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Escenarios esperados… el 10 de enero

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grafitis Venezuela

A lo largo de los duros años de la dictadura, que bien lejos está de ser solo la dictadura de Maduro, pues ella comenzó justamente con la llegada al poder de Hugo Chávez, los venezolanos hemos vivido de fecha en fecha como actos constitutivos de lo que hoy hemos llegado a ser. De esta manera, nuestra historia reciente está llena de: 27 y 28F, 4F, 27N, 11A, 13A, 5M, 31A y un largo etc. Seguramente, agregaremos el 10E, pase lo que pase: como un “momento constitutivo”, bien, para la emergencia de la democracia o de “acto constitutivo” de la prórroga de la dictadura.

El 10 de enero es el momento de confrontación entre un régimen, que ostenta autoritariamente todos los instrumentos del poder y que se niega, a pesar de haber perdido las elecciones a entregar el gobierno de manera pacífica y, se propone juramentarse ilegítimamente el 10 de enero y por otro lado, una oposición que sostiene que se hará cargo del gobierno, para dar inició a la transición democrática a partir del 10 de enero.

Por tanto, estamos frente a una fecha clave en la formación de nuestro futuro.  Un futuro abierto por la incertidumbre que ha caracterizado la situación del país desde el inicio mismo del gobierno de Maduro, caracterizado por la crisis de legitimidad por desempeño y al mismo tiempo por la crisis de legitimidad por origen, que dan cuenta de la desintegración normativa y desintegración socioeconómica que no tiene solución sino se produce un cambio de régimen.

Por ello, se ha constituido en torno a esa fecha una gran expectativa por el posterior desarrollo de los eventos de ese día. Hay analistas, que sostienen que es difícil hacer buena la propuesta opositora de juramentar ese día a Edmundo González Urrutia, que es el ganador, sin lugar a dudas, de las elecciones del pasado 28 de julio y sostienen que Maduro terminará juramentándose ese día. Mientras que otros hacen descansar sus esperanzas en que ese día la historia por venir del país cambiará porque la democracia y sus libertades terminarán por imponerse. 

Por supuesto, me he tomado la libertad de especular estos escenarios, aunque hace rato que en Venezuela no existe la “presciencia”, es decir “el conocimiento de las cosas futuras, o el saber previo de los acontecimientos a ciencia cierta”. 

Aunque la incertidumbre hace casi imposible calcular, contabilizar el futuro, he tratado de visualizar, reitero que especulativamente, los siguientes escenarios:

Primer escenario: El 10 de enero Maduro se juramenta, dando lugar a un régimen, ahora sí, inequívocamente dictatorial. Esto producirá en principio un movimiento de protesta masiva de la población. El régimen incrementará la represión abierta, a través de los cuerpos de seguridad del Estado, los colectivos armados, inclusive, elementos de la guerrilla colombiana (ELN y FARC) que se ha instalado de manera dominante en regiones importantes del país.

Por su parte, la comunidad internacional incrementaría sus sanciones económicas y políticas al régimen. El gobierno de Trump, que inicia el 20 de enero, suspendería la licencia petrolera a Chevron que profundizaría más la crisis económica, en la que la inflación, los bajos salarios, la crisis de los servicios públicos, ahondaría la crisis humanitaria, que impactaría aún más en la inmigración y la fragmentación de las familias venezolanas.

Esta situación podría generar dos subescenarios:

Subescenario 1: El gobierno sobrevive a la protesta generalizada, incrementando la represión, el terror y el miedo. La movilización va perdiendo fuerza por aquello de la que “la gente también muere de miedo”. Maduro, en su discurso de inicio de su nuevo gobierno, dice las obviedades de todos los años: “2025 será el año de la prosperidad de Venezuela, hemos triunfado sobre el fascismo, etc. etc.” y gobierna seis años en medio de la mayor crisis humanitaria y de desestabilización política permanente vivida por el país desde la guerra federal.

Subescenario 2: La protesta popular rebasa la represión implementada por la dictadura. Se produce una fisura en el interior del aparato de gobierno, se rompe la alianza en el poder y se desplaza internamente la dirección del aparato de Estado de Maduro-Cilia-hermanos Rodríguez a Diosdado Cabello, quien con el general Padrino López da un golpe de Estado. Se produce un reacomodo en la estructura del régimen, para que las cosas cambien sin que nada cambie.

Se produce una situación de inestabilidad política permanente bajo el imperio de la fuerza de un régimen militar-policial. ¿Y qué pasa con Maduro y Cilia, y los hermanos Rodríguez? Con ellos se abren dos posibilidades: la primera, ellos emprenden un viaje, sin retorno, a Rusia o China o Turquía. Cilia, la jefa del grupo, ha descartado a Nicaragua, Bolivia y Cuba, pues son muy pobres. La segunda posibilidad: Tarek W. Saab se ha cambiado de banda, no de bando, y los ha acusado de traición a la patria, abuso de poder, asociación para delinquir, terrorismo y corrupción generalizada. Tarek los ha encerrado en el Helicoide.

Segundo escenario: El 10 de enero se ha generalizado la movilización masiva de la población en todo el país. La represión implementada por el régimen es rebasada por la protesta popular que exige la juramentación de González Urrutia. Un sector mayoritario de la FAN se niega a reprimir a la población y se levanta contra el régimen. Se produce un enfrentamiento entre fuerzas leales al régimen y las leales a la juramentación de González Urrutia. Estados Unidos ha desplegado fuerzas navales al Caribe. El régimen termina derrotado y negocia su salida. González Urrutia, que nadie sabe cómo ha ingresado al país, se juramenta el día 15 de enero. Comienza la transición hacia la democracia. Que bien pudiéramos llamar la “Democracia escarmentada”. Claro, eso será si la oposición ha escarmentado. Pero esa será otra historia.

 

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