Vida eterna

Un haz de luz debe haberse posado sobre Chipper Jones, Vladimir Guerrero, Jim Thome y Trevor Hoffman. Si eso no ocurrió entonces la divinidad no fue justa. Ellos fueron elegidos para gozar de la vida eterna. Ganaron la inmortalidad al ser los próximos hombres que ingresarán al Salón de la Fama de Cooperstown, el templo en el que habitan las más grandes leyendas de la historia del beisbol.

Tal vez la materialización de un hecho celestial pueda parecer cursi o feérico, pero es una forma de describir la hazaña que acaban de lograr los escogidos por la Asociación de Cronistas de Beisbol de América. El método cuantificable es más contundente: los ex peloteros aumentan a solo 323 los personajes que poseen un nicho en el Olimpo de las Grandes Ligas, que en sus 142 años de historia ha visto pasar a 19.183 jugadores y una larga lista de managers, umpires, periodistas y ejecutivos de organizaciones. 

Desde hace más de una semana, y gracias al rastreo desplegado por Ryan Thibodaux, quien contaba las papeletas públicas en su cuenta en Twitter @NotMrTibbs, se podía augurar un camino seguro al monte de los dioses para Jones, Guerrero y Thome; aunque no era el caso para Hoffman. Un anuncio en MLB Networks, pasadas las 7:00 de la noche, confirmó la perpetuidad de cada uno.

Jones y Thome, quienes vivían su primer año de elegibilidad en las boletas, obtuvieron 97.2% y 92.9%, respectivamente. Guerrero, que de acuerdo con ESPN esperaba la noticia al lado de su madre, recibió un 89.8% de los sufragios.

Hoffman bailó al borde del límite. Padeció de características que van en contra de los puristas. Brilló como cerrador, uno los roles menos valorados por la popularidad. Aún así logró 79.9%.

Latinos y números. Guerrero se convierte en el tercer quisqueyano en entrar a Cooperstown. Los primeros fueron Juan Marichal y Pedro Martínez. También es el decimotercer latinoamericano en tener el honor. Además de los dominicanos, poseen una placa de bronce los boricuas Roberto Clemente, Roberto Alomar, Orlando Cepeda e Iván Rodríguez; los cubanos Tany Pérez, Martín Dihigo, José Méndez y Cristóbal Torriente; el venezolano Luis Aparicio Montiel y el panameño Rod Carew.

Guerrero, padre y homónimo de la tercera mejor promesa del beisbol actual, irrumpió en las mayores en 1996, con Expos de Montreal, organización con la que jugó durante 8 temporadas. Pasó en 2004 a Angelinos de Los Ángeles de Anaheim, y ese mismo año fue el Jugador Más Valioso de la Liga Americana. Ganó 8 Bates de Plata, estuvo en 9 Juegos de Estrellas, conectó 449 cuadrangulares de por vida, impulsó 1496 carreras, dejó promedio de bateo de .318 y OPS de .931. Solo jugó una Serie Mundial (2010, con Rangers de Texas) y no la ganó.

Jones, ícono de Bravos de Atlanta, pegó 468 jonrones, ostentó .303 de average, .930 de OPS y 1623 fletadas. Thome, que jugó en 6 franquicias, disparó 612 vuelacercas, remolcó 1699 anotaciones y tuvo OPS de .956.

Hoffman ocupa el segundo lugar histórico en juegos salvados con 601 y una efectividad vitalicia de 2.87. Martínez, leyenda de Marineros de Seattle, ligó .312 de promedio y .933 de OPS.

Vizquel con esperanzas futuras

Hace más de tres semanas, el venezolano Omar Vizquel aseguró su presencia en las boletas del próximo año. Eso fue fácil para él, pues solo requirió del 5%. Lo difícil era impresionar a la mayoría de los votantes en su primer año de elegibilidad para el Salón de la Fama. Si bien, y de acuerdo con el anuncio de MLB Networks, obtuvo un apoyo de 37%, y todavía está lejos del 75% requerido para entrar a Cooperstown, superó el porcentaje que logró Luis Aparicio Montiel en 1979, cuando estuvo anotado por primera vez en las opciones para la inmortalidad. El único eterno criollo se apuntó 27,8% de sufragios.

• beisbol