De niña, Katiuska Camargo y sus tres hermanos vivían entre montañas de basura en Petare, la barriada más grande de Venezuela. Empeñada en cambiar esa escena de su infancia adquirió una escoba para rescatar la autoestima de su comunidad. Comenzó limpiando áreas cercanas a su casa, y logró más tarde reunir a los vecinos separados por diferencias políticas en un país en el que la oposición y el chavismo protagonizan una permanente confrontación desde hace dos décadas.
Vista de un graffiti en el barrio de chabolas de Petare en Caracas, el 29 de mayo de 2019 (Foto de MARVIN RECINOS / AFP)
«Le llamo el poder de la escoba. Con una escoba hemos podido hasta neutralizar la violencia por razones políticas», cuenta a la AFP, mientras muestra uno de los murales pintados en un lugar donde antes había gusanos, moscas y ratas. El camino ha sido espinoso. Cuando comenzó, sufrió amenazas de muerte y la fachada de la casa de su madre fue incendiada.
«Fue bastante fuerte, pero soy muy obstinada, la palabra desistir no está en mi vocabulario», añade Katiuska.
Ella y sus hermanos solían sacar con escoba y palas la basura que arrastraba la lluvia cada año. «Crecimos con la cultura de mantener limpio nuestro espacio», relata, al describir el pequeño rancho de tabla y zinc donde viven. «Hace seis años iniciamos la restauración de una esquina con un grupo de amigos y familiares, era demasiada basura, nos costó un año de trabajo quitar todo el basurero», recuerda Camargo, administradora y maestra repostera de 42 años de dad.
Vista de la barriada de Petare en Caracas, tomada el 19 de mayo de 2019 (Foto de MARVIN RECINOS / AFP)
Creció en pobreza extrema y soñaba con «quitar todos los basureros» que estaban en su camino. Su idea ha sido replicada en otros sectores.
«Nos convertimos en una bola de nieve en el trópico», afirma orgullosa. Las fallas en la recolección y disposición de los desechos en Venezuela son de vieja data, llegan a ser uno de los principales problemas ambientales en el país petrolero donde es frecuente ver vertederos improvisados en zonas residenciales.
Vista de un graffiti en el barrio de chabolas de Petare en Caracas, el 29 de mayo de 2019 (Foto de MARVIN RECINOS / AFP)
En el año 2017, Camargo se convirtió en activista de la ONG Haciendo Ciudad, que promueve el rescate de espacios en los que luego se plasman murales. Ayudada por familiares, vecinos y compañeros de la ONG ha logrado erradicar unos 15 vertederos en Petare, un gran conglomerado de casas modestas, en su mayoría de ladrillos rojos. Artistas como Dagor, Daos, Hugo Carrasco y Lediegue, entre otros, han apoyado esta labor con sus obras.
Vista de un graffiti en el barrio de chabolas de Petare en Caracas, el 29 de mayo de 2019 (Foto de MARVIN RECINOS / AFP
Pero la crisis que asfixia al país, con hiperinflación y escasez de bienes esenciales, ha frenado temporalmente la creación de nuevos grafitis. «En este momento se nos dificulta adquirir la pintura», comenta Camargo, quien dice no ceder en su empeño de cambiar la perspectiva «elitista» del arte por una más cercana, y llevar a turistas a recorrer las pintorescas calles de la barriada. «Queremos que la gente vea que en el barrio no todo es malo», reflexiona.
Vista de un graffiti en el barrio de chabolas de Petare en Caracas, el 29 de mayo de 2019. (Foto de MARVIN RECINOS / AFP)
Un hombre tira de un auto frente a un grafiti en la barriada de Petare, en Caracas, el 29 de mayo de 2019 (Foto de MARVIN RECINOS / AFP)
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