“Si la virgen fuera andina
y san José de los Llanos,
el Niño Jesús sería
un niño venezolano”
Serenata Guayanesa
En las luces que adornan nuestras calles y el eco de gaitas en cada rincón de Venezuela se respira algo más que una tradición: la esperanza. La Navidad, cargada de espiritualidad, alegría y unión familiar, no solo es un evento festivo, sino un recordatorio profundo de que la luz siempre prevalece sobre la oscuridad. Este mensaje resuena con fuerza en nuestro país, especialmente este 2024, un año que marca un punto de inflexión hacia un cambio positivo e irreversible.
La Navidad: reflexión y compromiso
En el corazón de la Navidad está el nacimiento de Jesús, un evento que trasciende siglos y geografías, uniendo lo divino con lo humano. El nacimiento de Jesús no fue un acto grandioso en términos mundanos, sino una experiencia humilde y desafiante. En un pesebre, en condiciones adversas, se manifestó el amor de Dios hecho carne, un amor que invita a todos a abrir sus corazones y dejarse transformar. Este mismo espíritu nos llama como nación a abrazar la esperanza y el reencuentro, valores esenciales en esta época.
Sin embargo, no podemos ignorar las dificultades que hemos enfrentado en los últimos años: familias separadas por el exilio, la represión o el miedo. Pero también hemos demostrado nuestra resiliencia. Este año, los venezolanos hemos comenzado a caminar hacia la reconstrucción de nuestra patria, un sendero que requiere el esfuerzo y compromiso de cada uno de nosotros.
El papel fundamental de la familia castrense-policial
La Navidad también es un momento para la reflexión personal y colectiva. Por eso, dirijo un mensaje a los venezolanos que quieren un cambio político. Hoy, más que nunca, necesitamos que cada uno cumpla con su deber, mas no con la coalición que busca perpetuar la corrupción y la injusticia, sino con el pueblo que clama por libertad y dignidad.
“Militar y policía venezolano: tus brazos no fueron hechos para ejecutar la maldad, sino para proteger y abrazar a tu gente”. Estamos a un paso de completar este camino hacia un futuro de paz y prosperidad. Tu papel es crucial. Escucha la voz de tu corazón y de tu familia, que te recuerda que estás llamado a ser un ejemplo de valentía y rectitud.
Una unidad nacional impulsada por la esperanza
La Navidad nos muestra que la luz puede brillar incluso en los momentos más oscuros. Hoy, como país, debemos unirnos en esa luz, guiados por los valores de amor, respeto y justicia. El cambio que comenzamos a construir con la elección primaria el año pasado no estará completo sin la participación de los que se encuentran tanto en el exterior como en el país. La unión de los venezolanos, incluidos nuestros militares y policías, es indispensable para construir una nación libre y digna.
Jesús, con su nacimiento humilde y su sacrificio final, nos dejó un mensaje que trasciende la historia: el verdadero poder radica en el amor y la entrega. En esta Navidad, recordemos que cada uno de nosotros tiene un papel en este renacer de Venezuela.
Un llamado final a la esperanza y la acción
Hoy, al estar reunidos en familia, permitámonos reflexionar sobre cómo podemos abrir más espacio en nuestros corazones para la esperanza y el cambio. Como aquella niña que quiso ser el posadero en el pesebre, no cerremos la puerta a la oportunidad de un futuro mejor. La energía del cambio ya está en marcha, pero depende de cada uno de nosotros impulsarla hacia el reencuentro nacional.
Que esta Navidad sea un renacer para Venezuela, una ocasión para abrazar el cambio con amor, unidad y determinación. Que Dios bendiga a cada familia y que la luz de Jesús guíe nuestros pasos hacia una nación de paz, libertad y esperanza renovada.
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