Aunque desafió a Donald Trump en las primarias de 2016, la carrera política del senador republicano Marco Rubio siguió en ascenso y este lunes se convirtió en el secretario de Estado del nuevo gobierno trumpista, siendo el primer hispano al frente de la diplomacia estadounidense.
Rubio, de 53 años e hijo de inmigrantes cubanos, llega a Foggy Bottom (sede del Departamento de Estado) como un «halcón» en política exterior, partidario de la mano dura con China e Irán y con una gran atención puesta en Latinoamérica, donde respalda las sanciones sobre Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Gracias a su buena relación con sus colegas del Senado, donde ocupa un puesto por Florida desde 2010, Rubio logró convertirse hoy en el primer miembro del gabinete de Trump confirmado para el cargo, tan solo unas horas después de que el presidente fuera investido.
Nacido en Miami, Marco Rubio es un político tradicional y respetuoso de las instituciones, lo que facilitó el rápido aval de la Cámara Alta, a diferencia de otros nominados por Trump mucho más polémicos.
Planes para terminar la guerra de Ucrania
Este político de hábil retórica ha ejercido también desde el Senado una notable influencia en la postura de los republicanos en temas de política exterior.
Rubio condenó con vehemencia la invasión rusa de Ucrania de 2022, pero en abril pasado, en consonancia con Trump, votó en contra de enviar nuevo armamento para Kiev porque el presupuesto no incluía nuevas partidas para restringir la inmigración.
Ahora Rubio se suma a un Gobierno que se ha puesto como objetivo acabar rápidamente con la guerra en Ucrania, a pesar de que eso pudiera conllevar la anexión rusa de los territorios ocupados.
En su reciente audiencia de confirmación en el Senado, Rubio pidió tanto a Ucrania como Rusia que hagan «concesiones» para lograr la paz, y advirtió de que «no es realista» querer regresar a las fronteras anteriores a la invasión.
A raíz de su historia personal, Rubio tiene un enorme interés hacia Latinoamérica y desde el Senado siempre se ha mostrado crítico con los gobiernos izquierdistas de la región y partidario de aplicar la máxima presión sobre Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Aunque dijo que la última palabra la tendrá el presidente, Rubio se expresó a favor de catalogar a Cuba como país patrocinador del terrorismo, una sanción que el expresidente Joe Biden levantó la semana pasada a pocos días de dejar el cargo.
También denunció que Venezuela está liderada por un «narcogobierno» encabezado por Nicolás Maduro y abrió la puerta a retirar la licencia que permite a Chevron extraer petróleo en el país suramericano.
De desafiar a Trump a ser su secretario de Estado
Este senador ganó popularidad a nivel nacional en 2016 cuando intentó hacerse con la nominación presidencial republicana en unas primarias en las que finalmente resultó elegido Donald Trump, quien posteriormente ganaría las elecciones.
Durante esas primarias, Trump lo menospreció llamándolo ‘Pequeño Marco’, pero tras abandonar la carrera, el senador se mostró muy leal al magnate neoyorquino.
Rubio estuvo en las quinielas como posible compañero de fórmula de Donald Trump para la Vicepresidencia, antes de que este se decantara finalmente por J.D. Vance.
A raíz de la victoria electoral de Trump, tras una campaña en la que Rubio jugó un papel destacado, el magnate neoyorquino decidió recompensarlo con el puesto de jefe de la diplomacia estadounidense, un cargo nunca antes ocupado por un latino.
El nombramiento de Rubio se interpretó además como un guiño por parte de Trump a los votantes hispanos, un electorado que dio un giro hacia el republicano en las presidenciales a que le permitió alcanzar un avance histórico en esa comunidad.
Pero algunos miembros del círculo más cercano de Trump ven con recelo la figura de Rubio, pues consideran que su perfil de ‘halcón’ contrasta con la política aislacionista de «Estados Unidos primero» que promueve Trump.
A diferencia de su antecesor, Antony Blinken, un experimentado diplomático y asesor de seguridad nacional, Rubio es un político profesional que ya demostró que tiene aspiraciones presidenciales.
Está por ver si el Departamento de Estado tiene peso en al toma de las grandes decisiones de política exterior o si Trump, que desconfía de los diplomáticos de carrera, opta pro concentrarlo todo en la Casa Blanca.
Graduado ‘cum laude’ en Derecho por la Universidad de Miami (UM), está casado con la estadounidense de origen colombiano Jeanette Dousdebes, que fue animadora siendo estudiante de los Miami Dolphins, con la que tiene cuatro hijos: Amanda, Daniella, Anthony y Dominic.
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