“Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad. Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia”. Martin Luther King
Con la expresión “ciego, sordo y mudo” algunos nos referimos a los tres monos sabios, que simbolizan el proverbio japonés “no ver el mal, no oír el mal y no hablar el mal”, condensado por una filosofía que promulga el uso sensato de los tres sentidos en la observación cercana del mundo y no meterse en problemas por acción u omisión. Ese sería el resultado de apartarse del mal. Algunos le dan otra significación a dicha expresión, inspirados en una de las canciones más icónicas de Shakira: “Ciega, sordomuda”, título que sugiere una sensación de estar abrumado por las emociones, al punto de no poder ver ni escuchar claramente, algo que puede hacernos sentir vulnerables y perdidos. En ese punto estaría la Iglesia Evangélica respecto a la realidad venezolana, a pesar, cabe decir, de ser una de las más grandes de Latinoamérica, llámese bautista, metodista, menonita o pentecostal. Uno podría decir que asume la conducta de los primates, que en todo caso sería adaptativa; pero no, el silencio de la Iglesia Evangélica respecto a la realidad venezolana podría interpretarse como una forma de ceguera y sordera al estilo Shakira ante los problemas y desafíos que enfrenta el país. Es notable su silencio, en el mejor de los casos se ha visto algún comunicado de una iglesia representada por un pastor haciéndole críticas al régimen.
En ese silencio de la Iglesia Evangélica hay una sensación de desconexión y falta de respuesta ante lo está sucediendo. La canción de Shakira expresa una lucha interna y emocional, mientras que el silencio de la Iglesia Evangélica refuerza la idea de una desconexión o falta de compromiso con la realidad social y política del país. ¿Por qué? Por no tener una actitud proactiva ante los dictadores como Richard Wurmbrand a mediados del siglo XX. Cuando los comunistas se apoderaron de Rumania e intentaron tomar control de las iglesias, el pastor Wurmbrand comenzó un exitoso y vigoroso ministerio dirigido a los creyentes oprimidos, al igual que a los soldados rusos que ocuparon su país. Fue arrestado junto con su esposa Sabina y estuvieron tres años presos; en prisión, a él le tocó la peor parte, estuvo todo ese tiempo en confinamiento solitario, luego fue transferido a una celda grupal, donde la tortura continuó durante cinco años más. Una vez en libertad y con la mejor disposición a seguir La Voz de los Mártires, el pastor Wurmbrand y Sabina viajaron alrededor del mundo y establecieron una red que provee alivio a las familias de los cristianos aprisionados en naciones islámicas, naciones comunistas y otros países donde los cristianos son perseguidos debido a su fe. Su mensaje perenne: “Odia a los sistemas malvados, pero ama a tus perseguidores. Ama sus almas y trata de ganarlas para Cristo”.
En Latinoamérica, particularmente en esta Tierra de Gracia, al parecer el miedo hace mella en las iglesias evangélicas, es lógico, los regímenes autoritarios tienen una práctica, no permiten oposición ni críticas. Esto implicaría que los líderes de las iglesias, grupos cristianos y organizaciones cristianas corren el riesgo de que el gobierno actúe contra ellos si se mostrasen intolerantes contra ejecutorias de agentes estatales opuestas a los preceptos cristianos. Todo un desafío, ante el cual hay que tomar en consideración que la Iglesia Evangélica tiene el potencial de ser una fuerza transformadora en la sociedad, actuando con valentía y compasión en tiempos difíciles como los que vivimos en Venezuela. Así las cosas, la misión de la Iglesia Evangélica en contextos de regímenes autoritarios, especialmente en América Latina, puede ser multifacética y profundamente significativa. De tal manera, que, para revertir la sensación de desconexión y falta de respuesta ante la realidad social y política del país, la Iglesia Evangélica puede tomar varias acciones concretas:
Los líderes de las iglesias pueden emitir declaraciones conjuntas denunciando las iniquidades y llamando a la reflexión, actuando como una voz que clama en el desierto, similar a Juan el Bautista (Juan 1:23). Por ejemplo, como lo ha venido haciendo la Iglesia Católica a través de sus líderes, que en cuestionamientos públicos al régimen han destacado más que los nuestros. Estas declaraciones pueden ser difundidas a través de medios de comunicación y redes sociales para alcanzar a un público más amplio. Igualmente, la Iglesia puede organizar foros y debates abiertos donde se discutan temas de justicia social, derechos humanos y la situación política actual. Estos eventos pueden servir como plataformas para educar y movilizar a la comunidad. A imagen del pastor Wurmbrand y Sabina, establecer redes de apoyo y solidaridad entre las iglesias y otras organizaciones de la sociedad civil para brindar asistencia a las personas afectadas por la represión y la injusticia. Estas redes pueden proporcionar recursos, apoyo emocional y asesoramiento legal.
A la par, compartir testimonios de personas que han sido afectadas por la represión y la injusticia, destacando su valentía y resiliencia. Estos testimonios pueden inspirar a otros a actuar y a no perder la esperanza. De suma importancia, iniciar campañas de oración y ayuno, pidiendo la intervención divina y la fortaleza para enfrentar los desafíos. Estas campañas pueden unir a la comunidad en un propósito común y fortalecer su fe y determinación. Al tomar estas acciones, la Iglesia Evangélica puede reafirmar su compromiso con la justicia y la compasión, y convertirse en una fuerza poderosa para el cambio positivo en la sociedad, como lo hizo el pastor Christian Führer en Leipzig, Alemania Oriental. Este pastor organizó reuniones de oración por la paz todos los lunes desde 1982. Estas reuniones crecieron en asistencia y se convirtieron en manifestaciones masivas que tuvieron un papel crucial en la caída del régimen comunista.
Para terminar, les recuerdo a uno de los personajes más reconocidos en la historia de la defensa de los derechos civiles en Estados Unidos es el Dr. Martin Luther King Jr., el hombre más joven en recibir el Premio Nobel de la Paz. Con su liderazgo, esfuerzo y sacrificio, este pastor bautista ayudó a transformar la historia de un país que se encontraba sumido en la oscuridad de la discriminación racial, tras ser abolida la esclavitud. Sus apasionantes mensajes y su confrontación pacifista, inspirada principalmente en sus convicciones cristianas y en la vida de Jesús, encendieron una antorcha que iluminó el camino hacia la igualdad y dignidad para millones de personas de raza negra. Martin Luther King Jr. murió por sus ideales, no se doblegó, al contrario, acrecentó su clamor, basado en principios bíblicos fundamentales para todo cristiano. De ahí que la Iglesia Evangélica no puede hacerse la Shakira…
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