El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) solicitó este martes 3.600 millones de dólares para poder ayudar en 2018 a 48 millones de niños que están atrapados en crisis humanitarias creadas por conflictos y violencia o por catástrofes naturales.
Conflictos que perduran desde hace varios años, como los de Irak, Nigeria, la República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Siria y Yemen, entre otros países, serán prioritarios para la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La Unicef denunció en un comunicado que el sufrimiento de los menores se agrava porque las partes involucradas en muchos de estos conflictos muestran una flagrante indiferencia por la vida de los niños.
«No solamente les atacan directamente, sino que también les niegan el acceso a los servicios básicos debido a los daños y a la destrucción que sufren las escuelas, los hospitales y la infraestructura civil», agrega el texto.
Aproximadamente 84% (3.015 millones de dólares) del monto solicitado se destinará a países afectados por crisis humanitarias a causa de la violencia y el conflicto.
Actualmente, casi uno de cada cuatro niños vive en un país afectado por un conflicto o un desastre.
La propagación de enfermedades transmitidas por el agua es una de las mayores amenazas para la vida de los menores en las situaciones de crisis.
Los ataques a las infraestructuras de agua y saneamiento, las tácticas de asedio que impiden a los niños el acceso al agua potable y el desplazamiento forzado hacia zonas que carecen de dichas estructuras ponen a los menores y a sus familias en peligro, subrayó la entidad.
Las niñas y las mujeres confrontan amenazas aún mayores, ya que a menudo cumplen la función de recolectar agua para sus familias en situaciones peligrosas.
Es por ello que uno de los focos principales del organismo este año será proporcionar agua potable a 35,7 millones de personas, el doble de las atendidas el año pasado, y saneamiento.
Hay 117 millones de personas en el mundo que viven en situaciones de emergencia y que carecen de acceso a agua potable.
Manuel Fontaine, responsable de emergencias de Unicef, explicó en rueda de prensa que en países en guerra los niños mueren más por enfermedades relacionadas con la falta de agua potable y saneamiento que por los propios conflictos.
«La amenaza es aún mayor debido a que millones de niños hacen frente a niveles de desnutrición potencialmente mortales, y esto les hace más susceptibles de contraer enfermedades transmitidas por el agua como el cólera, creando un círculo vicioso de desnutrición y enfermedad», añadió.
Fontaine recordó que uno de las principales causas para emigrar es la falta de agua potable para sobrevivir.
Asimismo, la agencia quiere proporcionar a los niños educación básica formal o no formal (a 8,9 millones), inmunizar contra el sarampión (a 10 millones), otorgar apoyo psicosocial (a más de 3,9 millones) y tratar de la desnutrición aguda grave (a 4,2 millones).
El mayor componente de la petición de fondos de Unicef este año es para los niños y las familias atrapados en el conflicto de Siria, que está a punto de entrar en su octavo año.
Unicef solicita casi 1.300 millones de dólares para apoyar a 6,9 millones de niños sirios que sobreviven tanto en su país como en los campamentos de refugiados en las naciones vecinas
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