un cuerpo paramilitar de voluntarios que tiene en Cabello a uno de sus principales promotores.
Ya dentro del recinto, los asistentes esperan a que Cabello aparezca en escena bailando al son de pegadizas canciones de contenido político tales como »Chávez, corazón del pueblo».
La música ha jugado un papel clave en la difusión del mensaje político del chavismo desde sus orígenes.
Laura Marrero, de 44 años, es una de los entusiastas entre los asistentes, a los que el calor reinante no parece afectar.
Explica que lo que más admira de Cabello es «su contundencia», porque «le habla clarito a todo el mundo».
«Es como era Chávez, donde pone el ojo pone la bala», dice esta mujer, que cree que «si Cabello fuera presidente, se acabarían muchos de los problemas».
Durante años se ha hablado de una supuesta rivalidad entre el presidente, Nicolás Maduro, y Cabello, de la que este último suele burlarse públicamente.
Ambos fueron los nombres que más sonaron como sucesores de Chávez cuando se conoció que sufría la grave enfermedad que acabó con su vida en 2013.
Maduro fue finalmente el designado por Chávez poco antes de morir.
El «tag» de la semana
Por fin, a eso de las 19:45, el esperado Cabello hace su aparición en el escenario.
Viste camisa azul y va cubierto por un puntiagudo sombrero rústico.
Lo primero que hace Cabello al subir al escenario es anunciar la etiqueta en Twitter del programa. Esta semana tiene que ver con Trump. (Foto: BBC Mundo)
Una estampa así causaría extrañeza en países habituados a que los políticos vistan siempre traje y corbata, pero en la cultura política venezolana y latinoamericana, lucir atuendos propios de los sectores populares es hace años un recurso habitual de sus dirigentes para ganarse su simpatía.
Este tipo de indumentarias o el empleo del lenguaje llano y directo en el que Chávez era un maestro son a menudo vistos como una extravagancia fuera de Venezuela, pero al público del programa de Cabello parece entusiasmarle.
Casi lo primero que hace Cabello en escena es anunciar la etiqueta que él y su equipo quieren colocar como tendencia en Twitter, la red social más influyente en Venezuela, mientras dure la emisión del programa.
Esta semana es #TrumpNosotrosVenceremos. La anterior fue #TrumpFueraDeVenezuela.
El presidente estadounidense, Donald Trump, es blanco de las críticas chavistas por su apoyo al líder opositor Juan Guaidó y su decisión de imponer sanciones contra el gobierno venezolano.
Y Cabello, o Diosdado, como le conoce la mayoría, sabe que la decisiva batalla de la opinión se da en las redes.
En otras ocasiones, el eslogan se centra en Maduro o Chávez. (Foto: Getty Images)
Hará corear al público la etiqueta elegida decenas de veces en la noche.
El primer bloque del programa lo dedica Cabello al repaso de distintasefemérides históricas.
Batallas de la guerra de independencia contra el imperio español y excesos de las autoridades de la llamada IV República, el sistema político al que sustituyó la revolución de Chávez, conviven con ejemplos de la «injerencia» de Estados Unidos en diferentes países de América Latina.
El público escucha con atención una larga retahíla que no soportaría ningún modelo televisivo comercial en otras partes del mundo, pero la televisión estatal venezolana emite casi en exclusiva información oficial y «El mazo» es uno de sus contenidos estrella.
Son más de tres horas de programa, pero es en el bloque dedicado a la revista de prensa cuando se destapa el más genuino Diosdado Cabello.
Ahí desata su mordacidad despiadada mientras desmiente una tras otra publicaciones de prensa que dejan en mal lugar la gestión del gobierno venezolano y los tuits publicados por miembros de la oposición y analistas críticos con el chavismo.
«Juanito Alimaña»
Dice que son parte de una «guerra mediática», otra de las que Cabello y sus compañeros en la cúpula del Estado dicen estar librando en «defensa de la Revolución».
Y Cabello contraataca.
A Guaidó se refiere una y otra vez como «Juanito Alimaña».
«Juanito Alimaña» es el apodo que suele usar Cabello para referirse a Guaidó. (Foto: Getty Images)
Leopoldo López, considerado el mentor político de Guaidó y refugiado en la Embajada de España tras burlar el pasado 30 de abril la prisión domiciliaria que cumplía por su papel en unas protestas contra el gobierno que se saldaron con decenas de muertos, es para Cabello un»asesino psicópata».
Las carcajadas del público celebran cada tanda de improperios.
Es habitual que el debate público venezolano se maneje en estos términos.
En las manifestaciones que convoca, Guaidó suele animar a sus seguidores a descalificar a Maduro acordándose de su madre.
A los críticos de Cabello no les hace gracia, sino que les inquieta lo que a veces oyen en el programa.
En 2017, Cabello anunció en «El mazo» el inicio de lo que bautizó como la «operación tun-tun», por la que los organismos de seguridad allanarían las casas de los líderes de las marchas de la oposición.
«Van a llevar más palo que un gato ladrón», dijo entonces.
Algunos dicen que Diosdado Cabello tiene más poder que Maduro dentro de las élites chavistas. (Foto: BBC Mundo)
A Cabello se le ha acusado incluso de liderar redes de corrupción y narcotráfico.
Él lo niega todo y, aunque figura en la lista de sancionados por Estados Unidos, ningún tribunal lo ha condenado.
El show toca a su fin
Concluido su repaso a la actualidad, Cabello toma asiento en un escritorio flanqueado por grandes retratos de Simón Bolívar, héroe de la independencia de Venezuela, Chávez y Maduro.
Es entonces cuando toma un respiro y lo que se emite son sucesivas intervenciones de Chávez.
El auditorio escucha con atención estas grabaciones de años atrás, pero ya algunos empiezan a flaquear. Son casi las diez de la noche y muchos, sobre todo los de más edad, empiezan a combatir el sueño.
Un rato más tarde el show de Diosdado toca a su fin.
Lo que ninguno concibe aquí es que lo que vaya a terminar sea la era chavista en Venezuela.
«No volverán nunca», es uno de los lemas que suelen corearse contra la oposición.
Lo que volverá la semana que viene es el programa, que le ha encantado a Laura Marrero.
«No se lo vaya a decir, pero yo me casaría con ese hombre», confía, a modo de despedida.
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