Polonia evoca imágenes de espesas masas boscosas, grandes ríos, campos de cultivo y ciudades históricas. De ningún modo imaginamos un desierto en estas latitudes, y sin embargo existe. Su nombre: el Desierto de Bledow (en polaco, Pustynia Błędowska).
Se trata de un área de 32 kilómetros cuadrados de arena y piedra en las tierras altas de Silesia, al sur del país, no lejos de la frontera checa. ¿Qué hace un paisaje de este tipo en un lugar tan inusual como este? La “culpa” es de la existencia anterior de un gran glaciar que, tras derretirse hace varios milenios, dejó al descubierto una gran extensión árida e inhóspita.
Pero aunque el aspecto actual del desierto de Bledow es chocante, lo debió ser aún más hace siglos. Según testimonios escritos de la Edad media, allí se acumulaban dunas enormes de hasta 40 metros de espesor y eran frecuentes los reportes de los viajeros acerca de espejismos.
Se trata de un desierto frío, que nadie se lo imagine como un pequeño Sahara europeo. Las temperaturas pueden ser bastante altas en verano pero en invierno descienden habitualmente por debajo del cero durante el día y son extremadamente frías por la noche. La escasa flora y fauna del lugar se ha adaptado perfectamente a estas duras condiciones de vida.
De cualquier manera, sigue siendo un lugar digno de ver en cualquier viaje por el sur de Polonia. El punto de partida para internarse en este singular desierto es la aldea de Klucze. También es la puerta de entrada al Parque Central de Silesia, un lugar muy visitado en verano. Allí encontramos un zoológico, un planetario o un parque de atracciones, entre otras cosas.
Tomado de http://canalviajes.com/bledow-un-desierto-en-el-corazon-de-polonia/
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