Tras la convocatoria a elecciones presidenciales exprés y sin que se hubiese resuelto alguna de sus demandas para tener un proceso electoral imparcial, los principales partidos de la oposición venezolana discuten cómo encarar el reto planteado por el régimen de convocar a elecciones presidenciales antes del 30 de abril.
En las discusiones se presenta una fuerte inclinación a no participar en la contienda, pero hasta la noche de este sábado no había una posición unánime.
“Hasta ahora tenemos algunos consensos importantes. Sabemos que es una convocatoria írrita, pues viene de la constituyente, que no tiene potestad para hacerlo y que da ventajas absolutas al gobierno. Eso lo saben incluso precandidatos que ya se han lanzado al ruedo”, dijo a El Tiempo uno de los asistentes, bajo condición de anonimato.
Esto, sin embargo, no es garantía de que la oposición decida en bloque no acudir a las elecciones, pues algunos partidos, como Acción Democrática, consideran que las presidenciales son una oportunidad de oro para la transición democrática.
Para dificultar aún más las cosas, en las últimas 48 horas, el régimen de Nicolás Maduro ha dado dos fuertes estocadas a los opositores.
Además de invalidar a Voluntad Popular –liderado por Leopoldo López– como partido político, el jueves en la noche, mediante una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, se ordenó la supresión de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) como opción política, con lo que impide que la tarjeta de la coalición opositora aparezca en cualquier boleta electoral.
La necesidad de contar con la “tarjeta de la unidad” era uno de los pocos consensos entre los partidos opositores y uno de los principales argumentos de quienes creen que con esa tarjeta única –y un candidato unitario también– se puede lograr un triunfo electoral.
Otro de los escollos que encuentran los partidos para participar es la elección del candidato único.
Sin tiempo
A puerta cerrada, los opositores tienen información de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) se dispone a convocar los comicios para el 15 de abril, fecha que no deja tiempo para organizar unas elecciones primarias.
Pero, antes de llegar siquiera a ese escenario, la primera consideración es que las elecciones se llevarán a cabo bajo las mismas condiciones que se realizaron las elecciones regionales y municipales de 2017: plagadas de irregularidades y marcadas por el sello del fraude.
Ante esto, la oposición todavía busca fórmulas no solo para tomar una decisión, sino para comunicarla a su militancia, frustrada hasta la inmovilidad.
“A estas alturas, ir o no ir resulta irrelevante, esa es la verdad. Un régimen como el de Maduro no convoca elecciones para perderlas”, explica a El Tiempo el politólogo Édgard Gutiérrez.
“El diseño del proceso electoral está orientado a no perder. Si la oposición acude, irá con gran probabilidad de que le roben los resultados. Si no va, pasará lo mismo, pero con su ausencia. Si concurre con el mejor candidato posible y no hace nada después, mejor que no vaya. Si no va para ver cómo ‘se cae sola’ la dictadura, pues tampoco sirve. Esta es una elección con total incertidumbre en las reglas y total certidumbre en el resultado”, señaló.
Sobre ese escenario, Gutiérrez asegura que llegó el momento de la creatividad. “Nos alcanzó el debate en el que la oposición debe responderse estas preguntas: ¿Cómo mi participación abona el quiebre del gobierno? ¿Cómo construyo sobre el vacío si decido no participar? ¿Qué hacemos el día de la elección? ¿Cómo movilizo más gente? ¿Qué le hace más daño al gobierno?”
La comunidad internacional está dando pistas claras al respecto. Desde el Grupo de Lima, pasando por Estados Unidos y, muy claramente, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, han dicho que no hay reconocimiento oficial de la convocatoria electoral, por lo cual tampoco reconocerían los resultados de la eventual elección.
Esto prácticamente deja sin efecto la posibilidad de participar de la oposición, incluso si aparece un candidato ‘outsider’, como el empresario Lorenzo Mendoza, mentado por muchos opositores como “la única posibilidad” de triunfo frente al gobierno.
Pero una eventual candidatura de Mendoza tampoco cambia las condiciones electorales, y Gutiérrez advierte que la opción del empresario “ciertamente puede modificar el comportamiento electoral en una medida importante, pero no sé si crearía un bloque inalcanzable e indestructible”.
Maduro, consciente de que el tiempo es el mayor verdugo de la oposición –y también el suyo– arrancó de una vez posicionando el logo de su candidatura y el eslogan de su campaña: “Juntos podemos más”.
El mensaje de Maduro
El presidente Nicolás Maduro presentó el logo que utilizará para la campaña de las elecciones presidenciales que deberán celebrarse antes de mayo, cuyo lema será ‘Juntos podemos más’.
El logo es una M con los colores de la bandera de Venezuela, amarillo, azul y rojo que incluye una estrella blanca pequeña en medio de la letra. Seguidamente lo acompañan las frases “Juntos podemos más”, en color rojo, y Nicolás Maduro presidente, en azul.
En España, analistas llamaron la atención por el hecho de que la frase ‘Juntos podemos’ fue el eslogan que el político Ramón Espinar utilizó en las primarias que lo convirtieron en el secretario general del partido de izquierda Podemos en la Comunidad de Madrid, en noviembre del 2016.
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