El azar puede ser un potente actor en medicina. Es el caso de la prescripción de café para tratar los movimientos incontrolados de una enfermedad rara, cuya eficacia fue comprobada cuando se suministró por error una variedad descafeinada.
El paciente es un niño de 11 años diagnosticado con una disquinesia relacionada con un gen llamado ADCY5. Su historia la cuentan este lunes médicos franceses en la revista Anales de Medicina Interna.
«Es una enfermedad rara, no conocemos siquiera el número exacto de casos, pero debe ser del orden de un nacimiento entre un millón», explica a la AFP el doctor Emmanuel Flamand-Roze, uno de los autores del artículo.
Los enfermos son víctimas de movimientos anormales, un trastorno que les incapacita físicamente. No existe ningún tratamiento.
«Los brazos, las piernas y el rostro empiezan a moverse de forma exacerbada. Ese niño no podía ir en bici ni incluso volver a casa caminando de la escuela, puesto que una crisis puede acontecer en cualquier momento», según el doctor Flamand-Roze, neurólogo en el hospital parisino Pitié-Salpêtrière.
Los médicos le prescribieron café. «Hace varios años que lo recetamos, porque otros pacientes aseguraron que les daba resultado contra estos movimientos».
Aunque dar café a un niño puede parecer incongruente, sus padres, originarios de Madagascar, donde esta bebida se utiliza para combatir algunos males, aceptaron en seguida.
El niño empezó a tomar dos expresos al día. El efecto fue rápido: duraba 7 horas y los movimientos desaparecían casi completamente.
«Doble ciego»
Pero después de varias semanas, los padres contactaron con los médicos porque el café ya no surtía efecto.
Pero cuando se dieron cuenta de que habían comprado café descafeinado, repararon el error y los movimientos volvieron a desaparecer.
Sin buscarlo, los padres aportaron la prueba que faltaba para comprobar científicamente la eficacia del café.
En realidad, realizaron lo que científicamente se denomina «un ensaya de doble ciego», que permite comparar la eficacia de un medicamento con un placebo sin que ni el paciente ni el administrador del tratamiento sepan cuál de los dos se está suministrando.
Esta historia «forma parte de los azares extraordinarios de la historia de medicina», sonríe el doctor Flamand-Roze.
A la luz de este caso, los médicos implicados aconsejan la ingesta de cafeína para todos los enfermos de este tipo de disquinesia.
«Incluso si se tratara de un bebé con esta enfermedad, le administraría café», según el neurólogo, que trata a una decena de pacientes de todas las edades aquejados de este mal.
La eficacia del café se explica por el hecho de que la cafeína se fija en receptores relacionados con la proteína ADCY5. Esta está muy presente en una región profunda del cerebro que controla los movimientos.
«En esta enfermedad, la proteína funciona demasiado y la cafeína reduce su actividad», explica el doctor.
El café solo funciona no obstante para este tipo específico de disquinesia.
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