A sus 83 años, el padre de Alejandro González de Canales Plaza carga con un peso tan inmenso como el de la injusticia que encierra a su hijo. Cada semana, con el cuerpo agotado por la edad pero el corazón fortalecido por el amor, emprende un recorrido lleno de obstáculos hacia la cárcel donde su hijo Alejandro permanece recluido desde hace 10 meses. Las largas filas bajo el inclemente sol, la humillación de los registros y la incertidumbre de si podrá verlo son apenas una fracción de las penurias que enfrenta.
Para este padre cada visita no solo es un acto de amor, sino también de resistencia. Con sus pasos vacilantes y su mirada cargada de dolor, desafía el sistema represivo que ha privado a su hijo de libertad y de una defensa justa. Sus manos curtidas por el tiempo ahora sostienen bolsas con alimentos y ropa, pero también llevan consigo un mensaje: no abandonará a su hijo, sin importar cuán adversas sean las condiciones.
Este sacrificio es el reflejo de lo que viven miles de familias venezolanas. La prisión de Alejandro no es solo un castigo para él, sino un calvario extendido a quienes lo aman. En cada visita, su padre enfrenta no solo las barreras físicas de una cárcel, sino también las emocionales de ver a su hijo tras las rejas, víctima de un sistema que ha hecho de la represión una política de Estado.
Cada visita es un acto de amor y de resistencia
A González De Canales Otero, el único familiar cercano Alejandro González De Canales en Venezuela, sólo le permiten pasar durante diez minutos. Antes de ingresar, los funcionarios de seguridad de la cárcel le obligan a ponerse una capucha y lo hacen caminar durante cinco minutos hasta llegar a un salón donde se encuentra con su hijo. No hay contacto físico entre ellos, un cristal les obliga a mantener distancia. Se comunican por un teléfono, en medio de las miradas de funcionarios que monitorean la comunicación.
Los cristales, sin embargo, no ocultan una realidad que es palpable. Alejandro González De Canales hijo, que acostumbraba ser una persona en buena forma física, ahora está mucho más delgado. Por lo poco que han sabido sus familiares y abogados, las raciones de comida son pocas. Además, sólo puede salir de su celda durante una hora al día.
“La única persona que ha podido ver a Alejandro González De Canales donde está detenido es su papá”, asegura el abogado Juan Luis González Taguaruco en conversación telefónica con El Nacional. Hasta la fecha, tras más de diez meses de la detención de González De Canales, sus abogados aún no han tenido acceso al expediente que les permita confirmar las imputaciones en contra de su representado.
En el proceso tampoco se ha constituido la defensa técnica, que debe garantizar al imputado la asesoría y acompañamiento de sus abogados. Y ello a pesar de la existencia de expedientes realizados por el Cónsul General del Reino de España D Marco Rodriguez C y por el padre de Alejandro González De Canales que lo seleccionan como abogado de su hijo.
Una detención sin causas confirmadas
A Alejandro González De Canales lo detuvieron funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) el pasado 9 de febrero de este año. Ese mismo día, también arrestaron a Rocío San Miguel, su exesposa. Ella se disponía a tomar un avión con dirección a España en el Aeropuerto de Maiquetía. Desde entonces, sus familiares y abogados aún desconocen de qué se le acusa a Alejandro.
“Todo es una especulación por su anterior relación con Rocío San Miguel. Ellos (los funcionarios que lo encarcelaron) suponen que la información que ella pueda publicar tiene como origen su relación con Alejandro González De Canales”, dijo González Taguaruco. A pesar de ser uno de los abogados seleccionados por la familia, ha sido impedido por las autoridades para juramentarse como tal. “Eso es lo que especulamos nosotros. Es la única justificación que encontramos para entender que este pobre hombre esté ahí detenido”, lamentó el abogado.
Hasta ahora, sin acceso al expediente del caso, los abogados y familiares de Alejandro sólo conocen que la Fiscalía lo imputa por supuesta obstrucción a la justicia, revelación de secretos políticos y militares, y asociación para delinquir. Al igual que a muchos otros presos políticos, se le ha impuesto la defensoría pública.
En espera de la audiencia
Por lo pronto, Gonzalez de Canales está recluido en un anexo de máxima seguridad del Rodeo I, en el Internado Judicial de El Rodeo. A las personas recluidas en ese lugar no los trasladan a un tribunal, explica el abogado. En cambio, les realizan audiencias telemáticas junto a otros reclusos. Sus abogados, González Taguaruco y Theresly Malavé, insisten a las autoridades para que se les dé acceso a esa conexión telemática. La próxima sesión de audiencia del juicio sería el 18 de diciembre del 2024. Pero podría ser suspendida sin previo aviso, como ya ha ocurrido en el pasado.
Desde que se retiró del Ejército venezolano, Alejandro Gonzalez de Canales dio un vuelco a su carrera profesional. Comenzó a trabajar para Chevron, la única petrolera estadounidense operativa en Venezuela. Allí ascendió hasta convertirse en el encargado de coordinar los vuelos de los empleados y directivos de la empresa.
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