Pantera Negra puede ser interpretada, hablando a la ligera, como una película llena de imágenes vistosas, que deslumbra con una puesta en escena para que su protagonista se sume al universo de Marvel en el cine sin mayores contratiempos.
No obstante, el largometraje que se estrenó la semana pasada busca contextualizar a su protagonista, el rey T’Challa (Chadwick Boseman), en un discurso histórico en el cual la lucha por las reivindicaciones de la población negra en Estados Unidos es vista de una forma que trata de evitar el panfleto, aunque por momentos caiga en lugares comunes.
T’Challa, Pantera Negra, es el monarca de una nación que se llama Wakanda y a la que el resto de países del globo no le presta mucha atención porque la considera una tierra de granjeros tercermundista. Sin embargo, es una franja de tierra que posee un mineral poderosísimo: el vibranium.
La hermana del rey es una científica que ha logrado aprovechar el recurso mineral para el desarrollo de su nación, un avance que hace más temible a ese país que cualquier potencia nuclear convencional.
El espectador será testigo de un enfrentamiento en el que se plantea la siguiente pregunta de orden moral: ¿Cómo es posible que no se haya hecho nada para defender a todos los negros del mundo, que desde las épocas de esclavitud, son subyugados de distinta forma en países como Estados Unidos?
Es una idea que inmediatamente se vincula con movimientos radicales surgidos en la nación norteamericana durante los sesenta en contra de la segregación, en una obvia alusión a los Panteras Negras.
Ahora bien, en esta película que dirige Ryan Coogler (Fruitvale Station y Creed), quien también es guionista junto con Joe Robert Cole, más allá de levantar la bandera de la rebelión, hay más bien un mensaje de cooperación. Y es por eso que surge el conflicto, pues hay quienes tratan de exaltar las acciones combativas de aquellos que ven en el enfrentamiento, y en la ventaja tecnológica, una manera de saldar viejas deudas; posición que encuentra una barrera entre quienes han considerado que no debe haber salvadores, sino que cada quien está llamado a labrar su camino a la libertad en lugar de esperar por una figura redentora fuerte.
La trama en Pantera Negra está en parte cargada de rituales que se han mantenido por miles de años, pero la película no se enclaustra en su exhibición, es decir, no se limita a desarrollar el tema de las raíces en detrimento del argumento. En ella prima la tecnología, de lo contrario no habría superhéroe, e incluso llega en su momento a cuestionar los ritos.
Pantera Negra logra dar un giro y convertirse en una película que destaca en el universo Marvel por plantear un conflicto con bastante fuerza y una resolución que elude la propaganda reivindicativa, e invita, más bien, a la comunión entre las naciones.
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