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Navidad con sentido

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Hace unas dos semanas se graduó de psicóloga una de mis hijas en la Universidad Metropolitana. Tuvo el honor de haber sido elegida para pronunciar el discurso en nombre de los estudiantes. Sus palabras fueron para mí una sorpresa, pues no había leído el discurso antes. Y como se podrán imaginar, se me aguaron los ojos con sus palabras.

Lo nuclear del discurso fue la invitación a sus colegas a buscar el sentido a la hora de salir a la calle a trabajar, a insertarse en el mercado laboral. Insistió mucho en que el sentido estaba en ofrecer los propios talentos a la sociedad: a donarse al “otro” con amor. El trabajo, para ella, consiste en el esfuerzo por darse a los demás trascendiéndose a uno mismo, pues lo contrario es el centrarse en la propia excelencia egoístamente. Y esto último no haría a nadie un buen profesional, pues por más que se pudiese ser exitoso en ciertos aspectos, la evaluación global no sería plena, pues lo que satisface y completa realmente al ser humano es trabajar por el “otro” con amor. Y es que no otra cosa es el amor: es la trascendencia de uno mismo para centrarse en el otro, en hacer feliz al otro, en servir al otro.

Estamos en adviento, a las puertas de la Navidad. Una fiesta en la que celebramos el nacimiento del Niño Dios en Belén. Se trata de Dios que se hace hombre por amor, para salvarnos del único mal que es el pecado. Esta donación es ejemplo de cómo debe ser nuestra vida: una vida centrada en hacer felices a los demás, en ayudarlos, en amarlos, para ayudar así a Jesús a salvarlos de caminar senderos sin sentido.

Trabajar para Jesús significa ayudarlo a salvar almas. Y esto pasa por amar a los demás, aunque no los conozcamos. Cuando uno reza el corazón se ensancha y cuando cuesta rezar por algunas personas, no dudemos en decírselo a Dios con confianza. Esa oración cuenta, pues fue hecha con buena voluntad y con el esfuerzo por amar a alguien a quien cuesta amar.

Nochebuena es una fiesta para celebrar el nacimiento de Jesús: para celebrar su cumpleaños y lo bueno que es con nosotros. Su donación a nosotros es ejemplo de cómo debemos comportarnos ante un panorama tan difícil como el nuestro. En medio de nuestras circunstancias, no nos queda sino hacer el bien y rezar por todos. Esto nos dará la fortaleza que necesitamos para lidiar con las dificultades de nuestros días y amar a quienes nos cuesta. Esto dará sentido a nuestra vida: nos ayudará a reorientarla una y otra vez cuando la rabia y la desesperanza puedan oscurecer nuestro panorama. Y nos ayudará, también, a mantenernos unidos en la lucha por nuestra libertad como país.

Deseo a todos que nuestros corazones se abran en estos días para que caminemos con sentido: con esa trascendencia a nosotros mismos, de modo que nos centremos en los otros para amarlos y servirlos. ¡Feliz Navidad a todos!

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