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Sobre pactos secretos

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A lo largo de la historia se han suscrito todo tipo de pactos entre facciones involucradas en conflictos de diferente índole. En ciertas ocasiones y muy a posteriori algún gobierno democrático como el norteamericano desclasifica documentos que pone a la disposición del ciudadano común, haciendo florecer verdades hasta entonces ocultas. Sin embargo, la mayoría de las veces lo confidencial permanece así indefinidamente.

En agosto de 1939 los ministros de Relaciones Exteriores de la Alemania nazi y de la Unión Soviética firmaban un tratado de no agresión conocido como el Pacto Ribbentrop-Mólotov. Hitler iniciaría días después, el primero de septiembre, la Segunda Guerra Mundial con la invasión de Polonia. Lo que no se develó públicamente fue un aparte secreto del acuerdo en el que ambos países negociaban no solo la repartición de Polonia sino de toda la Europa del Este.

En octubre de 1962 durante la Crisis de los misiles cubanos, John F Kennedy bloquea por completo a Cuba y se muestra ante los ojos de Norteamérica y del mundo como un líder inquebrantable, con tolerancia cero a las pretensiones de Khrushchev de instalar armas nucleares de alcance medio en la isla caribeña. Lo que no se supo en el momento fue que Kennedy había aceptado en contraparte y en secreto retirar sus propios misiles estacionados en Turquía, país limítrofe con la Unión Soviética.

Cuando se firmó el infame Laudo Arbitral de Paris en 1899 en el que Venezuela tuvo que ceder la Guayana Esequiba a Inglaterra, no fue hasta décadas después que se supo cómo fue que hubo un acuerdo tras bastidores entre el árbitro de nacionalidad rusa y los representantes anglosajones para favorecer a estos últimos. El “imparcial” mediador decidiría a favor de Inglaterra a cambio de zanjar con los británicos asuntos pendientes que databan de tiempos de la Guerra de Crimea.

En nuestro país se firmó el 31 de octubre de 1958 el Pacto de Puntofijo que no buscaba más que garantizar la gobernabilidad del país en un periodo de inestabilidad política posterior a la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y la reciente instauración de la democracia. ¿Es que acaso hubo un aparte, una suerte de tratado de no agresión entre los partidos firmantes? ¿Estaba sobrentendido? Mucho se ha especulado al respecto a la luz de la escasa transparencia y los no pocos casos de corrupción denunciados durante esos cuarenta años de gobiernos alternativos.

Ahora bien, situándonos en 2019 y después de haber vivido 20 angustiosos años bajo esta quinta república, ¿Cómo es que no se ve aún la luz al final del túnel? ¿Por qué cada vez que pareciera que se va a llegar a un acuerdo formal de gobernabilidad, este no se da? Dos bloques de países con buenas intenciones, el Grupo Internacional de Contacto y el Grupo de Lima quieren seguir “explorando” potenciales salidas; sin embargo, pretenden incluir en la toma de decisiones a países con posiciones tan disimiles como China, Rusia y Estados Unidos. ¿Es eso posible? Mientras se buscan soluciones utópicas, el escepticismo y la impotencia se van apoderando de todos y alimenta la suspicacia sobre la existencia de pactos secretos…y así el ciudadano común ve cómo pasa el tiempo y sus penurias se van acumulando entre Nueva York y Oslo.

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