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El Macho Pérez Marcano y la izquierda venezolana

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Unas sencillas palabras de reconocimiento al dirigente venezolano Héctor «el Macho» Pérez Marcano, luchador social y político que falleció a la edad de 93 años y que en su juventud fue un reconocido activista en la resistencia contra la dictadura de Pérez Jiménez.
Su trayectoria hasta el presente demostró que ser de izquierda implica también ser honesto, defensor de los derechos humanos y de los principios democráticos, a diferencia de los que gobiernan hoy nuestro país, quienes, ungiéndose bajo el manto de revolucionarios y socialistas, han devenido en la estafa más prominente que haya conocido la historia de América Latina.
El talante político de Pérez Marcano, junto a la generación de jóvenes adecos fundadores del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) -citamos a Américo Martín, Moisés Moleiro, Simón Sáez Mérida, entre otros-, resalta con errores y aciertos que el campo de la izquierda no es de pensamiento único ni monocolor, como lo ha pretendido presentar a nivel global la postura política conservadora liberal de derecha, al amalgamar en un recipiente el autoritarismo estalinista y la postura reformista socialdemócrata.
Es recordado por combatir la dictadura de Pérez Jiménez, contra la que organizó la gran huelga estudiantil del 21 de noviembre de 1957 como presidente de la Federación de Centros Universitarios.
Su vida política reconoció a un activista valiente y a la vez autocrítico, como lo demostró al admitir que el foquismo guerrillero guevarista fue un rotundo fracaso en la década de los sesenta del pasado siglo, para luego acogerse a la política de pacificación promovida en el primer gobierno del socialcristiano Rafael Caldera.
Esta posición la plasmó en el libro La invasión de Cuba a Venezuela. De Machurucuto a la Revolución Bolivariana mediante el valiente relato autocrítico del exdirigente del MIR Héctor Pérez Marcano, diestramente recogido e instrumentado por el historiador Antonio Sánchez García.
Luego de superar la trágica experiencia guerrillera fue un artífice junto a los citados compañeros en la reconstrucción de su amado partido el MIR a partir de la V Convención Nacional del partido. Al concretar esa fase en la década de los setenta, orientada a la conformación del gran Partido Obrero, que obtuvo importantes triunfos en Guayana, sindicatos petroleros del Zulia y de los centros industriales de los estados Carabobo y Aragua.
Pronto las dolorosas trompadas estatutarias e ideológicas en la década de los ochenta originaron la crisis y disolución del MIR y la posterior fusión con el MAS, donde jugó un rol fundamental en la concreción de la nueva coalición que permitió el desarrollo de la izquierda al conquistar numerosas alcaldías y gobernaciones en la década de los noventa.
Fue implacable con Chávez y sus seguidores golpistas hasta el presente siglo XXI, siempre los enfrentó, sin pelos en la lengua, con el verbo tenaz característico que sacudió al puntofijismo en la tribuna parlamentaria, cualidad oratoria reconocida como parlamentario por las fracciones socialdemócratas y socialcristianas.
Fue el último de toda esa pléyade de dirigentes históricos del MIR, militantes y constructores del partido, en fallecer. El primero en irse fue el ronco Moisés Moleiro en 2002, luego le sucedió tristemente Simón Sáez Mérida en 2005, cuando un orate bajo el puente Longaray lanzó un objeto que impactó en el parabrisas del vehículo y después en la humanidad del profesor y líder gremial. Posteriormente murió Américo Martín en 2022, quien destacara por su producción literaria y sus dotes de orador y líder. En resumen, impulsaron una política de principios democráticos en la que privó su condición de honestidad, sin establecer como condición el beneficio personal al percibirla como el eje de un mensaje coherente de lucha social en bien de todos los venezolanos.
Nos quedaba el último revolucionario -yo diría el último mohicano- de una camada de políticos que amó a Venezuela en toda su dimensión, que supo reconocer sus errores y al mismo tiempo reconocer que no sacrificaba su vida en vano, en pro de un país digno. Fue un ejemplo para las presentes y futuras generaciones. Mis condolencias a la familia. Hasta siempre, Macho.

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