El cuerpo técnico de Alazanes de Granma, campeón de Cuba, chilló después de que Balbino Fuenmayor le sacó un boleto al lanzador Raidel Martínez, desconcentrado luego de cometer un balk que le dio una carrera a Caribes de Anzoátegui, monarca de Venezuela.
Los alaridos y las lamentaciones no tenían como destino al umpire -el envío fue notoriamente malo-; lo que ocurrió es que ningún antillano quería enfrentar al jonronero Luis Jiménez en el noveno inning, con tres corredores en bases, dos outs y la carrera del empate en la segunda. Así fue el escenario final del primer juego de la Serie del Caribe, en Guadalajara.
El slugger representaba la oportunidad de los aborígenes de darle la vuelta definitiva a la pizarra. El mayor temor era la aparición de un cuadrangular, como el que conectó en el cuarto capítulo para igualar la pizarra a dos carreras. Tan rápido como nacieron las esperanzas, con tan solo la estampa del paleador zurdo en la caja de bateo, también murieron cuando Martínez propinó el ponche.
Granma resultó el vencedor en el juego que subió el telón del clásico. Lo hizo 6 a 4 y con mucho drama, palabra que rima con el yate clandestino homenajeado por el nombre del equipo.
A pesar de la zozobra, fueron los cubanos los que impusieron su causa desde que se abrió el Estadio Panamericano, hogar de los Charros de Jalisco. Castigaron con rudeza a Daryl Thompson, al punto de anotarle dos carreras en el primer episodio y pegarle nueve hits en los 4.1 tramos que duró el derecho en el morrito. Todo eso sucedió mientras Lázaro Blanco, abridor de los montañeses, escapaba de los predicamentos.
El espigado cubano, quien se apuntó la victoria, aisló cinco imparables y dio tres bases por bolas. Solo toleró una carrera en el tercer acto, producto de un rolling de Niuman Romero, y el vuelacercas de Jiménez.
Tras la labor de Thompson, perdedor del careo, que tuvo como colofón una carrera antillana obrada por un elevado de sacrificio de Yurisbel Gracial, en el quinto, el manager Omar López trajo a tres brazos que hicieron el trabajo. Carlos Navas, Liarvis Breto y Jean Toledo solo apuntaron ceros en sus casillas.
Pero el séptimo inning, el de la suerte para la presencia de supersticiones, le sonrió a los castaños. Felipe Paulino, quien llegó a Anzoátegui proveniente de Cardenales de Lara, permitió dos carreras luego de un sencillo de Gracial y otro de Alexander Ayala.
Una anotación más de Caribes, en el octavo, por un incogible de Balbino Fuenmayor, solo fue una caricia para la dictadura cubana que ya estaba impuesta en Guadalajara, y que se acentuó con un error del campocorto venezolano Luis Sardiñas, que desembocó en la carrera decisiva.
A Caribes, cuyas desventuras comenzaron el jueves con al menos 14 horas de retraso en el Aeropuerto Internacional La Chinita, en Maracaibo, solo le quedó descansar y esperar el juego de hoy, a las 3:00 pm, contra Águilas Cibaeñas de República Dominicana. El experimentado Freddy García será el iniciador de Anzoátegui.
LA CIFRA
985 es el número de cuadrangulares que han ocurrido en series del Caribe, después del vuelacercas que dio Luis Jiménez. La cuenta corresponde a Quality Sports
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