Un nuevo informe del Foro Brasileño de Seguridad Pública, una organización no gubernamental compuesta por investigadores y expertos, ha arrojado luz sobre el alarmante crecimiento del crimen organizado en la Amazonía brasileña.
El estudio, publicado el miércoles, constituye la tercera edición del estudio que realiza el grupo sobre la violencia en la Amazonia y se centra en la denominada «Amazonia legal», que abarca nueve estados del norte y el noreste de Brasil.
Los resultados revelan una importante expansión de las organizaciones delictivas, procedentes en gran medida de São Paulo y Río de Janeiro. De los 772 municipios de la región, 260 están asolados por la violencia vinculada a 19 facciones delictivas diferentes, lo que supone un aumento de 46% en tan solo un año. Entre estos municipios, 130 están dominados por el Comando Vermelho (Comando Rojo), una banda de Río de Janeiro creada a finales de la década de 1970.
Mientras tanto, el Primeiro Comando da Capital (Primer Comando de la Capital), principal rival del Comando Vermelho y facción fundada en São Paulo en 1993, controla 28 ciudades del Amazonas. Además, 85 municipios están atrapados en el fuego cruzado de dos o más facciones que compiten por el dominio. Los datos, recogidos entre enero y septiembre de este año, ponen de manifiesto el creciente alcance del crimen organizado en la región.
La Amazonía brasileña, un centro estratégico para el tráfico
Los expertos atribuyen el auge del crimen organizado en la Amazonía brasileña a a su papel como corredor clave para el tránsito de la droga producida en países vecinos como Colombia, Bolivia y Perú. La lucha por el control de estas rutas ha alimentado violentos enfrentamientos entre grupos delictivos, que no solo se dedican al tráfico de drogas, sino también al robo de mercancías, la apropiación ilegal de tierras y la extracción de oro, a menudo invadiendo territorios indígenas protegidos.
«Por un lado, la violencia se deriva de la explotación de ‘materias primas’ forestales como la madera, el oro y otros minerales, así como la pesca y la fauna silvestre», afirma el estudio. «Aunque éstos no son intrínsecamente ilegales, su extracción viola a menudo las leyes medioambientales, y se produce en unidades de conservación, asentamientos rurales y tierras indígenas para apoyar la minería ilegal y la deforestación. Por otra parte, las disputas territoriales entre grupos delictivos vinculados al narcotráfico amplifican la violencia, ya que luchan por las rutas de tránsito para el contrabando de drogas y armas desde los países vecinos o los mercados minoristas de las ciudades brasileñas», dice un extracto del informe.
El papel de la Amazonia como corredor del narcotráfico queda patente en los datos que muestran un fuerte aumento de las incautaciones de estupefacientes por parte de las fuerzas de seguridad en la región. Entre 2019 y 2023, las confiscaciones de cocaína aumentaron 386,4%, totalizando poco más de 110 toneladas métricas durante el período, según el informe del Foro Brasileño de Seguridad Pública. Las incautaciones de marihuana también han subido constantemente, aumentando 123,1% en el mismo período, con 199 toneladas métricas interceptadas.
Desafíos geográficos
El informe también destaca un preocupante índice de muertes violentas en la Amazonía brasileña. La tasa de homicidios intencionados en la región es de 32,3 por cada 100.000 habitantes. Aunque esto representa un descenso de 6,2% en comparación con 2021-2023, sigue siendo 41,5% superior a la media nacional, lo que subraya la ingente tarea a la que se enfrentan las autoridades públicas para restablecer el orden en una región definida por su vasto terreno de difícil acceso.
Muchas comunidades de la periferia de la selva amazónica sólo son accesibles tras largos viajes en barco, un factor que, según los expertos, ha permitido a los grupos delictivos atrincherarse.
A pesar de los recientes esfuerzos de las fuerzas del orden por frenar la violencia, el informe deja claro que queda mucho por hacer para asegurar la región y recuperarla de las garras de la delincuencia organizada.
Por Thiago Alves, reportero de Brazil Reports. Cubre temas de política, economía y sociedad para el medio. También es editor de CNN Brasil y tiene décadas de experiencia trabajando para algunos de los medios de comunicación más importantes del país, incluido el Grupo Bandeirantes de Comunicação.
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