“Siempre he tenido la imagen de haber estado en un gran barco con todos los pioneros, remando sin cesar y con una gran fe. No fue fácil, pero nuestro Capitán, con su fuerza infinita y su alma batalladora, estuvo siempre dispuesto a compartir su magia y su sueño con nosotros”
Por FRANK DI POLO
Los comienzos de la creación de la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela fueron llenos de una gran incertidumbre. Existía para ese momento dos orquestas nacionales formadas en su mayoría por músicos extranjeros: la Orquesta Sinfónica de Venezuela y la Orquesta Sinfónica de Maracaibo.
Yo tocaba en la Orquesta Sinfónica de Venezuela y mi relación con José Antonio venía de muchísimo antes, cuando él vino de Barquisimeto a hacer sus estudios universitarios y musicales. Nuestro encuentro fue maravilloso y de un gran cariño. Hacíamos sesiones musicales muy frecuentes en los sótanos de la Universidad Central de Venezuela, donde disponíamos de un órgano, un clavecín y un piano. Ahí nos enterrábamos hasta altas horas de la noche haciendo música. Tal era el deseo de hacer música que logramos convocar a un grupo de muchachos para tocar conciertos en el Ateneo de Caracas, 42 en total; era el año 1968.
La convocatoria de José Antonio al primer ensayo de la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela ocurrió el 5 de Febrero de 1975, en el Conservatorio Juan José Landaeta, en Campo Alegre. José Antonio esperaba una asistencia de más de 50 participantes y en realidad solo aparecieron 13 personas, de las cuales la última persona fue un niño de 13 años de edad, Luis Miguel González. José Antonio les habló a ese grupo de la creación de una Orquesta Juvenil para el país, integrada por jóvenes venezolanos de todas las regiones nacionales. La Orquesta tendría un sistema académico auspiciado por el Estado, y estaría destinada a tener un futuro extraordinario. Yo me incorporé a la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela después de haber tocado seis años en la Orquesta Sinfónica de Venezuela, cuando sólo quedábamos doce venezolanos de ochenta y seis extranjeros.
Entonces José Antonio me convocó para que lo ayudara a consolidar la Orquesta Juvenil que estaba formando y desde ese momento me asignó el cargo de Concertino de la misma y presidente de la Sociedad Civil Juan José Landaeta.
En el transcurso del tiempo cada vez más se sumaban músicos del interior del país. Fue una gran aventura… no teníamos rumbo fijo… solo soñando, tocando y luchando.
Siempre he tenido la imagen de haber estado en un gran barco con todos los pioneros, remando sin cesar y con una gran fe. No fue fácil, pero nuestro Capitán, con su fuerza infinita y su alma batalladora, estuvo siempre dispuesto a compartir su magia y su sueño con nosotros. Fue una gran lucha sobrevivir al mundo que nos rodeaba… nadie creía en nosotros, de ahí surgió nuestro lema “Tocar y Luchar” y poco a poco, con muchísima paciencia y entregando nuestro corazón a tan noble causa, fuimos creciendo más y más.
El concierto inaugural de la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela se produjo el 30 de abril de 1975; ese día tocamos el concierto en la Casa Amarilla, fue un Concierto de Estado en Homenaje al Día del Trabajador. La Orquesta Nacional Juvenil, integrada por 80 músicos procedentes de Caracas, Maracay, Los Teques, Barquisimeto y Trujillo, hizo su debut y entre sus objetivos se proponía realizar una labor de formación musical a nivel superior, entrenamiento orquestal, fomentar el mundo coral y estimular a jóvenes para la composición y la dirección orquestal.
Con la Orquesta viajamos a México, Colombia y Ecuador. El reconocimiento de tanto esfuerzo fue alcanzado por una invitación al Festival de Orquestas Juveniles en Aberdeen (Escocia), llevando como invitado al director mexicano Carlos Chávez. Tocamos el 7 de agosto de 1976 la inauguración del Festival en el Music Hall de Aberdeen, con una gran expectativa… salimos exitosos del concierto, fue un gran triunfo, una victoria llena de gloria, como un milagro.
Luego de ese concierto permanecimos en Aberdeen para audicionar a la Orquesta Internacional del Festival que acompañaría a un coro integrado por todas las corales del Festival. Todos los que pudimos audicionamos a la Orquesta Mundial, que tendría un concierto en la ciudad de Londres en el Albert Hall, con el famoso director Walter Suskind, y como solista invitado el famoso pianista Van Cliburn. Cuando llegué al primer ensayo como concertino conté la presencia de 23 músicos venezolanos en la Orquesta Mundial y fuimos los que más logramos participar. El concierto fue trasmitido por TV y fue todo un éxito.
Luego seguimos de gira a Venecia y a Roma, esperando al coro universitario de la UCV para hacer un concierto conjunto en la Capilla Sixtina. Nos enteramos de la tragedia de los Azores.
Después de la gira, volvimos a Venezuela llenos de gloria y felices de haber logrado una hazaña histórica. En ese momento José Antonio recibió por primera vez presupuesto del Estado de manos del gobierno de Carlos Andrés Pérez, quien le dijo a José Antonio que quería ver orquestas juveniles por todo el país.
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